Capítulo 23

1.4K 168 11
                                    


A la mañana siguiente, me sentía muy feliz, cualquiera pensaría que solo lo hicimos una vez. Sin embargo, hubo algunas rondas más, hasta podría asegurar que fue divertido, Saint decía “Ya duérmete", pero era él quien me tocaba y besaba de nuevo.

Saint se despertó primero, cuando abrí mis ojos, el estaba viendo la playa muy atento, se ve tan guapo, no pude evitar sonreír, así que se giró y me miró...

- Buenos días, esposo mío.

- ¿Y solo yo soy tuyo?

- No, yo también soy tuyo, Zee. ¿Cómo te sientes?

- De salud, bien gracias.

- Sabes que no me refiero a eso...

- Saint... Estoy bien, ¿Quieres salir? ¡Vamos a caminar a la playa! - Me levanté para tomar una ducha y el me llevó de nuevo a sus brazos...

- Esta vez, te dejaré bañarte solo, pero no siempre será así...

Me dió un beso muy dulce y después me fui a bañar, cuando ya me estaba poniendo la ropa, él se fue a bañar. Me salí un momento al pasillo para esperar a que él pudiera ponerse la ropa, al salir fuimos a dar un paseo y estuvimos jugando mucho.

A veces, piensas que el deseo puede empezar a desvanecerse después de la primera noche. Sin embargo, no vi disminuir el deseo de Saint por mí, las siguientes cuatro noches, los días también fueron muy hermosos, cada uno de ellos quedó lleno de recuerdos preciosos.

 Sin embargo, no vi disminuir el deseo de Saint por mí, las siguientes cuatro noches, los días también fueron muy hermosos, cada uno de ellos quedó lleno de recuerdos preciosos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La estadía en ese Hotel era, siete días y seis noches... Era nuestra última noche en ese lugar y Saint dijo que iría a comprar algo de cenar, me parece que no le gustó la comida del Hotel, en fin estaba haciendo demasiado calor, me quité la camisa y me quedé solo en ropa interior.

Fui a unos estantes que había en la habitación y estaba buscando algunos platos para comer, en ese momento, Saint llegó y a mí me cubría, una parte del estante de abajo. Le dije que llevaría los platos, pero entró para ayudarme.

Narra Saint:

Cuando entré en aquel lugar, vi a Zee solo en ropa interior, traté de desviar mi mirada, porque sentí que la temperatura de mi cuerpo comenzó a subir con mucha intensidad. Me acerqué a él para ayudarle, pero él se rasguñó el abdomen.

- ¿Estás bien?

- Auch, esto duele...

- Estás sangrando, ven te limpiaré la herida.

- Pero, no es grande, mírala bien.

- Aun así, se puede infectar, ven conmigo.

Lo llevé a la cama y le pedí que se recostara para poder curar la zona de su abdomen lastimado, él tenía razón, era muy pequeña la herida, pero sigo sosteniendo que puede infectarse, con la caja de primeros auxilios, limpié muy bien así y cubrí la herida.

- Deberías de tener más cuidado...

- ¿Me estás regañando?

- ¡Sí! ¿Qué hacías sin camisa en primer lugar?

- Está haciendo calor...

- ¡Esa no es excusa, yo también tengo calor! ¡Y pudiste encender el aire acondicionado!

- No me grites...

- ¿Crees que no me preocupas? ¡La herida pudo ser grave!

- Saint... Bésame...

Me confundí tanto con lo que me pidió, no estoy siendo romántico, estoy sumamente enojado porque fue descuidado, pero a él parece importarle mucho un beso ahora. Me levanté y fui a la mesa al lado de la cama, puse el aire acondicionado y me salí.

- Así que me ignoras porque me lastimé.

- Ponte una camisa Zee, pronto bajará la temperatura.

Narra Zee:

Está molesto, eso se puede percibir, pero fui y lo abracé, no quiso devolver el abrazo y me mandó nuevamente a ponerme una camisa. Me enojé, me fui a la cama y cerré la puerta con fuerza, para que él supiera que yo también estaba molesto.

De todas maneras puede dormir en el sofá, me acosté dándole la espalda a la puerta, porque si entraba en verdad no quería que me viera como cuando me regañó antes. Escuché que abrió la puerta y sentí cuando se acostó en la cama.

Parecía que quería decir algo, pero no podía hacerlo, estaba con aquellas palabras atoradas en su garganta, de pronto, me abrazó.

Su brazo derecho rodeó mi cuello y el izquierdo mi cintura, puso su cabeza sobre la mía, se acercó a mi oído y dijo:

- Perdóname, no debí negarte mi cariño solo porque estaba enojado.

- Eso ya no importa...

- A mí me importa, por favor.

Pude sentir su corazón latir muy fuerte en mi espalda, eso fue como un tranquilizante, se sentía muy bien y daba sensación de comodidad y me llevó a sonreír.

Después me llegó a la mente una pregunta, y decidí hacerla porque en verdad quiero escuchar la respuesta.

- ¿Por qué no quieres que esté sin camisa?

- Eso no es importante, solo déjalo pasar.

- A mí me importa...

Me giré un poco para escuchar su respuesta, pero no me dijo nada, solo me miraba, hasta que me soltó, se arrodilló en la cama y se quitó la camisa frente a mí. Mi corazón latía tan fuerte, creí que saldría volando de mi pecho en cualquier momento.

Me levanté y también me arrodillé frente a él, tomé sus brazos e hice que rodearan mi cintura, toqué parte de su dorso y sus hombros, besé su cuello. No sé lo que me estaba pasando, solo sé que era una necesidad acercarme así...

- Ahora entiendes lo que sentí, cuando te vi sin camisa...

- Nada te costaba decirme eso.

- Ese es el problema, no quiero decirlo, quiero demostrarlo.

- Hazlo... Demuéstrame lo que sientes.

- Primero debes comer... - Se quiso ir y lo agarre fuerte.

- No, no tengo hambre... Quiero que me hagas el amor...

¡Quédate Conmigo! SaintZeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora