—No hay mal que dure 100 años, ni cuerpo que lo resista, ¿no, señor?
Como si despertase de un sueño, Naruto espabiló cuando el ninja novato, en la silenciosa vigilancia nocturna que perpetraban, le sacó de sus cavilaciones.
—¿Cómo dices? —le preguntó Naruto, después de sacudir su cabeza para alejar esos pensamientos que le distraían de la misión.
El ninja repitió el refrán esta vez cohibido y con su sonrisa desvanecida al considerar que tal vez su optimista comentario le pareció estúpido al Hokage.
—Ya sabe —añadió el joven tímidamente—, este caso nos ha llevado meses, es tan difícil que hasta usted, el Hokage, ha tenido que meterse en el asunto. Pero esto habrá de terminar pronto, ¿no cree? Después de todo, no hay mal que dure 100 años, ni cuerpo que lo resista. Es un refrán occidental que..., que leí.
Naruto estaba de acuerdo parcialmente o le daba total razón bajo un foco más turbio que el convencionalmente usado para proferir ese popular dicho. No creía en un mal perpetuo, pero tampoco estaba convencido de un bien duradero. Si un mal habría de morir, vendría otro a sustituirlo y la vida se iría en un círculo interminable de desventuras. Naruto había realizado todos sus sueños: una familia, buena esposa, el título de su vida; y era feliz, aunque no como esperó serlo. No se sentía en un perfecto estado psicológico, emocional ni espiritualmente.
—El hombre, con algún mal consigo, habrá de morir, y con él ese mal que lo aquejaba, por eso no hay ningún mal inmortal como tampoco hay hombre inmortal, ¿no es eso también verdad? —dijo el Kage, sinceramente esperando una respuesta que le sacara de sus tribulaciones.
Pero el ninja se contagió de la penumbra de Naruto, y no volvió a hablar. Avergonzado por sus palabras, Naruto le sonrió apenado, le pidió que le disculpara y que no le hiciera caso.
Una vez vuelto a su oficina cuando la misión terminó y el amanecer estaba a punto de acaecer, Naruto se encontró a Sasuke en el umbral, dándole las notificaciones de su regimiento.
«Cómo no preguntarle a él, siendo tan listo», pensó Naruto.
En cuanto dejó de hablar su compañero, tomó su oportunidad para la abrupta pregunta.
—¿No has pensado, Sasuke, que salimos de un problema para meternos en otro?
El Uchiha, pasmado por la pregunta tan dispar a la forma de ser de su compañero, tardó unos segundos en responder.
—Sí, pero en tanto tengamos en el problema nuevo, un nuevo deseo, se sigue viviendo. No estamos hechos para vivir sin desear.
—¿Y qué deseas tú?
Sasuke le regaló una apacible sonrisa, casi acariciadora. Las luces matinales tocaron su rostro cansado y el calor del sol inundó el cuarto. Naruto, maravillado con la imagen, de alguna u otra manera, lo había entendido.
—Pero si se cumple el deseo, ¿no te sientes abatido nuevamente? —replicó el Uzumaki, esperando que le contradijera.
—Entonces se escala. De ese deseo, surgirán nuevos más.
Naruto sonrió.
«Ay, Sasuke, Sasuke... Mi deseo Sasuke Uchiha».
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Cuentos en los que Naruto y Sasuke son GEIS [NaruSasuNaru].
FanfictionSiete cuentos cortos y uno no muy corto constituyen este recopilado. Ninguno se aleja de ese concepto del Japón de antaño y ninjas con poderes extraordinarios, así como tampoco a ninguno le falta un Naruto y Sasuke gays.