7.El Perdón.

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Me desperté. Con suerte era sábado y había recuperado el sueño del día anterior. Casi era la hora de comer, por lo que decidí leer un par de capítulos del libro que Shay me había recomendado en mi móvil. Era una de estas típicas historias de amor, pero empezaba bien. Un Whatsapp. Drake. Este chico no iba a dejarme tranquila, iba a tener que perdonarle.
Drake:
Buenos días :) Esta tarde nos vemos.
Angie:
Ve preparando el ordenador, que va a haber que buscar kilos y kilos de información. Literalmente. Te aviso que hay que esforzarse para aprobar con este profesor. Esforzarse mucho.
Drake:
Tranquila. Lo tengo todo bajo control ;)

Se avecinaba mi primer suspenso en...¿toda la vida?

Comí macarrones a la boloñesa. La pasta es mi completa perdición. Espaguetis, lasaña, raviolis... Todas me encantan. Y cómo no, me encantaría probar la italiana de verdad. Desde que era una cría, mi sueño había sido poder viajar a Italia, no solo para probar la pasta... y la pizza y el helado, sino también para visitar aquellos parajes y ciudades que me parecían tener una belleza sin igual en el mundo. Roma, Florencia, Milán, Turín, Trieste, Sicilia, Toscana... Recorrer "la bota" de arriba abajo. Pero soñar era gratis y el viaje no. Así que estaba en mi lista de sueños pendientes. Quizá Arya me llevase de luna de miel, quién sabe.

Antes de darme cuenta me había acabado un plato gigante. Ya había asumido que iba a acabar mi vida obesa y con 50 gatos, pero estaba feliz con ello. Terminé con la cara llena de tomate y decidí ducharme antes de salir.

Necesitaba música para ducharme. No era una buena ducha si no cantaba, con esa gran voz de soprano que me caracteriza... en realidad de gato agonizando... pobre gato. El caso es que iba a elegir a Birdy en mis listas de reproducción, pero si juntaba sus canciones con el trabajo de después, podía acabar en suicidio, así que decidí poner The Vamps, que siempre me animaba.

Después de Wild Heart, Somebody to You y Last Night salí completamente renovada.

Jace estaba esperando con medio coche encima de la acera. Aparcar tampoco era lo suyo.

-Buenas tardes signorina.- Me habla en italiano y le quiero.

-Ya ya. Buena la clase de conducir el otro día, eeeeh pillín.- Levanté las cejas junto con mi tono inquisidor.

-¿Qué sabes?¿Arya te ha dicho algo?

-¿Qué se supone que debería saber? Jace, no puede haber secretos entre nosotros a estas alturas.- Le respondí. Ese tono sarcástico-humorístico era la clave en mí. Si no lo pillas no intentes entenderme.

-Creo que hubo un momento incómodo cuando nos tocamos la mano, pero nada más.

-¿En serio? Vaya... Arya me había dicho que os habíais enrollado en el asiento de atrás... Qué decepción...
-¿¡¿¡QUE TE HA DICHO QUÉ!?!?
La carcajada que solté me hizo llorar de la risa y el volantazo que dio Jace del susto me hizo golpearme la cabeza contra el agarradero encima de la ventana. Ahí estaba el karma, instantáneo.
-Era broma, melón. No nos mates y conduce recto. Me dijo lo mismo.
-¿Y no te dijo nada de mí?
-¿Y esa curiosidad, Jace?.- Tenía por costumbre contestar con más preguntas.
Me miró. Tenía esa carita. Esa en la que te brillan los ojos. Más incluso de lo que brillaban esos ojos color cielo normalmente. Y también el ceño fruncido. Tenia ilusión, pero también miedo, ese miedo de ser descubierto y de que toda su relación se fuera al traste. Su larga mirada me transmitió esa inseguridad que todo enamorado tiene ante una posible negativa. Menos mal que me miró estando parados en un semáforo, si no ya estaríamos volando a través del parabrisas.

It Was Always YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora