II

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-Yo… escribiré una carta- dijo por fin Noria, ante la expectante Bew que se encontraba frente a ella.
Ambas estaban en el patio, almorzando a los pies de un gran árbol de cerezo en flor, el cual estaba precisamente cargado de color en ese momento del año. Noria había colocado una manta para sentarse, y ambas compartían sus raciones de comida que habían preparado para ese día.
-¿De veras? -Preguntó Bew retóricamente, juntando sus manos emocionada.
-Pero… ¿Qué tal si no… soy suficiente para él?
-¿A qué te refieres con eso?
-Ya sabes… hay muchas chicas alrededor. Está Celeste… y… la chica rica.
-Davina sólo está interesada en una cosa: en el dinero; y Celeste tan sólo es su amiga -le aclaró Bew.
-¿Cómo estás tan segura de eso? -Dudó Noria, quitándose los anteojos y limpiándolos con un pequeño pañuelo que había sacado desde su bolso rosa, intentando ocultar lo avergonzada que se sentía en ese momento.
-Tin me lo dijo -respondió Bew, alzando el dedo índice de su mano derecha, orgullosa de haber conseguido este dato de primera fuente. Noria ladeó la cabeza algo confundida. Le parecía curioso que alguien con la personalidad de Bew fuese capaz de conversar con ese sujeto, quien a veces daba un poco de miedo.
-Así que conversas con… Constantin… -comentó Noria.
-Nos conocemos desde muy pequeños -le contó su amiga. -Tin siempre ha vivido solo. Un tío le ayuda a mantenerse, pero es un hombre muy ocupado así que mi papá nos cuidaba a ambos en su tiempo libre.
-¿Son tan cercanos como para que te diga cosas sobre Celeste? -Dudó Noria, insegura.
-Supongo que sí. Siempre responde a todo lo que le pregunto -añadió Bew, llevándose un bocado a la boca.
-P-pero… si apenas te responde cuando hablan.
-¡Oh! Es que es algo tímido en público. Conversamos más de regreso a casa -le contó la chica. -Todos parecen temerle a Tin, pero en realidad es muy amable y considerado.
-Es así contigo.
-Y además cocina muy bien; mejor que yo al menos -rió Bew, que si bien sus platos eran comestibles, no eran tan apetitosos como los que Noria traía a diario, preparados por su hermana.
-¿Has… probado su comida? -Le preguntó Noria, extrañada.
-¿Qué hay de malo en eso?
Noria suspiró y rió. Ciertamente su amiga podía ser muy boba a veces.
-¡Me desviaste el tema! ¿Cuándo escribirás la carta? -La interrogó Bew, agarrándola del brazo. -Si quieres, puedes venir a mi casa. Tengo papel, pegatinas y… ¡Mis padres no estarán esta noche!
-¿Crees que esté bien? -Vaciló Noria, quien usualmente pensaba que podía incomodar en una casa ajena.
-¡Claro que sí! ¡La cama es grande y compraré las golosinas que te gustan!
-Creo que necesitaré muchas para reunir suficiente valor… -se estremeció Noria, para luego darse un par de golpecitos en las mejillas.
Mientras ambas continuaban con su amena merienda, al otro lado del patio, Celeste había colocado un viejo motor que apenas funcionaba sobre una de las mesas de madera para almorzar, y había traído con ella a Constantin, con el fin de planificar sus siguientes tareas del club. Durante ese último mes Constantin se había estado escapando antes de la salida de clases. Celeste le había visto por la ventana trotando por la cancha, dando una vuelta tras otra, hasta que sonaba la campana. Posteriormente, se quedaba de pie junto a la puerta principal del instituto, como si esperase a alguien, pero no había logrado visualizar a su acompañante.
-Si reparamos este motor podremos utilizarlo durante el festival de primavera -explicó Celeste.
-Es bastante sencillo de hecho… -masculló entre dientes Tin, con las manos en los bolsillos.
-Pues si es tan sencillo como dices, ¿Por qué aún no lo has hecho?
-He estado ocupado…
-¿Ocupado con qué? -Lo interpeló la chica, acercándose amenazadoramente.
Tin gruñó y sacó su teléfono móvil, para luego mostrarle la pantalla.
-Buscando los repuestos que nos faltan. No he podido dar con esta pieza… -le enseñó una foto a Celeste, de una diminuta pieza.
-Uhmm… creo que tengo una en casa -pensó en voz alta ella, para luego sentarse en uno de los largos asientos de madera que acompañaba la mesa de picnic. -Deberíamos hablar más. Si no me dices tus planes yo no sé lo que estás haciendo… o pensando -añadió Celeste, intentando hacer contacto visual con su compañero, sin embargo este lucía distraído, mirando la pantalla de su celular.
-Lo siento… -susurró Tin, neutral.
-Somos un equipo. ¡Estoy segura que podemos mejorar! Ahora, ayúdame a sacar unas fotos para la presentación del proyecto.
Tin asintió y se dispuso a encender la cámara de su móvil, enfocando a Celeste junto al motor. Tras tomar la primera foto, presionó el botón de zoom, para fotografiar los detalles de la máquina, cuando entonces logró visualizar a lo lejos a Bew y Noria bajo el enorme cerezo. Las sombras de las ramas se reflejaban sobre ambas chicas, y el sol iluminaba parcialmente el rostro delicadamente plateado de Bew, haciendo destacar sus azules ojos almendrados. Su explosiva risa resonó a lo lejos, y Tin simplemente se perdió durante un par de minutos, sin dar luces de presionar el botón del flash. Celeste notó este cambio en el aura de Tin, y se acercó lentamente mientras aún se encontraba distraído. Súbitamente, se precipitó hasta él, con la intención de ver lo que este observaba en la pantalla.
-¿Qué estás viendo?
Constantin ahogó un grito, y acto seguido su teléfono voló por los aires, cayendo sobre la hierba tras dar un par de rebotes. Cuando el chico logró recogerlo, el dispositivo se había apagado debido al golpe; Tin cruzó los dedos, esperando que no tuviese ningún daño, y para su fortuna volvió a encenderse sin problemas.
-¿Qué pasa contigo…? -Le preguntó Celeste, acercándose, sin embargo Tin escondió su celular.
-Ya tomé las fotografías. Te las enviaré por correo. Ahora debo irme -pronunció con apuro el muchacho, para luego escabullirse.
Celeste se quedó pensando unos instantes, intentando analizar lo que había ocurrido. El chico se había estado comportando de esa forma extraña, y ella no había sido capaz de descifrar el problema. De cierta manera, se sentía un poco mal, ya que estaba interesada en hacer buenas migas con su compañero de club, pero algo se había estado interponiendo entre ambos, y con mayor fuerza durante esos días.
"¿Seré yo el problema?", pensó Celeste, deprimida, cuando por fin se volteó y a lo lejos logró visualizar a Noria solitaria en la hierba. Si no se equivocaba, Tin había estado enfocando en esa dirección. ¿Podría ser que Noria tuviese algo que ver con todo eso?

Stardust Sky HighDonde viven las historias. Descúbrelo ahora