←2→

707 84 5
                                    

La alarma comenzó a fastidiarlo, el incesante ruido hizo que empezará a abrir los ojos, parpadeo un par de veces hasta acostumbrarse a la nítida luz que entraba por la ventana, masajeó sus parpados con los dedos y retiró las lagañas, sentía como el dolor en su cabeza iba disminuyendo y eso lo alivio bastante.

Cuando pudo ver dónde se encontraba, esperaba ver el cuarto del templo pero no, era todo lo contrario, se encontraba en su antigua habitación de casa de sus padres, todo estaba igual a como la había dejado, había posters de bandas de rock, figuras de acción, su escritorio con varias hojas regadas y su calculadora que antes usaba cuando aún estudiaba.

«Pensé que mi madre había rentado mi cuarto cuando me fui. » Pensó extrañado pero supuso que era tierno hasta cierto punto, admiro unos segundos más la habitación de manera nostálgica hasta que cayó en cuenta de lo que había pasado.

—¡Demonios! Me caí de cabeza, de seguro me desmaye y tuvieron que cancelar la boda. —Habló consigo mismo para levantarse de inmediato y camino afuera de su habitación para bajar las escaleras y encontrarse a su madre haciendo el desayuno. —Mamá... —Habló triste el moreno, se sentía demasiado culpable por Gaara, había echado todo a perder por una idiotez como caerse. El día que debía de ser el más importante se había ido al caño.

—¿Qué pasó, cariño?

Iba a responder pero sus palabras se quedaron en su boca cuando Kushina volteo a verlo, no había rastros de vejez en su cara, cuando iba a preguntar sobre la crema que había estado usando para ocultar las arrugas, llegó Minato con el mismo resultado que su esposa, eran adultos jóvenes de alguna forma que no entendía.

—¿Pero qué demonios? —Preguntó con la boca abierta y mientras los señalaba, sus padres lo miraron con total desaprobación.

—Hey, jovencito, aún eres muy pequeño para decir groserías, cuando te vayas de la casa di todas las que quieras pero mientras vivas aquí, no. —Regañó su madre mientras ponía los hot cakes en un plato. —Además vete a cambiar, vas a llegar tarde como siempre, Kakashi ya me dijo que faltas siempre a las primeras horas y de seguro es por quedarte dormido. No te comportes como un vago.

—¿Q-qué? Mamá... Tengo 29 años. —Se acercó a su padre para comenzar a picar sus mejillas, como si verificará si verdaderamente era él, tal vez era un holograma.

—Kushinaaa, tu hijo me está molestando. —Se quejo Minato con una mueca, esperando a que la pelirroja regañará a Naruto.

—¡Naruto, deja de picar a tu padre y ve a cambiarte para ir a la escuela! —Gritoneo enojada al momento que dejaba caer con fuerza los Hot cakes en el plato.

—Te deje tu uniforme en el closet, hijo. —Comentó Minato quien leía un periódico.

El mencionado se dirigió a su habitación con la mente hecha un caos, no le quedaba de otra, su madre le seguía dando terror cuando estaba enojada.

Fue al clóset para encontrar prendas que obviamente no le iban a quedar, no sabía lo que estuvieran pensando sus padres para estarle jugando esta broma despues de haber arruidado su propia boda; la ropa en efecto, parecía la de un adolescente, algo que no le quedaría.

Agarró el gancho que tenía su ropa de preparatoria y con nostalgia la vio, comenzó a recordar sus momentos en la institución y fue a verse en el espejo con curiosidad por ver cuánto había crecido desde ese entonces pero un grito inundó su garganta cuando vio a un Naruto de 17 años.

Comenzó a sudar frío, no sabía qué rayos estaba pasándole, su estómago se revolvió y creyó que vomitaría en cualquier momento. Todo esto debía ser una broma.

—¡Deja de gritar, Naruto y ya alistate! —Grito su madre desde el piso de abajo.

«¿Qué está pasando? ¿Ese soy yo? ¿Me encogí? ¿Viaje en el tiempo?»

Muchas dudas se formaban en su cabeza hasta que el grito de su madre nuevamente pidiéndole que se cambiara lo saco de sus pensamientos y decidió que ponerse el uniforme de la preparatoria, era una camisa de botones color blanca, unos pantalones negros de vestir junto con un cinturón de igual color, lo mismo con sus zapatos, se miró a sí mismo con detenimiento, ese era verdaderamente su cuerpo, no había duda pero aún no sabía lo que estaba pasando.

Su vista se dirigió al perchero de la pared donde se encontraba su gabardina negra con un remolino naranja en la espalda, recordaba que la usaba mucho para ir a la escuela e inevitablemente se la puso por lo mismo. En la actualidad no sabía dónde había quedado esa gabardina, hace años no la veía.

—Bien, Naruto, actúa normal, debes investigar lo que está pasando y debo recurrir a personas de confianza, capaz viaje en el tiempo o estoy en otra dimensión y no quiero que me hagan experimentos. —Si, el rubio veía muchas películas de ciencia ficción y la paranoia era parte de él.

Divisó su mochila en el suelo y se la llevó junto con él cuando bajó para encontrarse con su madre, comió en silencio un hot cake mientras que al mismo tiempo veía con atención a sus padres hasta que llegó el momento en que tuvo que despedirse de sus padres.

—¿No ha estado inusalmente callado hoy? —Preguntó Minato cuando cerró la puerta de la casa.

—Sí...

—¿Estará usando drogas?

—¡Minato, nuestro hijo no usaría esas marranadas! —Un golpe en la cabeza lo hizo golpearse contra la pared.

Naruto caminaba a la preparatoria, recordaba vagamente la dirección por lo que prefería ir lento para no perderse hasta que llegó a la entrada de esta, miró el lugar, era tal y como lo recordaba, había adolescentes bromeando con su grupo de amigos, uno que otro estaba descansando en el pasto, todos muy preocupados por su entorno social, después de todo, era la preparatoria.

«Recuerdo cuando me preocupaba caerle bien a la gente, ahora lo que me preocupa es saber si me alcanza para pagar la cuenta del agua.»

Suspiró y caminó, miraba cada esquina como algo nuevo, muchos lo miraban raro por eso mismo pero ni siquiera lo noto, el seguía admirando todo el lugar y a las personas, había algunos que él conocía en su forma adulta, muchos no esperaban terminar con una vida tan común pero así iba a ser para la mayoría. No es que estuviera mal, cuando llegas a cierta edad solo quieras vivir en paz.

Hubiera seguido caminando hasta que una voz que reconocería en cualquier parte le llamo.

—Dobe, por allá no es nuestra clase ¿A dónde vas?

Se giró para terminar de ver a un Sasuke adolescente quien lo miraba con la seriedad que lo caracterizaba mientras sostenía su maletín que colgaba de su hombro. Se sonrojo al ver la diferencia de altura, cuando eran adultos Naruto llegaba hasta la altura de la ceja de Sasuke pero de adolescentes le llegaba apenas a la barbilla.

—¿A poco por acá no es la clase? —Preguntó mientras reía nervioso, fingiendo estar bien después de verlo.

Regresando al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora