•~Perdóname~• || Intendenteplay

Բախտավոր ...

Horacio salió de la habitación para dejar que Gustabo se cambiara de ropa, ya que lo había dado de alta hace unos momentos.

Se sentó en una banca que se encontraba enfrente de la habitación de Gustabo, veía como las enfermeras y los doctores pasaban corriendo de lado a lado por el pasillo, había muchos heridos. Gracias a las noticias se enteró de que varias personas fueron a atracar el banco central, pero los policías lograron abatir a todos los sujetos. Esa es una de las razones por la cual dio de alta a Gustabo, porque seguramente Conway y Volkov vendrían al hospital y seguramente aprovecharían estar aquí para ver cómo se encontraba Gustabo.

La segunda razón es, que se "encontró" a Volkov y a Conway ayer en la recepción.

Ayer por la noche

Horacio estaba buscando a Claudio para pedirle que se encargara de Gustabo un rato porque iría a el apartamento de su amigo para que tuviera algo que ponerse para cuando lo diera de alta.

Estuvo un rato buscándolo por los pasillos, pero no lo encontró, decidió preguntarle a alguna enfermera si sabía dónde se encontraba. Le pregunto a una de las enfermeras que atendían a Gustabo, la cual muy amablemente le respondió que Claudio se encontraba en la recepción.

Siguiendo la información que le dio la enfermera, Horacio se dirigió a la recepción.

En uno de los pasillos el cual daba a la recepción, Horacio alcanzó a ver qué efectivamente Claudio se encontraba ahí, se acercó y notó que estaba agachado mientras abrazaba a una pequeña niña, le grito, no tan alto, su nombre para que se diera cuenta que estaba detrás suyo.

Observaba como su amigo se despedía de la pequeña, pero unos gritos hicieron que dejara de prestarle atención y que viera a otra parte. Ahí estaban, las dos personas que no quería ver se encontraban en la recepción del hospital, era obvio que tarde o temprano regresarían para ver cómo se encontraba Gustabo, saco su celular y se fijó en la hora "9:30 p.m.", soltó un suspiro de alivio, tena suerte de que ya hubiera pasado la hora de visitas, pero estaba seguro de algo, mañana volverían y esta vez sí lograrían ver a Gustabo.

Sin embargo, Horacio no lo permitiría, ahora tendría que dar de alta a Gustabo mañana temprano, pero claro está que Horacio ya había pensado en la posibilidad de que eso sucediera y exactamente por eso iría por ropa para Gustabo esa misma noche.

Una mano azulada moviéndose frente suyo hizo que saliera de su ensimismamiento.

–Horacio, te encuentras bien? Te noto un poco nervioso– pregunto Claudio, con una expresión de duda en su rostro, moviendo su mano de un lado a otro frente a la cara del muchacho.

Horacio hizo un gesto con la cabeza en señal de asentimiento.

–Me siento perfecto– le respondió tranquilamente y le dedico una leve sonrisa. Claudio también le sonrió, pero el mostrando sus blanquecinos dientes.

–Bueno, ahora dime ¿En qué puedo ayudarte?– pregunto Claudio después de unos segundos en silencio. 

«Cierto» pronuncio casi inaudible Horacio –Quería pedirte un favor–.

El doctor hizo un gesto con la cabeza para que continuara hablando. 

–Podrías cuidar a Gustabo un rato en lo que voy a buscarle algo de ropa?–.