ATEEZ // ONE SHOTS

38. Cherry.

El chico miro con fingida molestia a la joven que saltaba alegremente sobre los charcos. El era un Alpha, líder de la manada, el más fuerte de su clase y el ultimo en poseer un pelaje de color de luna. No debería estar cuidando a la hermana adoptiva de su beta, pero ahí estaba, cuidando que la castaña no se rompiera nada ni se metiera en problemas. El olor a frutas que desprendía la pequeña omega le hacia no poder resistirse a las ganas de dejarla sola, era una chica interesante, San (su beta) la había encontrado sola y herida, abandonada a su suerte en una carretera, Seonghwa no pudo rechazar la petición de San de dejarla en la manada por tres motivos:

1.       Su aprecio por el chico.

2.       El increíble olor afrutado de la chica.

3.       Y el hecho de que aquella pequeña omega era su otra mitad.

Seonghwa no tenia ganas de encontrar a su otra mitad, no era un hombre cariñoso y no estaba interesado en lo absoluto en tener cachorros (no por lo mientras) pero cuando ella abrió los ojos pidiendo que por favor no le hiciera daño, su corazón dejo de ser suyo para pasar a ser de ella. Ella no recordaba mucho acerca de su vida, ni siquiera su nombre por lo que él Alpha la bautizo con un nombre nuevo y San la adopto como su hermana.

Era una chiquilla tierna, inteligente y fuerte pese a condición física, normalmente estaba donde Seonghwa estaba ya que tendía a meterse en problemas, y cuando no podía estar con ella, San o las hembras de la manada le hacían compañía.

Hoy era uno de esos días donde él podía pasar tiempo con ella,  pronto estaría en época de celo y tendría que poner espacio entre ambos, ella aún era pequeña comparada a él y Seonghwa no quería dañarla,  así que, para no ponerla en peligro de ninguna manera, cumplía sus caprichos y la trataba con cariño para después desaparecer por unos días y volver cuando fuera seguro.

-          Cherry ven para acá, ya has saltado mucho en los charcos por hoy, te puedes enfermar.- ordeno el mayor viéndola desde el pequeño balcón.

-          Odio ese nombre, no se porque me llamas así, ni siquiera soy pelirroja.-

-          Porque hueles a frutas, una de ellas la cereza y si no te gusta ese nombre, entonces dime el tuyo.- comento con burla sabiendo que ella no recordaba su nombre y que no podría renegarle.

-          Eres un Alpha horrible, eres más malo que bueno.- murmuro la omega haciendo un puchero. El chico no se ofendió y solo rio por lo atrevida que era la pequeña.

-          Si, si, si, soy terrible pero ya, se acabo el tiempo de saltar en charcos, es hora de la cena, obedece.-

La chica sin mucho remedio paro de saltar y se acomodo el sombrero que traía, le saco la lengua a su Alpha y se acercó lentamente al balcón para extenderle los brazos al chico. Este orgulloso porque su mitad confiara en él, salto sin ningún problema para posicionarse enfrente de la chica y poder cargarla, pero no pudo completar su acción cuando un olor desagradable penetró sus fosas nasales.

Alguien había osado traspasar su territorio, pronto descubriría quien era y le haría pagar de la peor manera,  se vio distraído cuando un olor dulzón navego por el aire, estaba en serios problemas porque su compañera había entrado en celo inesperadamente y había un intruso amenazándolo. Su lobo interior aulló con molestia, tenía que hacerse cargo de proteger a su omega y despedazar al lobo que caminaba con egocentrismo directamente hacia él.

-          ¿así que tu eres el Alpha de SilverHell? – pregunto con burla el intruso. Seonghwa lo observo con detenimiento antes de pronunciar palabra, su rostro le parecía conocido, podía asegurar que era un Alpha igual que el y aunque tuviera pelotas por retarlo de esta forma, Seonghwa estaba seguro quien era el más fuerte. Alzando el rostro con una mirada altiva hizo tambalear un poco el orgullo del intruso.