En la mente turbulenta de aquel artista se exhiben las mejores obras de lo que fue su última relación frustrada. Aquella habia sido la mas larga, habia sido la que sacudió el mundo del joven y lo echó a volar libre con sus ideas. Fue la que dió esperanzas de siempre y revolución. Por eso se la conmemoraba.
El evento es enorme. Cada sala cuenta con estatuas, pinturas, textos, videos y shows de danza que van de lo más concreto a lo mas abstracto en cada temática.
Por ejemplo, un pasillo largo cuelga en su pared que va del blanco al negro en degradé las fotos más icónicas de la pareja. Con la primera foto, timida y torpe, que se habían sacado junto a un río en una punta y la última en la que se pudo plasmar aquel amor puro que sentían uno junto al otro al otro extremo.
Esos pasillos los caminaban lentamente seres que conocían la historia entera y que como a dos personajes de una famosa serie, los habían amado, odiado, llorado, idealizado, olvidado y recordado. Así que todo tipo de huracanes removía los estómagos de los visitantes.
Otra de las salas contenía momentos inolvidables junto a la música que tanto disfrutaron. Era un recopilatorio que iba de la melancolía a la euforia, divertido por las tonterias y dramático por las peleas. Bailando lento en el balcón, peleando en la calle, viajes somniferos de colectivo, aventuras de noches diferentes.
La claridad matutina se tornaba rojiza y el dia avanzaba hacía la oscuridad violeta de la noche. Las nubes se contornean de sol.
El sexo tiene una sala propia. Menos imponente pero bastante concurrida. No todos los visitantes daban el paso necesario para entrar. Y muchos de los que sí no lo daban para salir. Que tan poético puede que dos almas se vuelvan una en cuerpo? Esta pareja lo entendía mientras las ventanas ocultaban la luz naranja y rosa del atardecer.
En otra sala, un ente despiadado tuvo la idea de recordar y enumerar las decisiones que de haber sido tomadas de otra manera hubieran cambiado todo el curso de la relación. Pero bueno... Los casos más tristes como aquella vez que no se tomaron el tiempo de charlar sobre sus inseguridades se compensaban con los casos en los que de hacer lo que no se hizo todo hubiera sido, cuanto menos, gracioso de ver. Como meterle la traba a esa tía pesada aquella vez o hacerle ese comentario estúpido al suegro. Cosas que solo pasaron en la imaginación de los espectadores; hechas ficción como versión alternativa.
El sol se ocultó y dió lugar a la noche.
El evento de cierre que todos esperaban estaba a punto de empezar. Las expectativas eran muy altas. El nivel de toda la muestra fue fabuloso, el final no podía ser menos. La sala desbordaba, no cabía tanta gente dentro. Los rincones estaban ocupados y los escalones ya habían sido tomados como asientos. Los murmullos y pataléos de la gente no cesaba ni cuando se apagaron las luces.
Empezó. Del negro total de la pantalla no se distinguía nada, solo abstracciones negras. Una melodía crecía poco a poco, melodía muy reconocible. Entonces se oyó una voz como un recuerdo fuerte adjuntado a las imagenes que se aclaraban. Dando un vistazo a la sala era obvio que nadie entendía lo que estaban viendo. El videomontaje era de la misma galería. Eran los mismos que la habían recorrido durante todo aquel día en esas mismas instalaciones. Eso entremezclado con las reacciones que había evocado cada obra en ellos. Y la obra en sí. Un collage de reacciones y recuerdos. Una mezcla de la historia que todos conocían junto a sus propios seguidores.
Los murmullos no tardaron en convertirse en gritos. Gente que se habia peleado por un lugar ahora salía furiosa de la sala. Aunque otros lloraban compenetrados con la sensación, quizás sin saber por qué.
La sala se empezó a vaciar. No quedaba ni la mitad de lo que habia sido. Y en la pantalla seguia mostrándose más y más de lo mismo. Recuerdos, música y la misma gente viendo la galería.
Llegando el final del cierre poco quedaba de los espectadores. Estos, silenciosos, no se movian comprendiendo cada fotograma; si habia llanto era el del aprendizaje.
La pantalla volvió a mostrar la oscuridad abstracta del comienzo pero ahora cada vez más nítida hasta llegar a verse a él mismo.
En un rincón de su oficina de trabajo, iluminado únicamente por la luz pálida que se filtraba entre la persiana. Ahí yacía el artista. Pensante y melancólico. Dando vueltas a lo que alguna vez fue.
Desde su interior, los pocos que llegaron al final del evento quedaron atónitos. No eran muchos los aplausos pero si eran lo suficientemente estruendosos para que retumbaran hasta ese cuarto solitario ajeno de aquella historia que vivió y así, por fin, lo entendiera.