CAPÍTULO 1: El inicio

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Soy Victoria Isabelle Corberó, la primogénita y heredera de uno de los imperios más importantes de mi país. Desde muy pequeña mis padres me han educado para continuar con el legado porque desde que mi madre sufrió un aborto con su tercer embarazo, supieron que no tendrían mas hijos y desde entonces, se han volcado en mi educación.

Aunque solo tenga veinticinco años, puedo decir que soy uno de los activos mas importantes de la empresa. Desde que terminé el máster, he comenzado a trabajar codo con codo con papá y he aprendido del mejor así que en muchas ocasiones contradigo a hombres de negocios que me duplican la edad. Algunas personas pueden decir que soy muy fría, dura o incluso que soy muy borde pero me da igual, se cual va a ser mi futuro y tengo que actuar en consecuencia.

—Cariño —entra mi padre.

—Papá —me quejo —te tengo dicho que en la empresa me llames con formalidad.

—Lo siento —dice con cariño —a veces se me olvida que en el trabajo, no eres mi hija.

Hago un puchero infantil mientras me ofrece un informe, como soy su mano derecha, siempre me entrega todos sus informes para que vea como trabaja. Aunque ahora, antes de decir su opinión pide la mía para ver si estoy siguiendo sus pasos.

—Le echo un vistazo y luego lo comentamos —me quito las gafas de vista —ahora tengo una reunión con el departamento de contabilidad.

—No seas tan dura con ellos —frunzo el ceño —el director del departamento lleva toda la vida trabajando con nosotros.

—Lo sé y sabes que no me importa —me levanto del asiento — debe adaptarse a los cambios —me pongo la chaqueta —somos una empresa de primer nivel y no voy a exigir menos.

—Muchas veces tenemos que dejar que los trabajadores lo hagan a su modo para que rindan más —siempre me dice lo mismo pero no lo comparto —lo importarte es el final, no el camino.

—Lo sé —me quejo —pero es que nunca me hace caso.

—Eso es porque no está acostumbrado que una persona que aún esté comenzando le dé lecciones —Lo sé, en este mundo es difícil ser mujer pero no pienso permitir nada de eso. Soy muy buena y mi sexo no va a influir en mi trabajo, el que no lo vea no tiene sitio en esta empresa —Además, tu no habías nacido cuando el ya trabaja aquí.

Me río, siempre me saca una sonrisa. Le doy un beso antes de salir e ir a la reunión, espero que esta vez no haya muchos conflictos y de una vez, aprendan a respetar mis decisiones. Como siempre llego la última, no me gusta esperar así que me siento en mi silla y comenzamos. Al principio hablamos de los balances mensuales de nuestra sede, se han incrementado los ingresos en un 13% y eso es maravilloso. Significa que estamos haciendo un buen trabajo y tenemos que seguir en la misma línea.

—Señorita Corberó —dice serio el jefe del departamento —nos hemos percatado que por tercer mes consecutivo, la sede de Madrid ha bajado sus ingresos mensuales.

—Joder —me cabreo —¿pero cómo es posible?

—Han perdido varias cuentas importante...

—Esto es increíble —le corto —esto no puede continuar así.

—Como llevo muchos años en este mundo —primera pulla que me dice, pero se lo tolero porque se que va a decir algo que merece la pena —he hecho las preguntas adecuadas.

—¿Y que ha averiguado?

—Me ha llegado rumores de que tenemos un topo.

—¿CÓMO? —me quito las gafas de vista, lo que me faltaba.

Todos los te quiero que no te dije (Saga TE QUIERO I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora