[ TERMINADA ]
𝘽𝙊𝙆𝙐𝙏𝙊 | Unas extrañas notas comienzan a aparecer en el casillero de Bokuto, ¡y lo más curioso es que no tienen remitente!
Su dueña busca enamorarlo y declararse, y eligió ese método porque así si la rechazaba al menos no sabría...
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La castaña mira a todos lados; no hay moros en la costa. Dobla la nota y la deja en la mesita de noche del capitán.
──¡Gran trabajo, Akaashi!
──Gracias, Bokuto─san.
El pulso de Eri se acelera y sus nervios aumentan. Las voces cada vez estaban más y más cerca. Debía pensar algo y rápido. Si el Ace la pillaba allí se acabaría todo.
Da gusto verte jugar; contigo, ya sea en el mismo equipo o siendo tu rival, las ganas de dar el 100% siempre están ahí. Da igual si uno está en el bando contrario, porque tú haces que sea divertido de todas formas.
Y eso es una de las cosas que me gustan de ti ❞
En ese momento Kōtarō se mantenía quieto, sin hacer ningún movimiento, pero sumamente sonrojado. Ese tipo de mensajes siempre conseguían pillarlo desprevenido.
──Bokuto─san, ¿está bien? ──pregunta Akaashi, que no ve reacción alguna por parte de su amigo.
Parpadea varias veces el más alto, buscando alguna respuesta posible──. Si... Sí, estoy bien ──comenta manteniendo la serenidad, tratando de no hervir y morir por dentro.
──¡Achiiis!
──Salud Akaashi ──dice Kōtarō por educación, metiendo el papelito entre la funda del móvil y éste, regresando el cacharro al bolsillo.
Keiji iba a abrir la boca y negarlo, dado que él no fuera el que estornudara, pero al momento baja la mirada──. El móvil de Eri ──murmura, saliéndole esa pequeña sonrisa. No le diera tiempo a dejar la nota y salir de la habitación.
──Por cierto, ¿sabes dónde está Niimura─chan?
──Pues... ──titubea con la mirada parándose en la falda de la cama──, algo me dice que está más cerca de lo que crees.
──¿A sí? ──vuelve a preguntar, esta vez con los ojos más abiertos, un Kōtarō curioso.
En aquel momento, el corazón le daba la impresión de que iba a explotar. ¿Su amigo le traicionaría? No Keiji, no. Cállate. Colocador malo, ¡sit!
Ok, eso ya era pasarse.
La adrenalina corría rauda por las venas de la castaña desde que el Ace preguntara dónde estaba, y lo de a continuación, con Akaashi, ya era el colmo.
──Deberías mirar en el vestíbulo, a lo mejor la encuentras allí.
──Puede ser. ¡Gracias Akaashi! ──y regresa por donde vino, seguido por los ojos del peli-negro hasta que lo perdió de vista.
──Ya puedes salir, Niimura─san ──comenta relajado el chico, viendo salir a la otra a rastras con alguna que otra pelusa en el pelo. Eri respira hondo, mirándolo fijamente y frunciendo algo el ceño──. Acabará descubriéndote.
──Si aparecéis de repente como fantasmas sí ──expresa ella agitada por el momento vivido ─y recuperándose de él─.
──Sino se da prisa en ir al vestíbulo, Bokuto─san volverá ──comunica Keiji con su habitual tranquilidad.
──Lo sé ──afirma saliendo, quitándose esas escasas pelusas del pelo.
Entretanto, a lo lejos se escuchaba un: «¡Niimura-chan!»
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