Capitulo VIII

563 47 13
                                    

-Princesa Melissa, es hora de sus clases de piano.-dijo una sirvienta que se había acercado al lugar donde abuela y nieta compartían la historia que la mujer mayor relataba.

-¿Ya es hora? pero aún no termina la historia.-se quejó la niña.

-Cumplir con tus obligaciones es parte de la responsabilidad de ser una princesa.-dijo la señora mayor-.ve, cariño-

Con una expresión triste, la pequeña princesa se levantó de su asiento y siguió a la sirvienta quien la llevaba a sus clases de piano mientras que su abuela continúo sentada mirando hacia el horizonte.

-------------------------------------------------------------

Habían pasado tres días desde que el doctor Dana atendió a Meliodas en su casa y tres días que no sabía nada del rubio, suspiro mientras limpiaba la ventana de la sala aún faltaba tiempo para cocinar el almuerzo pero escuchar los horribles cantos de Jenna le daban ganas de ir corriendo a la cocina y servir temprano la comida ese día para que la rubia se callara. Los cantos opacaban la hermosa melodía que Merlin tocaba con el piano, Zaneri fue astuta y pidió ser quien alimentara a los caballos en el granero con tal de no escuchar a su hermana.

-¡YA BASTA!-grito Vivian sin poder soportar un segundo más los cantos de su hija-.cuatro años de clases de canto y suenas como cerdo que están asesinando-

-La culpa es de Merlín, no está tocando bien el piano.-acuso Jenna.

-No acuses a otros por tu falta de talento, Jenna-se defendió la pelinegra.

-¡¿Cómo te atreves a hablarme así?! ¡MAMA!-se quejó la rubia.

-Elizabeth, ve a preparar la comida, hoy almorzaremos temprano.-dijo Vivian fastidiada.

-Si señora-dijo la peliplata y se retiró de la sala con dirección a la cocina bajo la atenta mirada de Vivian luego esta miro a sus hijas.

-Tienen tiempo libre hasta la hora de comer.-le dijo a sus hijas.

Jenna fue en busca de Zaneri y Merlín fue a la cocina para pasar el tiempo con Elizabeth, al llegar vio a la peliplateada pelar unas papas. La pelinegra solo se dejó caer desanimada sobre el asiento de la mesa de la cocina, Elizabeth la vio triste y no pudo evitar recordar lo sucedido hace unos pocos días.

El doctor Dana había terminado de suturar al príncipe y estaba hablando con Estarossa y Zeldris luego de que estos repararan el granero y sepultaran el cuerpo del oso con ayuda de Ban.

-Por suerte no fue una herida muy profunda fue casi superficial pero la garra llego un poco a la carne pero como limpiaron rápido la herida no hay riesgo de infección por lo cual no tendrá fiebre sin embargo lo mejor será descanse en la cama por unos días.-dijo el doctor-también que use este ungüento y que no retorne a sus actividades hasta dentro de unas semanas, en preferencia cuando su hombro este por completo curado-

Le dio un frasco con el ungüento mencionado para que Meliodas lo utilizara en su herida a Estarossa.

-Gracias por todo doctor.-dijo este agradecido.

-No deben agradecerme es mi trabajo, a quien deberían agradecer es a la señorita Elizabeth por los primeros auxilios.-

Luego de despedirse y dar unas indicaciones más, el doctor Dana se montó en su caballo y se retiró a su casa mientras que los hermanos y Ban le comunicaban a las demás lo que harían.

-Meliodas descansara el resto del día aquí y durante la noche luego de la cena vendremos por él para que nadie se entere.-dijo Zeldris.

-Disculpen por la pregunta pero... ¿nadie se preguntara en donde está el príncipe Meliodas al ver su ausencia en la cena en el palacio?-pregunto Elizabeth con preocupación.

ELIZABETH... [Melizabeth] [Editado✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora