NOTAS BTS

Hoseok

Hoseok, 16 de mayo, año 2022.

La casa es el lugar en donde puedo ser yo mismo más que en cualquier otro lugar del mundo. Cuando estoy en casa, a veces grito algo con todas mis fuerzas o canto por la ventana abierta. Hay veces que pongo música y empiezo a bailar. Algunas noches, me despierto del sueño con la  cara empapada de lágrimas. Una vez despierto, me quedo acostado por un rato, mirando el techo. Más que nada, cuando estoy en casa, nunca me colapso por la hipnolepsia.
     Al salir del hospital, Jimin no fue a su casa. Vino a la mía y ahora estaba apoyado sobre la barandilla de la azotea, observando la ciudad desde arriba. Estaría mirando cosas como la ubicación de nuestra escuela y de TWOSTAR BURGER, y la manera en que luces del ferrocarril cambian. También buscaría su casa. Eso era como un instinto humano que todos teníamos: el buscar nuestras casas cuando estamos en un lugar alto o cuando tenemos un gran mapa enfrente.
   ¿Pero por qué no se habrá ido a su casa? Le iba hacer la pregunta pero al final me quedé callado. Debía de estar confundido en este momento y no le quería hacer preguntas innecesarias. Podía más o menos suponer la situación recordar la madre de Jimin que vi en la sala de emergencia. Yo no era alguien que hacía preguntas a sus amigos. Habia muchas razones por las que me optaba por no preguntar : porque podía saber la respuesta aunque no me lo dijeran; porque podría ser algo difícil de contestar; porque podrían molestarse cuando se amontonen tartas preguntas.
      La verdad, cuando encontraba a mis amigos pasar por TWOSTAR BURGER, me preguntaba cuál serían sus destinos. Pero nunca salí por la puerta a preguntarles. ¿A dónde esta yendo Jungkook con esas heridas? ¿El taller de Yoongi quedaba en esa dirección? ¿Por qué Namjoon habrá dejado la escuela? ¿Dónde habrá aprendido Taehyung a dibujar grafiti? Al pensarlo bien, yo no sabia mucho sobre mis amigos.
     —¿La encontraste? -me acerqué a Jimin y le pregunté —¿Qué cosa? -Jimin me preguntó.
—Tu casa —le contesté  y él afirmó con la cabeza. —Yo crecí en el orfanato que se ve por ahí.—Señalé el otro lado del femocarril—¿Ves la gasolinera en donde trabaja Namjoon? Si te vas hacia donde está el río pasando la gasolinera, hay un supemercada. Atrás de ese supemercado hay una luz neón en forma de un trébol. Al lado izquierdo está el orfanato. Creo que viví un poco más de diez años ahí.
—Jimin me miró como si quisiera preguntar por qué le estaba contando esta historia. Todos mis amigos sabían que yo había crecido en un orfanato. Para mi, ese lugar siempre fue mi casa. No es que me haya forzado a pensar de esa manera para estar en paz. De verdad, lo consideré como mi propia casa. Nada más que mamá no estaba en esa casa. —Te mentí una vez. —Ni a Jimin ni a nadie le había
dicho que mi hipnolepsia era falsa. Tal vez fue por eso que nunca le pude hacer ninguna pregunta. No porque me preocupara lastimarlos, sino porque yo mismo Ilevaba una mentira dentro de mí  y no tenía el valor de decir la verdad. Porque si decía la verdad, tenía que admitir que no había alguien al que le pudiera llamar mamá, no sólo en la casa que llamaba orfanato, sino en este mundo entero. Tal vez fue por eso que nunca le pude preguntar a ninguno de mis amigos sobre su situación o circunstancia.
        Jimin no era hábil en esconder sus emociones. Se le veía en la cara que estaba muy sorprendido. Pedirle una disculpa no era suficiente. Lo había asustado y desconcertado ya varias veces. Estoy seguro de que habrá Ilorado cuando me vio colapsar por primera vez. —Pero no lo hice a propósito. Había maneras de mejorarme, pero las ignoré. Está complicado, verdad? Es que ni yo lo entiendo muy bien.
     —¿Entonces, ya te encuentras bien? -Jimin, que sólo me estaba escuchando, se volteó hacia mí y preguntó. ¿Estoy bien? Me pregunté a mí mismo. Jimin seguia mirándome. En su cara no había ningún sentimiento de reproche, ni compasión. La ciudad brillaba bajo nuestros pies.—Quién sabe. No lo sé. Pero lo llegaré a saber con el tiempo. ¿Que emoción, no? -Jimin sonrió y me reí con él.