Seokjin

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Seokjin, 2 de marzo, año 2019.

La sala del director a la que había entrado siguiendo mi padre emitía un olor húmedo. Habían pasado diez días desde mi llegada de Estados Unidos y fue ayer que me dijeron que, debido a la diferencia en el sistema escolar, me tenían que retrasar un año. —Se lo encargo. — mi padre me puso la mano sobre el hombro, con lo cual se me encogió el cuerpo.— La escuela es un lugar peligroso. Se necesita estar controlada. —El director me miró fijamente a los ojos. Cada vez que le abría la boca, las mejillas arrugadas y la piel alrededor de la boca les temblaban imperceptiblemente. Dentro de los labios negros, estaba completamente rojo y oscuro.— ¿No piensas así, Seokjin?— Titubeé por la pregunta repentina, haciendo que mi padre pusiera más fuerza a la mano sobre mi hombro. Aquella fuerza me hizo sentir un pinchazo en el cuello.—Confío en que te comportarás bien. — El director insistía en mirarme a los ojos y mi padre puso cada vez más fuerza en su mano. Fue tan doloroso que pensé que se me rompería el hueso del hombro y apreté los puños.—Me tienes que mantener informado, ¿si? Tienes que ser un buen estudiante, Seokjin. —El director me miró sin sonreír. —Entiendo. — contesté haciendo todo el esfuerzo posible y en este momento desapareció el dolor. Después escuché las risas de mi padre y del director. No podía levantar la cabeza. Sólo veía los zapatos cafés de mi padre y los zapatos negros del director. La punta de sus zapatos brillaban con la luz que venía de un lugar desconocido.

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