El ratón de laboratorio (Historia cliché):
Parada, quieta, rendida. Estoy bajo la tempestad, la tormenta me azota y no tengo ganas de huir, no tengo ganas de resguárdame.
La vida ha jugado conmigo, con mis sentimientos. Me ha lastimado, me ha hecho tanto daño que mi corazón se ha roto en pedazos. Y después de todo, La vida ha vuelto para llevarse consigo los diminutos fragmentos.
No le bastaba.
No.
¿Que había de malo en mí?
Otra lágrima que se confundía con la lluvia resbalaba por mi mejilla, estaba muy rota y no lo podía esconder.
Una vez más. Já que irónico.
Cuando piensas que puedes con todo.
Cuando vuelves a sonreír, a ver las cosas desde el lado positivo.
Cuando aprendes a querer y ser querido. Siempre vuelve el dolor.
Y no sé por qué la felicidad dura segundos, y el dolor... bueno el dolor nunca tiene fin.
Cuando vuelves a sonreír, a ver las cosas desde el lado positivo.
Cuando aprendes a querer y ser querido. Siempre vuelve el dolor.
Y no sé por qué la felicidad dura segundos, y el dolor... bueno el dolor nunca tiene fin.
Yo siempre pago mis cuentas ¿Que hay con los demás? suelo preguntar.
Me escondo en la biblioteca en la sección que nadie visita, los libros son mis mejores amigos hasta que tengo que dejar el sitio para asistir a clases, a superar otra prueba. Y me mentalizo: Quizá hoy sea diferente, quizá hoy nadie se fije en mí, hoy quizá no llorare quizá mis muñecas no toquen la hojilla.
Pero yo era la reina de las idiotas al creer que podía pasar desapercibida hoy, de intentar ser feliz hoy.
Por otra parte, mi alivio era llegar a casa. Solo éramos mi pez, mi abuela y yo.
Mis padres. Increíbles cantautores cumpliendo su sueño de una gira internacional. En vez de volar por los cielos, naufrago más que el Titanic.
Tan contentos por ver a su hija después de un duro año, justo para la ocasión más importante: la admisión a la mejor academia.
Pero no paso.
Yo aún espero que me llamen, solo ha pasado un mes.
Soy fuerte.
-M
