CAPITULO VI

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Las semanas pasaban y Candy y el señor Richard eran cada vez más cercanos el castaño le había tomado mucho cariño a la rubia y gracias a ella su salud comenzaba a mejorarse al grado que madame Imelda no pudo detenerlo cuando el castaño decidió que ya no necesitaba la silla de ruedas así que una mañana Imelda mandó llamar a Candy al despacho principal

- Candy en vista de que la salud del señor Richard mejoró desde hoy te encargaras de cuidar al Señor Richard

La rubia estaba que no cabia de felicidad lo cierto era que desde la muerte de su padre ella había perdido toda esperanza de querer a alguien de la misma manera que a su padre

- Como usted diga madame Imelda, gracias por la confianza

- No me lo agradezcas Candy el señor Richard me lo pidió

- Con su permiso me retiro madame

- Y Candy....

La rubia se dio la vuelta y al hacerlo sintió como madame Imelda la abrazaba

- Gracias pequeña muchas gracias

- No tiene que darlas madame, yo le tomé mucho cariño al señor Richard

- Por favor cuídalo mucho

- Asi lo hare

La rubia se fue del despacho y dejando a Imelda de pronto sonó el teléfono y se dispuso a atenderlo

- Aquí estas pequeña

- Señor Richard – dijo Candy mostrando una calidad sonrisa

- Como puedes parecerte tanto a ella – pensaba el señor Richard

- Pequeña te parece si me acompañas al jardín

- Por supuesto señor

Una vez en el jardín, Candy miraba los arboles mientras se sacudían con el viento

- Y dime pequeña te gustaría ir a la universidad?

La rubia miró al castaño a los ojos y dijo – me gustaría mucho pero...

- Por lo que me contaste tu padre le pidió mucho dinero a la mafia para poder pagar la colegiatura

- Asi es señor pero no llegue a ver nunca ese dinero ya que luego de mi padre murió me quitaron todo lo que tenía y termine trabajando a un bar para poder pagar la renta de una pequeño apartamento con mi amiga Annie

- Lamento oir eso

- No lo lamente señor a decir verdad fue mejor así porque no hubiera podido ir a la universidad sabiendo que fue gracias a dinero mal habido - dijo la rubia bajando la cabeza

- No, pequeña tú no tienes la culpa de nada - dio el castaño levantando el rostro del a rubia con su mano – tu padre tomo decisiones equivocadas pero no debes mortificarte por eso, sabes, yo también tomé decisiones equivocadas con mi hijo solo quería lo mejor para él pero él no lo tomó así

- Yo lo conoci...

El castaño abrió los ojos como platos al oír la respuesta de la rubia

- Donde lo conociste?

- Una noche en que vino aquí, el quería hablar con usted

- Asi que Terry estuvo aquí

- Si... él exigía hablar con usted esta realmente fuera de si

- No me sorprende el me odia desde.... – el castaño suspiro y dijo – desde.... Elianor

AMOR, ESPERANZA Y ODIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora