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Narra Rubius

Ya estaba en el quirófano, me habían inyetado con mucho esfuerzo la anestesia.

¡No era mi culpa que la maldita aguja estuviera del tamaño de la Palma de mi mano!

Ahora estaba acostado boca arriba mientras varios doctores y enfermeros me mueven mis órganos buscando a mis cachorros.

No sentía dolor por la anestesia pero igual era muy incómodo y a la vez no.

Escuché como los doctores hablaban de que ya habían encontrado el saco amniotico.

Solo un par de segundos y escuché un llanto.

Un llanto fuerte, me intente mover para ver.

-Señor no se puede mover-Me dijo una enfermera intentando que no me moviera.

-Quiero verlo-

Escuché otro llando.

-Quiero verlos-Le dije ella me miró y me asistió y solo en ese momento me deje de mover.

Sabía que podía tener alguna complicación si me movía pero quería ver a mis cachorros.

Un par de minutos pasaron para ver cómo me pasaban y me mostraban a mis cachorros.

Sentía como las lágrimas me comenzaban a bajar de mis ojos.

Sentía la misma sensación de felicidad y amor que cuando mire por primera ver a Brayan.

-Son hermosos-

Dos Alfas.

Apesar del olor a sangre y químicos del quirofano los podía distinguir.

Una parejita.

Una niña y un niño.

Ya quería ver la cara de Vegetta cuando los viera.

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Otro extraño embarazo-RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora