El Lobo De Mis Sueños

※Cap 11※

P. O. V Kailer

Desperté lentamente al sentir algo húmedo en mi mejilla al abrir mis ojos ahí estaba un lobo bastante grande de color grisáceo y negro con los ojos violeta. Este mismo estaba lamiendo mi mejilla, por el olor supe que era Alec así que este al verme despierto salto de la cama y se des transformó quedando desnudo frente a mi haciendo que los recuerdos del día anterior surcaban mi mente haciendo que mis mejillas se colorearan de rojo. El se acercó hacia mi sonriendo y se acomodó a mi lado besando mi frente mientras me abrazaba.

Buenos días, que tal has dormido bebé -dijo mientras yo me pegaba más a su pecho -

Bien, sobre todo por que estaba a tu lado -dije dándole un beso. Nos quedamos un largo rato tumbados en la cama -

Me encantaría quedarme más rato así pero creo que es buen momento para presentarte a la manada, después de todo, ya están convocados a las 16:30 -dijo el sonriendo haciendo que me pusiera nervioso inmediatamente-

Que? , es broma no -dije mirándole incrédulo - me estas diciendo que hoy me vas a presentar a tu manada, se te ha ido la Olla

Si, pero solo se me ha ido la olla por ti -dijo giñando me un ojo y poniendo una sonrisa coqueta- y vete preparando por que ya son la una de la tarde

Me levante lentamente de la cama mientras sentía algo deslizarse entre mis piernas, si antes estaba avergonzado ahora lo estaba el triple. Me metí a la ducha para limpiar los restos de la noche anterior, me lave los dientes y me cambie poniendo me una sudadera color azul oscuro de Alec la cual me queda un poquito grande ya que soy bastante bajito para mi edad, me puse unos jeans cortos . Baje a desayunar sintiendo las miradas de algunas personas que paseaban desde temprano por la casa principal de la manada, al bajar me encontra allí a Spencer hablando por teléfono animadamente y supuse que sería Caleb al verlo decir Amor al teléfono. Me senté y encontré a unos chicos que parecían tener a penas 5 años jugeteando en la cocina uno de ellos se nos acercó y miro a Spencer fijamente, yo mientras tanto estaba concentrado en mi comida.

Disculpa Spencer, por que sale un olor tan Rico de tu tripa -dijo el niño haciendo que tanto yo como el nos atragantaramos.

Ohh, tu hijo/hija ya encontró a su mate -dije burlando me mientras le sonreía burlon-

chico -dijo el pequeño niño arrugado la nariz como si algo le estorbara- aun que también hay una chica, pero ella no me importa -dijo acariciando el estómago de Spencer-

Madre mia, son dos -dijo Spencer prácticamente llorando-

No son dos, son tres, los dos chicos huelen bien -dijo sonriendo. madre mia la que le esperaba a este pequeño-

Dios mío, que puntería tiene mi hermano -dije riéndome haciendo que Spencer se sonrojara- porfi le puedo dar yo la noticia -dije haciendo un puchero-

De hecho ya lo ibas ha hacer muero de sueño -dijo lavando el plato que había usado con anterioridad.

Ok, chau me tengo que ir. -dije dándole un beso en la frente a Spencer, no se por que pero tenía unas especie de amistad con el desde que los conocimos nos caímos lindo. Además el era dulce y bastante simpático por lo que prácticamente es como u na amistad a primera vista, después de todo si existe el amor por que no la amistad.

Baje las escaleras de la entrada para dirigirme al hospital, decidí hacerle una vista a Caleb y de paso saludar a mi primo Akemi, hacia años que no le veía, Bueno tal vez este exagerando pero para mi el era como un hermanito mayor el cual me consentía, y ya llevaba sin verlo casi cuatro meses por lo que se que al encontrarme lo intentaría matarme a besos. Al llegar al hospital camine por todas los pasillos hasta llegar a su puerta. Al abrir la puerta allí estaba el, están charlando tranquilamente con un chico que nada más darse la vuelta reconocí como Akemi el cual se lanzó hacia mi gritando que por que no había visitado antes el hospital y de más.

Ake, te hechaba de menos -dije abrazando lo como por quinta vez.

Pequeñito, yo también un montón -dijo sonriendo, escuche un gruñido venir de la camilla y ví a Caleb mirarme fastidiado-

Te marco ese pulgoso -dijo el Caleb con un tono triste en su voz. -

Madre mia si eres así de protector conmigo no puedo esperar a ver como lo serás con ellos. -tanto Caleb como Akemi me miraron extrañados. No es la mejor manera de contarlo pero, vas a tener tres cachoros-a Caleb inmediatamente se le pusieron los ojos en blanco y por un momento pensé que se desmayaria-

Que!! -grito Akemi- no me lo creo encima voy a tener sobrinitos y no me entero -dijo haciendo un puchero-

Por si faltará algo, hoy en el desayuno Ryan se acercó y nos dijo que Spencer tenía a dos de sus mates en su vientre, así que hermanito, relación más incestuosa no podía faltar, después de todo Ryan es nuestro hermanito adoptado -dije viéndolo desmayarse o casi hacerlo por lo que comencé a reir-

No me lo creo ese ¡¡Ahg!! Siempre supe que no era de fiar ese pequeño mocoso -dijo soltando un montón de maldiciones en griego, el cual era el idioma que hablaba nuestra madre, solo que ella al ser vampiresa y demonio venida de una familia tradicional nada más hablaba griego antiguo y castellano.

De verdad que voy a ser tío -dijo Akemi con cara de trauma-

Y para cuando los tuyos con Hiro -dije riéndome al verlo sonrojarse-

Que tanto hablan de mi -y como si lo hubiéramos invocada allí estaba Hiro el mate de mi primo y también el mejor amigo de mi hermano -

Por que tienes que salir de la nada, te enseño Liz -dijo Caleb con un tono de susto

Buenas a ti también, y te lo aclaro idiota -dijo acariciando mi cabeza para hacerme saber que me hablaba a mi- cuando quiera tendré hijos, no te atrevas a hablar de eso sin antes aplicar te el cuento -dijo rodando los ojos-

Si mami -dije dándole un beso en la mejilla-

Asi me gusta hijo mío -dijo sigiendome el juego para luego estallar todos en carcajadas. En ese momento escuche mi teléfono por lo que nada más mirarlo me sorprendí al ver que eran las 15:45 por lo que tendria que correr
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Ḫe̮y̮, ḫe̮c̮ḫa̮s̮t̮e̮i̮s̮ d̮e̮ m̮e̮n̮o̮s̮ e̮s̮t̮a̮ ḫi̮s̮t̮o̮r̮i̮a̮?. P̮o̮r̮ q̮u̮e̮ y̮o̮ m̮u̮c̮ḫo̮, ḫa̮c̮e̮ b̮a̮s̮t̮a̮n̮t̮e̮ n̮o̮ e̮s̮c̮r̮i̮b̮o̮ y̮a̮ q̮u̮e̮ t̮u̮b̮e̮ u̮n̮ p̮r̮o̮b̮l̮e̮m̮a̮ c̮̮o̮n̮ e̮l̮ w̮i̮f̮i̮, y̮a̮ q̮u̮e̮ n̮o̮ p̮u̮e̮d̮o̮ r̮o̮b̮a̮r̮l̮e̮ w̮i̮f̮i̮ a̮ m̮i̮ v̮e̮c̮i̮n̮a̮ d̮e̮l̮ p̮u̮e̮b̮l̮o̮ t̮o̮d̮o̮ e̮l̮ d̮ía̮ . A̮s̮í q̮u̮e̮ p̮a̮r̮a̮ l̮o̮s̮ s̮e̮g̮u̮i̮d̮o̮r̮e̮s̮ d̮e̮ e̮s̮t̮a̮ ḫi̮s̮t̮o̮r̮i̮a̮, n̮o̮ o̮s̮ p̮r̮e̮o̮c̮u̮p̮éi̮s̮ q̮u̮e̮ l̮o̮ m̮ás̮ s̮e̮g̮u̮r̮o̮ e̮s̮t̮a̮ ḫi̮s̮t̮o̮r̮i̮a̮ c̮̮o̮m̮e̮n̮z̮a̮r̮a̮ a̮ s̮e̮r̮ a̮c̮t̮u̮a̮l̮i̮z̮a̮d̮a̮ m̮ás̮ f̮r̮e̮c̮u̮e̮n̮t̮e̮m̮e̮n̮t̮e̮ d̮o̮s̮ s̮e̮m̮a̮n̮a̮s̮ d̮e̮s̮p̮u̮és̮.    C̮ḪA̮U̮ M̮ I̮S̮ P̮A̮R̮A̮N̮O̮R̮M̮ A̮L̮E̮S̮ F̮A̮V̮O̮R̮I̮T̮O̮S̮ =^._.^= ∫