Capítulo Cuatro: La Cita Arruinada

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Dipper:

Era de día, las siete en punto para ser precisos. Dipper se había levantado primero que todos, se había cepillado los dientes, el joven no estaba para nada con sueño, llevaba puesto una remera blanca ademas de unos pantalones cortos negros y una sandalias que no eran para nada de su medida. Él estaba super feliz, hoy tendría su tan esperada cita con Pacifica Noroeste, aquella hija de la familia más rica del pueblo, que había perdido su herencia.

Dipper salio del cuarto y se aproximo rápidamente al baño, pero al instante de entrar se encontró con su tío Stan.

—¡Tío Stan! Creí que estabas dormido —saludó Dipper abrazando a su tío tan amado—. Yo estaba... —Dipper señaló al baño y camino hacia la puerta—. A punto de ir al baño.

Stan notó las sandalias que Dipper llevaba puestas.

—Chico, ¿esas son mis sandalias? —preguntó Stan, antes de que Dipper cerrara la puerta. Pero, antes de voltearse y caminar lejos, levantó las cejas por el comportamiento de su sobrino—. ¿Por qué estará tan feliz?.

Dipper cerró rápidamente la puerta cuando su tío Stan decidió salir. Luego, comenzó a cepillarse los dientes y a arreglarse su despeinado cabello... estaba todo alborotado.

—Siempre tengo la costumbre de despertar con el pelo alborotado, típico de mi —agregó Dipper mientras trataba de arreglar lo mejor posible su cabello. Para él era todo un calvario, ya que el intento no resultaba—. ¡Demonios!.

Alguien tocó la puerta desde afuera, por lo qué Dipper se preguntó quien era.

—¿Qué ocurre Dipper? —preguntó Mabel detrás de la puerta—. ¿Estas bien?.

Dipper dudó si en decirle o no sobre la cita con Pacifica, por lo que luego de varios segundos sin hablar se atrevió a soltarlo.

—Tengo... tengo... tengo... una cita con... —Dipper decía tímidamente y muy avergonzado, pero luego dijo la frase completa, sin trabas—. Tengo una cita con Pacifica, y estoy tratando de arreglarme el cabello.

Detrás de la puerta no se oía nada, por lo que Dipper se quedo extrañado. Pero luego, cuando pensó que todo había acabado, su hermana pateó la puerta como una loca, estaba feliz y llevaba en sus manos una caja de útiles.

—¡Que demonios Mabel! —gritó Dipper al ver como su hermana entraba de golpe al baño.

—¡Mabel te ayudará en esta cita! ¡Mabel logrará que des un beso con Pacifica Noroeste! ¡Mabel logrará que finalmente consigas la novia indicada! —gritó Mabel entusiasmada sentando a Dipper y tocando su cabello, ella estaba sorprendida—. ¡Ugh! Tu cabello esta todo alborotado, Dipper.

Dipper rodó los ojos y soltó una mueca.

—Ni que lo digas —afirmó.

—Bueno, comencemos —agregó Mabel sacando unas tijeras de la caja—. Esto... dudara un tiempo.

La cara de Dipper expresaba miedo, por lo qué su hermana podría llegar a hacerle con esas tijeras. Veinte minutos después, Mabel había terminado de cortar el cabello de Dipper, por lo qué suspiró y levantó los brazos en señal de victoria, pero... el cabello de Dipper seguía igual que antes, largo y con muchos rulos, pero ya no estaba alborotado.

—No lo entiendo. Mabel no puede fallar en esto —afirmó para ella misma, con una cara de sorprendida. Luego, guardó las tijeras en la caja—. ¡Desperdicie veinte minutos para nada!

Mabel salio corriendo del baño, dejando solo a Dipper. Luego, Dipper tocó su cabello, sin ninguna cara de sorpresa.

—Con esto debe bastar —agregó Dipper levantándose y caminando fuera del baño.

Gravity Falls: Juego Final [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora