Yoongi

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Yoongi, 15 de junio, año 2022.

Me desperté de un extraño sueño. Escuché que alguien tocó la puerta y me levanté, pero ya no se escuchaba nada. ¿Lo habré escuchado en el sueño? ¿Qué hora es? Agarré el celular, pero no tenía bateria. Entonces lo puse a cargar y me levanté. Me dolió la cabeza y me pesaban los hombros. La canción en la que estaba trabajando hasta hoy en la madrugada seguía prendida, repitiéndose sin cesar. Me había desvelado varías noches ya para terminarla, pero aún no podía descubrir la clave para resolver el problema de la pieza.
Tal vez fue porque esa canción estaba repitiéndose todo el tiempo, que en el sueño divagué entre la niebla, siguiendo el sonido tenue de un silbato. Después de un rato Ilegué frente a un jardín de un edificio de departamenlos. Entre el abundante pasto que crecía por la base del tronco de un árbol, había una tecla de piano que estaba medio quemado, cubierto de tierra y de hojas podridas. Entré al jardín y extendí la mano para agarrar la tecla. Pero justo en el momento en que iba a tocarla, los edificios, la niebla, el sonido del sillbato y otras cosas más se completo, y al siguiente segundome encontraba en medio de este taller. Vi a lo lejos que Jungkook y yo estabábamos sentados enfrente del piano. Jungkook dijo algo y me reí. ¿Cuándo habrá sido? No recordaba la fecha exacta, pero esa
escena en sí seguía clara en mi mente. Es más, esa escena había sucedido en muchos otros días. En ese momento se oscureció afuera y me encontré caminando por una calle en medio de la noche. Estaba en camino de regreso del mar. Metí la mano en el bolsillo mientras le contaba a Hoseok sobre las canciones en las que estaba trabajando y sentí la tecla del piano en la punta de mis dedos. El sueño continuó de manera confusa aun después. Diferentes momentos y memorias se superpusieron y se mezclaron en desorden.
Estaba a punto de apagar la música, cuando escuché otro ruido por la puerta. ¿Quién podrá ser? Salí afuera pero no había nadie. Tomé un vaso de agua y me eché sobre el sofá. Las últimas semanas se pasaron demasiado rápido. No era tan fácil lidiar con un trabajo que habia empezado de súbito. Al principio no podía concentrarme y tampoco adaptame a trabajar con un compañero.
La mujer era alguien audaz y honesta. Visitaba el taller cuando ella quería y me calificaba el trabajo de manera directa, sin vacilar. Cada vez que sacaba un cigarro para fumar, me quitaba el encendedor y me daba una paleta su lugar. También, me regañaba para que me dumiera o comiera bien. No podía refutar sus acciones porque la música que ella tocaba y las canciones que ella componía eran buenas, y porque sus evaluaciones eran correctas.
Eso me provocó. Las horas que pasaba en el taller se alargaron. Perdí el sentido del tiempo y me dediqué a trabajar, y una vez que empezaba con el trabajo, me desvelaba sin
falta. No recibía ninguna Ilamada ni checaba los mensajes. Estaba tan nervioso que no quería hablar o ponerme en contacto con nadie. Apagué todas las aplicaciones de chat y las alarmas. Me preguntaba, ¿si es que no hubiera perdido el tiempo y no hubiera dejado la música hasta ahora, habría podido ser hábil como ella? No quería perder contra ella.
—Esto es realmente bueno —dijo ella después de haber escuchado mi trabajo ayer en la noche. Era pieza que había desarrollado de un trabajo pasado—. En serio, está muy bien.—Me dio la impresión de que había escuchado aquellas palabras en otra ocasión y traté de recordarla, pero en ese momento la mujer sacó la guitarra. Ella pronto creó un acorde para la pieza y empezó a tocar una variación, y yo también me senté frente al piano.
—No te olvides de vernos mañana temprano en el hospital.—Habían pasado dos horas cuando la mujer se levantó con la guitarra para irse. La miré como si no tuviera idea de sus palabras y ella puso una cara atónita. Entonces recordé que me había contado sobre los conciertos que ella daba en los hospitales o las escuelas sin costo. Fue la semana pasada que me propuso acompañarla al siguiente concierto. Aunque no le contesté, la mujer decidió que yo la acompañaría. Me dijo que me marcaría mañana temprano y que contestara su llamada a como dé lugar.
Después de que se fue la mujer, me senté frente al piano de nuevo. La pieza que había creado no era mala, pero sentía que le faltaba algo importante. La vez que trabajé en
ella hace tiempo, la pieza tenía algo en especial que ahora carecía. La modifiqué varias veces, pero nada me convenció. Insatisfecho por los resultados, me levanté del asiento del piano. Tal vez extrañaba la versión anterior porque ya no la recondaba bien. Podría ser mejor que desarrollara un poco más la versión actual. Miré hacia la ventana y ya estaba empezando a amanecer.
Escuché que el celular cargado se prendió con unas vibraciones. Ella todavía no me había marcado. Me acosté en el sofá de nuevo. Fue sólo unos minutos después que sonó el celular. Al ver el nombre de Jimin en la pantalla, me acordé de una escena del sueño que tuve ayer. La casa estaba rodeada de Ilamas y alguien me preguntó. —¿Hay alguien en casa? —Le contesté: —No, no hay nadie.
—La escena cambió y me encontré sentado en el cuarto de mi madre que tenía la luz apagada. Dijo mi madre: —Si es que no te hubiera tenido... Si es que no hubieras nacido...
No recuerdo bien cómo me salí del taller y llegué al hospital. Estaba subiendo las escaleras como un loco cuando recuperé la conciencia. El pasillo del hospital era extrañamente largo y oscuro, por el cual pasaba gente en bata de paciente. Me empezó a acelerar el corazón. Los rostros de todas aquellas personas estaban demasiado pálidos e inexpresivos, como si estuvieran muertas. Podía escuchar el sonido de mis respiros ásperos dentro de la cabeza.
Detrás de la puerta entreabierta estaba Jungkook en bata de paciente, acostado. Debía de estar dormido, aunque a mi me parecía estar muerto. < Los doctores dijeron que era un milagro que él estuviera vivo. Fue aquella noche, cuando nos regresamos del mar. > La voz de Jimin seguía resonando en el oído.
Me volteé. No podía quedame mirándolo más. Innumerables escenas pasaron delante de mis ojos: la llama que ardía crepitaba dentro del tambo de metal en el sitio de construcción; el cuarto de mi madre que siempre tenia la luz apagada; el sonido del piano que escuché entre las Ilamas; la silueta trasera de Jungkook que estaba tocando el piano con torpeza en la tienda de instrumentos musicales; la imagen de Jungkook tirado en medio de una calle vacia, solo; el dolor y el miedo que habrá sentido Jungkook mientras perdía la conciencia...
Dijo que era mi culpa. Dijo, <Si no hubieras existido... > Era la voz de mi madre. No, era mi voz. No, era la voz de alguien más. Sufrí por un largo tiempo debido a aquellas palabras. Nunca quise creer en ellas, pero ahí estaba Jungkook acostado, dentro de un hospital en donde había pacientes con rostros de unos muertos. ¿Si es que lo hubiera ignorado y dejado solo en la tienda de instrumentos musicales, o si es que me hubiera muerto dentro de aquellas llamas, todo esto no habria ocurrido?
En ese momento, la melodía de una guitarra se clavo en mi mente. El sonido de la guitarra de la mujer se superpuso con el sonido de las llamas que ardían, el sonido del piano y otros sonidos más. Me abracé la cabeza y tapé el oído.
Aun así, el sonido de la música creció cada vez más, hasta que al final me di la vuelta h empecé a correr por el pasillo. Me tropecé con aquellos que iban pasando, pero no tenía el tiempo para cuidarme de eso. Alguien me gritó enojado. Sin embargo, no volteé. Tenía que huir de estis sonidos e ilusiones. Me dolía la cabeza. No tenía el valor. Corrí por el pasillo, vacilando, y me salí del hospital.

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