Una sombra se escurrió dentro de la celda del villano, acercándose peligrosamente al hombre recostado y dormido plácidamente.
Mantuvo su mirada fija en el payaso, analizándolo.
Colocó su pie en el hombro del Joker y lo empujó suavemente, volteándolo boca arriba.
Tragó saliva pesadamente al desnudar con la mirada al más delgado. Acariciando con sus dilatadas pupilas las ajustadas prendas blancas que le había hecho vestir.
Mantuvo en su cabeza la apacible respiración del contrario, mientras se concentraba en los delicados brazos y en los carnosos muslos, que lo invitaban a pecar. A morderlos, a saborearlos y marcarlos como suyos.
Se hincó y llevó -sin poder ayudarse a sí mismo- sus dedos a las curvilíneas piernas del pálido sujeto. Las acarició sobre la ropa, y alzó la mirada, dirigiéndola a los jugosos labios rojizos que pedían su atención.
Maldijo en sus adentros. Ese hombre era la tentación en persona.
Agarró la camisa del villano y la levantó, dejando al descubierto su pecho y abdomen.
Se golpeó internamente a sí mismo. ¿Qué estaba haciendo?
Atacar de esa forma a alguien que está dormido significaba caer demasiado bajo. No se estaba comportando como él... ¿Dónde había quedado su moral? ¿Sus reglas?
Sin embargo, no se estaba comportando como él desde lo sucedido... Desde que ese desgraciado frente a sus narices hizo lo que hizo.
Su pulso se aceleró de solo recordarlo. Odiaba con toda su alma a ese maníaco.
Tenía todo el derecho de hacerlo. El Joker lejos de estar enfermo, era un ser maligno... Y por más que se convenciera de lo contrario, un monstruo.
Y al igual que tenía el derecho de odiarlo, tenía el derecho de hacerlo pagar por cada vida que quitó.
No iba a matarlo. Jamás lo haría, ni si quiera la posibilidad se había estancado más de dos segundos en su cabeza.
Pero tenía un buen recordatorio que solía tener para liberar toda su ira contra los criminales, sin romper sus reglas como vigilante de Gotham.
«Hay muchas cosas que se le pueden hacer a una persona sin llegar a matarla».
Era terrorífico lo que implicaba esa única frase. Otorgaba total libertad para llevar a cabo todas esas enfermas acciones que usualmente una persona evitaría realizar.
Lo incitaba a comportarse como un enfermo más.Primero lo humillaría, después lo torturaría y al final destruiría aquello que le da vida a un hombre, su espíritu. Era simple.
Sus objetivos se volvieron claros y sus dudas se esfumaron.
Nuevamente el deseo se avivó en su interior al pasar su mano por la tersa piel blanca.
Llevó sus dedos a los rosáceos pezones del Joker y los frotó sin ninguna delicadeza, apretándolos de tanto en tanto.
Sonrió satisfecho al ver lo duros y levantados que se habían puesto. Acercó su boca y lamió uno de ellos, escuchando un leve quejido.
-Lo sientes, ¿no es así? -Murmuró al visualizar la mueca formada en el rostro ajeno al ser estimulado.
Siguió jugando con los ahora rojizos botones, moviéndolos en círculos y rozando las puntas. Volvió a tocar uno con su lengua y lo succionó, acariciándolo con sus dientes, sin llegar a morderlo.
El bufón apenas se estremecía, sus sensores de dolor estaban bastante dañados debido a los químicos.

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M I N E [Batjokes]
FanfictionEl Joker se despertó en una extraña jaula, encadenado como un animal de circo. Entre esas rejas oscuras y heridas en su piel, sus ojos descubrieron a la sigilosa figura del murciélago entre las sombras. ⚠️ Precaución. Esta historia podría contener c...