Capitulo 7

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—Undertaker!—gritó entre risas uns azabache

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—Undertaker!—gritó entre risas uns azabache

—¿Si, sucede algo ___?—preguntó

—Basta me haces cosquillas—al parecer no se le entendía gracias a que reía

—no hasta que me digas dónde está mi bote de galletas—

—¿No te enojas?—el otro paro de hacerle cosquillas

—No, nunca me enojaría contigo—su típica sonrisa apareció en sus labios

—Es que me las comí... todas—la seriedad se hizo presente en el rostro del peligris y solo sus ojos se notaron en la densa oscuridad que estableció la escena

—Pe..pero si..si si..quieres te pu..puedo ha..hacer—su nerviosismo se hizo presente

Undertaker acorraló a La azabache hasta una pared cerca

—L..lo siento...—se quedaron así unos minutos mientras esta estaba cabizbaja 

Este rio y la abrazo —te dije que no me enojaría contigo, me gusta cuando estás nerviosa—

—Undertaker—susurró La azabache mientras correspondía en abrazo del peli gris

La mañana pasó así, el peli gris dándole mimos a al azabache y ella gustosa aceptaba y regresaba.

Parecía dos tortolitos.

—¿Undertaker que es eso?—preguntó mientras veía un frasco de color negro

—ooh eso, son cenizas—la miró mientras examina su rostro y lo copiaba en su memoria

—Cenizas? De quién?—tomó el frasco en sus manos con demasiado cuidado y observaba el recipiente

—Es de...—se quedó a medias

—Alguien que fue importante...—pensó

—De quien?—volvió a preguntar para después voltear su rostro y sus ojos se encontraron por un momento

—Undertaker...—murmuró, dejó el frasco con prisa y abrazó con fuerza al peligris

—N..no llores... lamento si dije algo que no debía...—titubeo nerviosa

—No estoy llorando

La azabache siguió abrazando al chico y con caricias en la cabeza calmo sus sollozos.

Una de las típicas sonrisas dulces enpalagaron la mente de Undertaker, seguido de un beso en la frente por parte de la chica.

(...)

—¡Sebastian!—llamo desesperado a su mayordomo

—Si, bocchan?

—¡Donde está mi hermana, no pudo desaparecer de un día a otro!

—He buscado por todas partes pero... No le encuentro y la funeraria se encuentra cerrada, entre pero... No hay nada más que algunos ataudes—confesó

𝓜𝓲𝓻𝓪𝓭𝓪𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora