Le pedí a mi mejor amiga, GarozWitch, que me diese un tema para escribir, y dijo "Mejores amigas". Así que aquí va.
* * *
Su teléfono sonó en alguna parte de la habitación. Nunca nadie la llamaba, y si era él, era un imbécil más grande de lo que creía. Se rehusó a atender y dejó que la llamada fuese a buzón de voz, pero enseguida el teléfono volvió a sonar, y volvió a sonar, hasta el punto que tuvo que levantarse de la cama, encontrar el teléfono en el escritorio y tomar la llamada. Era un número desconocido.
—¿Hola? —dijo, disimulando su voz congestionada por las lágrimas lo mejor que podía.
"¿Vero?" Una voz femenina ligeramente conocida sonó del otro lado de la línea.
—¿Sí? ¿Quién es? —preguntó Verónica, extrañada y olvidando su problema por un instante.
"Soy Sole, la hermana del pelotudo de Axel."
—Ah —fue todo lo que ella pudo decir. Soledad. Lo que faltaba.
"Me enteré de todo, le di una patada en el culo que lo mandó a la China. Decime, ¿vos estás bien?"
Verónica caminó lentamente hasta la cama y se dejó caer sentada, aún sujetando el teléfono contra su oído. No sabía exactamente cómo reaccionar.
—Yo... Supongo que sí. No. No sé. ¿Para qué llamás?
"A ver, si mi hermano se comportó como un forro con vos, también es mi problema. Casi no hemos hablado, ni siquiera tenías agendado mi número, a que no. Pero por lo poco que te vi, me caíste bien, e incluso si me cayeses mal, no merecerías que un imbécil te deje por otra porque se aburrió."
—No sé... No sé a dónde querés llegar, pero... ¿Gracias?
"No hay de qué. Me voy a encargar de que no se te acerque si no quiere mi taco de aguja metido en su orto, no te preocupes."
Verónica de pronto se imaginó esa escena literalmente, y a pesar de su rabia, decepción y tristeza, se empezó a reír incontrolablemente. Soledad rió del otro lado de la línea antes de volver a hablar con decisión.
"Dame tu dirección y en media hora estoy allá con comida para olvidar las penas. Un boludo como Axel no es alguien por quien valga la pena llorar. ¿Tenés Netflix?"
—Uhm... No —contestó Verónica, un tanto abrumada.
"No importa, te pongo mi cuenta en tu compu o celular, y vemos algo ahí."
—Okay. Enseguida te escribo mi dirección —dijo ella, aún medio en piloto automático, sin entender del todo lo que pasaba.
"Nos vemos, linda."
Soledad colgó y Verónica se quedó mirando el teléfono por unos cuantos minutos antes de reaccionar y enviarle su dirección. No pasó ni media hora antes de que el timbre sonase, y fue a abrir la puerta. Soledad estaba ahí, con una bolsa de compras colgada en un brazo, su cartera en el otro brazo y la mejor sonrisa que Verónica jamás había visto.
Ese exacto día fue el comienzo de una amistad que duró años.

ESTÁS LEYENDO
★ INCOHERENCIAS ★
DiversosEscritos sueltos que no ocupan más que un párrafo o un par de páginas. Fragmentos de historias, escenas alternativas, desarrollo de personajes, libertad creativa. Lo que sea. Mayormente incoherencias en busca de estilo o de hábito. Cualquier tipo de...