—¡¿Por qué hacen ésta weá?! ¡Inhumanos culiáos, son ustedes los que merecen morir! —gritó el chico descontrolado. Dentro de unos minutos sería cazado por algún ricachón.
El jefe, obviamente cuico, sonrió.
—La gente lo ha declarado así. Somos los Padres de la Patria.