CAPITULO 3: Miradas que intimidan

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El sonido del despertador me despierta, estoy muy agotada pero tengo que prepararme para ir a trabajar. Soy de las que cuando se arreglan tardan y por eso me despierto tan temprano y no me gusta ir a trabajar con prisas. Salgo de la cama y de camino al baño comienzo a quitarme el camisón de seda, lo meto en la cesta y luego entro en la ducha para darme un baño con agua caliente. Creo que es la mejor sensación del mundo, o al menos para mi porque me relaja.

Veinte minutos después, salgo y me enrollo el cuerpo con una toalla y cojo otra para hacer lo mismo con mi cabello castaño. La ducha me ha sentado genial y tengo mas energía, me miro en el espejo y mis ojos azules brillan. Comienzo a ponerme crema hidratante y serum para preparar la piel, luego empiezo a maquillarme. Soy muy básica con este tema, me pongo un poco de base, corrector de ojeras, un poco de colorete rosa, rímel y pintalabios mate. En esta ocasión me decanto por un tono fucsia para darme color porque soy muy pálida. Me miro al espejo y creo que me he maquillado muy bien y eso es buena señal.

Salgo del baño para ir al vestidor a elegir el outfit para ir a trabajar, me decanto por una blusa blanca suelta y decido combinarla con una minifalda de cuero. Meto la blusa dentro de la mini dándole un rollo increíble, me miro al espejo y voy ideal. Por último, entro de nuevo en el baño para peinarme y secarme el pelo, no se que hacerme así que finalmente me decido por una cola de caballo.

Me vuelvo a mirar de arriba abajo y pienso que estoy perfecta para comenzar un nuevo día de trabajo, para ir cómoda, me calzo unos tacones del mismo color que el pintalabios y además, no son muy altos.

No estoy acostumbrada a prepararme el desayuno, en casa siempre que entraba al comedor, me encontraba a mis padres desayunando y con toda la mesa preparada. Había de todo, tostadas, bollerías, zumos, café... ahora mismo me encantaría estar ahí desayunado, así no tendría este problema. Para no perder más el tiempo, creo que lo mejor es ir a la cafetería que se encuentra en la empresa para desayunar en condiciones y luego, empezar a trabajar. Es la mejor opción de momento, más adelante ya decidiré que haré porque tengo que establecer una rutina.

Llego a la oficina una hora antes de que empiece mi horario laboral, el vigilante como ya sabe quien soy, me deja pasar con un buenos días. Pulso el botón del ascensor pero en esta ocasión apenas hay empleados en el, supongo que a estas horas aún falta que la mayor parte de la plantilla entre a trabajar. Le doy al botón de la tercera planta que es donde se encuentra la cafetería y mientras subo en el ascensor miro el móvil, hoy supongo que papá querrá hablar conmigo y todavía no tengo nada importante que decirle.

Entro en la cafetería y me pido un café americano, un zumo de naranja natural y una tostada con aceite. La cafetería esta casi vacía y eso hace que me sirvan rápido, cuando el camarero me lo deja en la mesa comienzo a desayunar. El zumo esta fresquito y eso me activa, saco el iPad del bolso y aprovecho para adelantar un poco de trabajo.

Aún me queda mucha información para poder trabajar en condiciones pero con la que tengo en mi manos, puedo hacer varias cosas. Todavía quedan dos días hasta que pueda reunirme con el señor Aguilar y se que van a ser días muy largos e irritables. La puerta de la cafetería se abre y por inercia miro pero me sorprendo cuando veo aparecer al hombre que llevo más de veinticuatro horas maldiciendo.

El señor Martín Aguilar, tan tremendamente guapo como imbécil, lleva un traje a medida de color gris que le queda muy bien y lo combina con una corbata del mismo color.

Parece que lleva mucho tiempo en la oficina porque tiene las mangas de la camisa remangadas y el pelo alborotado. Dejo de mirarlo, no quiero que se de cuenta del escáner que le acabo de hacer.

Al terminar el desayuno, me levanto y me recoloco bien la minifalda. Voy a la barra a pagar y me pongo en el otro extremo para evitar estar cerca de el. No me apetece ni acercarme después de cómo me trató ayer, no se quien se cree pero esa se la tengo jurada.

Todos los te quiero que no te dije (Saga TE QUIERO I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora