Los gritos de las chicas me perforaban las orejas.
-¿Dónde está la realeza Italiana y Francesa?- escuché preguntar a mi padre, el guardia negó con la cabeza y formuló una respuesta que no alcancé a escuchar
-¡Maxon!- gritó mi madre con desesperación- ¿Qué hacemos?
-¡Todos al suelo y aléjense de las ventanas!- ordenó él sobreponiéndose al ruido producido por los incesantes gritos.
La gente hizo lo que mi padre ordenó, yo incluido, mientras los pocos guardias que había se enfrentaban a los rebeldes que ya habían logrado entrar por las ventanas, y no tardaron en abrir de golpe las puertas del comedor. Mientras tanto yo no apartaba los ojos de Maya, ella me miró un segundo y al otro ya estaba en otra cosa.
Vi como uno de los rebeldes la tomaba del brazo con fuerza y me levanté de un salto para ir en su ayuda, pero un guardia me lo impidió.
-Señor, tiene que ir al refugio- dijo en mi oreja, pero negé con la cabeza, aquel hombre estaba arrastrando a Maya fuera de la habitación, y el guardia no hacía más que retrasarme-. Son ordenes del rey- esta vez utilizó un tono más duro, pero no le hice caso, lo empujé con fuerza y salí corriendo.
Fuera del comedor reconocí el cuerpo inerte del atacante de Maya, tirado en el suelo con restos de un florero que aparentemente habían estrellado en su cabeza, pero ella no estaba. No sabia hacia donde había corrido, pero lo que si sabia era que en los pocos segundos que tenía ella podría morir, igual que yo, igual que todos. Tomé la pistola que el hombre guardaba en un bolsillo y me fui.
Seguí moviendo las piernas por los pasillos cómo si no fuera más que un róbot que buscaba algo. Podía escuchar los golpes en el suelo causados por las botas de los guardias que corrían detrás de mí y aceleré el paso. A los pocos minutos me divisé por fin a Maya, un hombre estaba delante de ella y le apuntaba con su arma.
-Ya es suficiente- bramó con energía y escupiendo saliva. Rogué que la pistola que robé de su compañero tuviera balas y disparé directo al pecho del hombre.
Este se desplomó en el suelo con un golpe sordo dejando un pequeño charco color carmesí debajo de él que se iba haciendo más grande. Ignoré la horrible escena y miré a Maya, vi como las piernas le temblaban violentamente y me apresuré a estrecharla entre mis brazos con fuerza. Ella se quedó inmóvil mientras yo hundía mi cabeza en su cabello y le susurraba cosas tranquilizadoras al oído.
-Ella- susurró Maya entre sollozos, levanté la vista y me encontré con el cuerpo de Ella en el suelo, aparentemente inconsciente.
-Diablos- maldije por lo bajo. Estreché a Maya con más fuerza aún contra mí y ella por fin me devolvió el abrazo.
-Fue mi culpa- susurró hundiendo la cara en mi pecho, mi corazón se aceleró-. Él casi la mata por mi culpa.
-La salvaste- contradije. No tenía ni idea de lo que ese hombre quería hacer con ellas, pero sabía que no sería nada bueno. Solté a Maya y la miré a los ojos, ella respiró con dificultad y se subió el tirante del vestido; estuve por agregar algo pero los soldados llegaron de repente.
-¡Señor!- exclamó uno de ellos-. Debe ir al refugio, ya.
Su tono no admitía réplica, y ahora que había encontrado a Maya no planeaba ponerla en peligro ni un segundo más.
-Ayuden a la princesa Ella- ordené, uno de ellos se movilizó rápidamente y cargó su cuerpo inerte. No me preocupaba pues no parecía estar sangrando ya y su respiración era constante. Miré a Maya, tenía los ojos fijos en el suelo y noté que se esforzaba por no echarse a llorar de nuevo.
-Vamos- susurré en su oído, le pasé un brazo por los hombros y nos dirigimos al refugio flanqueados por los demás guardias.
***
-¿Estás bien?- pregunté por enésima vez en esa media hora, había ido con todas las seleccionadas que quedaban para asegurarme de que estuvieran bien. Al recibir el último asentimiento de cabeza regresé con Maya, no quería estar con nadie más.
Mis padres hablaban entre ellos de cosas que no quería escuchar junto con los reyes de Francia e Italia, ellos sabían lo que hacían y decidí no involucrarme por el momento. Kile había ido con una chica llamada Julie y ambos mantenían una animada conversación, parecía que incluso habían olvidado dónde se encontraban. Recorrí la habitación con la mirada y me encontré con Megan hablando con las princesas de Francia e Italia; en sus caras podía ver el nerviosismo.
-¿Estás bien?- esta vez la pregunta no salió de mis labios sino de los de Maya, me volví hacia ella sorprendido y asentí con la cabeza-. No lo pareces.
-Estoy preocupado- dije sin más. Tenía un nudo en la garganta y el estómago comprimido-, no pasa nada.
De improviso, Maya me abrazó, dejó escapar el aire y se acurrucó pegada a mi cuerpo como un gatito. Me sorprendí ante su arrebato de cariño y la abracé con indecisión.
-Por un segundo creí que iba a morir- susurró en tono sepulcral
-Yo también- admití-. Y me aterré- intentaba justificarme a mí mismo y a ella lo que había hecho-, no quise que eso pasara.
-Hiciste lo que tenías que hacer- dijo, y de algún modo sus palabras me liberaron de la culpa que sentía por haber matado a ese hombre. Después de un segundo Maya volvió a romper el silencio-. Estás mirando fijamente a tus padres.
-Me intriga lo que dicen- suspiré con impotencia, no podía implicarme en sus conversaciones, a sus ojos yo seguía siendo muy joven-. Me gustaría poder ayudarlos.
-¿Y por qué no?
-Sigo esperando la oportunidad de hacer algo grande- confesé. Ella me miró a los ojos y pude percibir una pizca de lástima en ellos.
-No esperas a que aparezca la oportunidad- dijo al tiempo que una sonrisa se dibujaba en su rostro-. Tu vas a buscarla; y, con suerte y dedicación, la encuentras.
Me quedé pensando en eso, nunca lo había planteado de esa manera; para mí sólo era una larga espera a que mis padres decidieran que estaba listo para gobernar, nunca me había permitido soñar con algo más que no fuera estar en el palacio. Me giré hacia Maya para responder pero me di cuenta de que sus ojos estaban cerrados, se había relajado y su respiración era regular. Ya estaba dormida. Le di un beso en la frente e intenté imitarla para, por fin, irme de ahí aunque fuera sólo en mi imaginación, y esta vez sí la dejaría volar.***
Normalmente no hago estas cosas, escribir una nota al final del capítulo, pero creí necesario informar que, desafortunadamente, mi periodo de vacación ha concluido. Entro al cuarto semestre de preparatoria y la cosa se va poniendo más dura. Entre deberes, proyectos extras, gimnasio e intentar no matar a ese muchacho inútil que todas tenemos, mi tiempo para escribir se reduce considerablemente.
No se preocupen, esta historia se terminará cueste lo que cueste, así me tome años- dramatización-. En todo caso agradezco sus comentarios y sus votos. De verdad, intentaré actualizar lo más seguido posible, y si en algún momento pasa mucho tiempo y no saben nada de mí, no se preocupen, que no he muerto, pero deben saber que soy una persona muy tiquis miquis, y si el capítulo queda feo, no lo subo.
Besos e infinitas gracias.

ESTÁS LEYENDO
Mi Selección: La lucha por un príncipe.
FanficCasarse con un príncipe es el premio, ni más ni menos. Hijo de un rey benévolo, Maxon; y una reina inteligente, America. Para la familia real las castas ya no son un problema, pero no se dan cuenta de que bajo sus pies el problema aún persiste. ¿Ser...