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La fiesta comenzaba a aburrir a Tiberius. Las ropas le sentaban incómodas y sus amigos estaban donde sólo dios sabía. Los había perdido hace más de una hora, cuándo Livia decidió que necesitaban todos algo de beber, Anush se retiró más temprano porque a la mañana siguiente tenía que ir a misa. Kit, cómo siempre estaba hablando con gente desconocida apartado del grupo.

Era algo que fastidiaba a Ty. Kit siempre decía que le costaba hacer amistades, pero todos sabían que era el rey de las fiestas dónde fuera que vaya.

No lo culpaba tampoco, su amigo era hermoso. No de la manera que Livvy o Anush lo eran, Christopher era resplandeciente, el sol de todos los que lo llegaran a conocer.

Pero también tenía sus defectos. Kit era extremadamente perfeccionista, le gustaba que todo fuera ideal. En los grupos de trabajo que los profesores hacían que formarán, de primera mano se sabía que todo lo iba a hacer Kit porque no confiaba en sus amigos.

Tampoco era muy sincero, muchas veces había manipulado a mucha gente para que hicieran lo que él quisiera. Tiberius había sucumbido más de una vez a los encantos de Kit, buscando complacerlo. Otras veces peleaban fuertemente, incluso podían pasar días sin hablarse. Algo que Livia les reprochaba a menudo a ambos, puesto que dividían el grupo e incomodaban al resto.

Cansado y con un suspiro, fue a buscar a alguno de sus amigos, preferiblemente su hermana, para que pudieran irse.

Lo peor de todo, pensó Ty, que el amigo de la anfitriona era él. Thais era una conocida que había hecho a través de una red social. Cuando esta le avisó que iba a hacer una pequeña reunión con un par de amigos más, él le había preguntado si podía invitar a sus mejores amigos para no sentirse solo. Ella aceptó encantada. Al llegar los cuatro  acompañados del padre de Anush, se sorprendió que Thais era increíblemente popular, por lo que una "reunión" era lo más parecido a una fiesta de lo que Tiberius había estado.

Comenzó a buscar dentro de la casa, dónde estaba la mesa con las distintas bebidas, o dónde Livia tenía que estar. Pero no estaba. En su lugar, había un par de chicas que estaban bailando, disfrutando de la noche.

Pidiendo permiso a los varones que se encontraban mirándolas como si estuvieran observando una presa fácil y salió al patio delantero.

Para su sorpresa Livvy estaba allí, junto a Kit, hablando con dos muchachas.

Tiberius se acercó, algo tímido al pequeño grupo. Su hermana, como siempre, le sonrió y lo abrazó por los hombros para que se acercara más.

—¡Ty! ¡Que gusto verte! Ellas son Emma y Cristina, son encantadoras ¡Y van al mismo instituto que nosotros! Chicas, este es Tiberius, mi hermano y nuestro amigo.

Ty se fijó mejor en las muchachas. Emma era seguramente rubia, pero tenía el cabello teñido de azul y era la más alta. Cristina era pequeña, tenía un brillo particular en los ojos y un largo cabello castaño que le llegaba hasta la cadera. Era de algún modo bonita. Ambas parecían más chicas que ellos, probablemente rondaran los catorce.

Kit estaba mirándolo de arriba a abajo, como si buscara algún indicio de lo que pensaba de ellas.

—Estábamos hablando de teorías conspirativas. Justamente la que tú me hablaste la otra vez ¿Recuerdas? La de Atlantis.—Kit lo miraba a los ojos, como pocas veces pasaban, era una señal que Ty conocía muy bien.—¿Recuerdas?

—¡Es asombroso!—dijo Emma.—Nunca me puse a pensar en la ciudad perdida, tampoco sabía mucho sobre ella excepto por Disney.

—Oh, yo supe de ella por un exámen de filosofía.—admitió Tiberius.—Pero no es la gran cosa la verdad.

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⏰ Última actualización: Sep 08, 2020 ⏰

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