CAPITULO 4: Maldito señor Aguilar

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Miro el reloj por infinita vez, aún quedan media hora y estoy entre impaciente y nerviosa. Apunto en un papel todo lo que quiero decirle para que no se me olvide nada, necesito el acceso y voy a luchar hasta conseguirlo. Como todavía tengo mucho tiempo libre, entro en el servicio que tengo en mi oficina y me retoco el maquillaje, a no ir a casa todavía llevo el outfit y maquillaje de esta mañana. La cola esta perfecta así que ni me la toco, vuelvo a mi despacho y abro el bolso para echarme un poco de mi perfume preferido.

Miro el reloj y solo quedan diez minutos, salgo de mi despacho porque sé que no puedo parar quieta y voy a hacia el ascensor. Pulso el botón y cuando se abren las puertas observo que solo hay tres personas dentro, ya mas o menos controlo el horario donde más abunda el personal y tengo suerte que no sea en esta. Pulso la última planta y me pongo en la esquina, a medida que subimos empiezan a salir los ocupantes hasta que me quedo sola.

Llego a su planta y suelto el aire acumulado, llegó el momento y no puedo esta mas animada por esta reunión. De lejos veo a su secretaria y camino moviendo la cadera segura.

—Buenas tardes —le digo de forma altiva.

—Buenas —me responde con mala cara —como le comenté la...

—Lo sé —la corto porque no estoy para perder el tiempo —pero recordará también que me comentaste que una de las opciones para poder hablar con el señor Aguilar es que el me llamara— sonrío con malicia — y lo ha hecho.

—¿Qué? —se sorprende —el señor Aguilar no me comentó nada así que no la puedo dejar pasar.

—Aún tienes tres minutos para averiguarlo —miro el reloj —no creo que al señor Aguilar le guste la impuntualidad...

Mira el reloj un poco nerviosa, yo decido dejarle espacio pero mi actitud es de suficiencia. Victoria Miller 2, secretaria odiosa 1, vuelve a mirar el reloj y cuando marca las cinco coge el teléfono y lo llama.

—Señor Aguilar —dice —la señorita Miller dice que tiene una cita con usted ...—no se que le responde pero no creo que sea algo bueno porque se ha puesto pálida —pasa —me dice borde.

—Gracias —sonrío con la boca grande y toco la puerta, espero un adelante de su parte y abro—Buenas tardes —digo educada.

—Pase —responde cortante sin mirarme, tiene toda su atención en su iMac— siéntese.

Lo hago en la silla que está justo en frente suya y espero a que me preste atención aunque sea mínima. Aprovecho que el está metido en algún documento y le analizo, tiene unos ojos preciosos, es de un color azul pero tirando a frío, como es el. Casi me rio por la ocurrencia pero por suerte me pude contener, miro el reloj y ya han pasado diez minutos.

—Señor Aguilar —comienzo diciendo irritada, odio perder el tiempo y me parece una falta de respeto que me ignore de esa manera cuando el me ordenó que a las cinco estuviera en su despacho.

—Cállese —ordena cortante y sin mirarme.

—Si lo prefiere vuelvo en otro momento —mi tono de voz refleja mi irritación del momento.

—No me gusta repetir las cosas —que hombre mas imbécil, no me canso de pensarlo. Ahora entiendo que le apoden el villano cuando lo es.

Para no aburrirme y evitar mirarlo, comienzo analizar su despacho. Es grande, muy grande y también es muy frio como el. Es de un color azul tirando a gris, en el lado derecho tiene una estantería repleta de libros que supongo que los tiene de decoración. En medio hay varios sofás independientes y otro en forma de ele de un azul más oscuro. Entre los sofás, hay una mesa de cristal muy bonita, encima tiene varias revistas de economía que también pienso que es de decoración.

Todos los te quiero que no te dije (Saga TE QUIERO I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora