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Un gran chorro de agua golpeó su pálido rostro provocando que se despertara de golpe.

—No eres nada amable, ¿eh? —Saludó con cierto enojo el payaso, sonriéndole al contrario.

—Quítate la ropa.

—¿A dónde se fue toda la pasión de ayer? Ni si quiera me has invitado un café y ya quieres pasar al plato principal, la paciencia es virtud de sabios Batsy.

—Necesitas un baño —explicó, mostrando sus intenciones.

—Podías habérmelo dicho antes, no había necesidad de ser tan brusco, querido —se quejó desamarrando el moño en el cuello de su camisa.

El murciélago tomó de los hombros al delgado bufón y lo estampó contra el suelo, apoyando su mano contra la cabeza ajena y manteniéndola enterrada en el húmedo piso.

—¿Mal día? —Preguntó con dificultad, sintiendo como el más alto le despojaba violentamente de sus ropas.

Cuando el criminal quedó con el torso desnudo, unas esposas ataron sus manos detrás de su cintura y de un movimiento quedó sentado, con la espalda recargada en los barrotes.

Batman se sentó frente al de cabellera verde y arrastró varias cubetas de agua hacia ellos, junto con dos botellas pequeñas.

Otra cubeta de agua fría fue vaciada repentinamente sobre su cuerpo, sonrojando un poco su blanquecina piel.

El azabache retiró el collar que adornaba el cuello del Joker y vacío un poco del líquido de una de las botellas en su mano.

—¿Quieres que comience a ladrarte, Bats? —Preguntó sintiendo las manos del héroe sobre su cabeza. Se pasearon por toda su cabellera, hasta que un fuerte olor cruzó las fosas nasales del Joker—. ¿Eso es... Champú para perros?

Batman sonrió con engreimiento y recibió una carcajada por parte del villano.

—Estas maneras tuyas de humillar a la gente me fascinan —dijo relamiendo sus labios.

Cuando otra cascada de agua cubrió su cabeza para limpiar toda la espuma, notó que el murciélago bajó la guardia y aprovecho el momento; hundiendo velozmente sus dientes en el brazo del fornido hombre.

El justiciero soltó un grave quejido y aventó el balde, para después agarrar entre sus dedos varios mechones de cabello y jalarlos; logrando apartar al bufón de su brazo.

Con su brazo herido por la reciente mordida le impartió un fuerte puñetazo en la mejilla derecha, provocando que una delgada línea de sangre se escurriera por su nariz.

—Debes tener cuidado con las mordidas de los perros... Algunos somos algo rabiosos, ¿sabes? —Explicó entre carcajadas, restregando su rostro cariñosamente en el puño que sujetaba fuertemente su cabellera.

La mirada de Batman no aflojó su seria expresión pero decidió pasearse por los verdosos ojos que lo miraban con cierto deseo, deslizándose hacia esos apetitosos labios brillantes y recorriendo desde el cuello, clavículas, pezones hasta su abdomen plano. Disfrutando cada centímetro de esa magnífica vista.

—Vas a hacer que me sonroje si sigues viéndome de esa forma, querido.

Esas palabras lo sacaron de su ensoñación y le hicieron soltar un pesado suspiro.

Remojó una toalla en un balde de agua y de un jalón atrajo al menor hacia su cuerpo, logrando que este recargara su frente en su hombro.

Vertió un poco de la jalea transparente que salía de una de las botellas de jabón que había traído sobre la espalda del Joker, sobresaltándolo un poco.

M I N E [Batjokes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora