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Obito estaba sobre el sillón, leyendo algo de algún documento sin prestarle demasiada atención al omega que lo observaba de reojo desde la cocina.
Kakashi se había sentido intranquilo desde la conversación que tuvo con Asuma e Ino. Por más que ellos estuvieran convencidos de que Obito lo consideraba una especie de pareja, su mente se negaba a aceptar ese hecho con muchos de los acontecimientos que sucedieron en el pasado.
A él le gustaban las cosas seguras, algo que significara estabilidad. Y sobre todo, una persona directa influía mucho en ello. Y el hecho que de Obito jamás haya dado a entender– directa o indirectamente– si gustaba de él, solo lo hacía estar más convencido de que entre ellos no había nada romántico que los uniera.
Sabia que Obito tenía un amigo omega, y hasta el momento no sabía qué clase de convivencia tuvieran entre ellos. Obito– desde que lo conoce– y hasta la fecha, no convivía con omegas, o al menos, no como cualquier alfa hubiera hecho a lo largo de su vida. Quería suponer que era normal el poco control de sus acciones, y también la instintiva manera en la que el alfa lo buscaba cuando solía sentirse estresado, cansado o alterado. Y era, ciertamente, un poco deprimente saber que el instinto de Obito era quien lo buscaba; no él.
Soltó un suspiro, dándose la vuelta y caminando hacia el refrigerador. El alfa había colocado un calendario de imán para poder tener un control más específico de los avances que había tenido hasta ahora– cosa que Kakashi notó hace apenas una semana– desde hace tres meses.
El alfa se tomaba en serio su bienestar, así que habían fechas marcadas en el calendario con pequeñas notas que detallaban lo sucedido, desde un "el omega habló" hasta "el omega consiguió un empleo", la última nota era de esa semana, la cual expresaba los recientes acontecimientos, escrito con un plumón permanente y una caligrafía bastante entendible, se podía leer "el omega y yo nos mudáremos".
Sus ojos se posaron sobre la semana siguiente, frunciendo los labios con inconformidad. Había un día en específico, marcado en color rojo que indicaba el día aproximado en que el celo de Obito se haría presente. Él día en que probablemente el alfa tuviera que salir a desahogarse con alguien más.
Kakashi debería comenzar a prepararse mentalmente para cualquier cosa.
— De hecho, quería hablar contigo sobre mi celo. — Obito dijo entrando en la cocina, yendo directamente a lavarse las manos que recién se había ensuciado cuando accidentalmente se tiro su bebida encima. Kakashi se giró rápidamente para verle, abriendo los ojos de par en par. — Tengo que comenzar a tomar medidas antes de que llegue.
Kakashi se sintió intrigado. — ¿Cuáles?
— Bueno, son más para ti que para mi. — Obito dijo mientras cerraba el grifo del agua, secándose las manos con una servilleta de papel que tomó de un cajón. — Nunca he pasado mi celo cerca de un omega, así que probablemente no pueda controlarme demasiado en ese entonces. No desde que siempre pierdo el control cuando tú estás involucrado.
