Rompiendo reglas (Parte 2)

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Joshua:

Un umbral oscuro producto del cumulo de nubes oscuras cubría la ciudad, un toque opaco de este lado del mundo no tenia que faltar, rompiendo ese ciclo nefasto que tuvo victimas como Ezequiel y Amalia. Por si fuera poco, una lluvia de tono incesante comenzó a entorpecer los camino de pasto en este lugar. 

Hoy, junto a toda la clase y familiares de los difuntos, estamos velando por ellos, su ultimo adiós. Lamentablemente, después serán separados de la ubicación donde se encuentran ahora porque van a ser enterrados en dos lados distintos del cementerio. Sigo dudoso a que familia acompañar en este negro momento.

En un momento dado, tuve que recurrir al baño, entre de una manera tan estrepitosa, cayendo sobre la puerta, que un sujeto que se encontraba dentro soltó un grito de espanto. Cuando me levanto de la caída resulta que una jeringa rueda hasta mi, dudando de las verdaderas cuestiones que tenia Ricardo. Sus ojos inyectados de sangre manifestaban temor que le producía este suceso, o acaso.... ¿él quería correr?.

El contenido de esa jeringa era un liquido espeso, podría decir lo primero que se me venga a la cabeza, entonces iba acercándome pero él me lo arrebato y paso a ocultarse al otro lado del pasillo del baño. Su vestimenta estropeada por estar en esa situación, a mi también me impacta que le suceda, su saco estaba regado por el caño junto al espejo encajado en la pared. 

No quería salir de aquí causando un alboroto, empezando por él, entonces me tumbe en la esquina del baño, como si tratara de estar sentado, entable una conversación que sentía una gran empatía de un lado que no conocía de él. 

Dos años atrás, cuando comencé en el instituto, Ricardo se encontraba un año adelante que yo, aunque no nos hablamos, jamas, pero jamas sentí un lado sensible, poco bueno, todo lo bueno que podría surgir entre estos 6 minutos que hablamos se hubieran transformado en meses y meses de amistad. Yo sentía su relativa vacuidad, pues sin conocer su familia, parecía no tener una fija, tuve que sacarlo a escondidas del cementerio sin causar miradas chismosas entre todos los compañeros y desconocidos presentes. 

Subimos a mi auto, tuve que acomodarlo atrás ya que estaba perdiendo el equilibrio al caminar, los efectos del alucinógeno comenzaban, pues, ya en la mitad del trayecto él no paraba de reír y comentarme anécdotas muy hilarantes. Nunca sabre que pasa por si mente, pero eso no significa que le tenga miedo. 

-Quiero preguntarte algo muy aparte de esto. Primero que todo, ¿te sientes cómodo?.

-Si, estar contigo es mas casi divertido que con esa cosa que, bueno, tú ya sabes. -Volvió a reírse, aunque esta vez con menos intensidad.  

-¿Qué paso ese día? En la discoteca, ¿porque te enfrentaste a puños con Ezequiel? -no me contestaba. Una seriedad reflejada en su cara era la respuesta mas incomoda que recibiere.

Ricardo:

Las mismas preguntas salieron de la boca de Víctor, no puedo creer que voy a volver a responder esta pregunta. A la próxima vez que alguien haga este tipo de preguntas muy insignificantes, desde ahora, para mí, no tendré paciencia. 

Creo que ya llegue a mi limite, siento esos mareos de nuevo. ¡Rayos! Ahora si creo que volveré a cerrar los ojos, este cansancio abunda todo mi cuerpo, lo peor es que Joshua me miraba de manera ansiosa, pues era lógico que estaba a punto de desmayarme en su auto.

En el momento en que entro a mi mundo de sueños, siempre será lo mismo aquí, desde ese día no parare de cambiar algún detalle, creo. Entre a esa habitación, iluminada por las ventanas a su alrededor, mi casa, puerta de roble negro rayado con una cuchilla, donde se encontraba mi nombre tallado. En la cama me encontraba llorando, mirando fijamente al armario, señalando con mucha atención, tuve que acercarme a una luz resplandeciente.

Cada vez que recuerdo este lugar siento escalofríos, llevaba ropa abrigada un lunes por la noche, mirando mi reloj a la espera del tren eléctrico, pero ella iba hacia mi. Detrás mío se encontraba una señora y su pequeño, y adorable, hijo. Las luces parpadeaban, evitando la vista, cuando en eso, un electricista verifica el panel de conexión, para que luego regrese con una escalera y cambiar los focos. ¿Por qué? ¿En realidad era necesario?

Todavía ella no se encontraba ni 5 metros de mi cuando ocurrió la tragedia, un temblor sacudió la estación, causando que el electricista cayera con toda su escalera hacia mi, en toda esa trayectoria, empujándome.

Y me preguntaba si el tren estaba frenando por el gran movimiento, pero lo único que no me percaté fue que la señora y su dulce niño ya no se escuchaban. Aparentemente, yo, sin darme cuenta, expulse a los dos hacia las vías del tren, provocandoles la muerte instantánea. Yo jamas había tenido tan cerca a la muerte, presencia lo que tal vez era mi razón de levantarme de mi cama por los siguiente meses. Ella, aquella chica que se aproximaba, quedó helada por la nefasta escena, se llama Juliet, también fue la última vez que nos vimos. Perdí a una amiga, y, además, la reputación en la escuela que llevaba en ese entonces. Tal vez, si solo tal vez, si no hubiera permanecido en ese lugar jamás tendría que haber perdido tanta gente a mi alrededor, en especial a esos 2 desconocidos que, para mi mala suerte, no se encuentran conmigo, pero nunca volverán.

Luego, apareció en la discoteca, si, ese lugar donde tuve un intenso enfrentamiento con Ezequiel. Aunque él sabía la razón, no sabía que podría ser capaz de tal cosa, pensé que podríamos llevarnos bien, pero finalmente terminó siendo un asco total para mi. Engañándome, sabiendo que lo más preciado que tenía era para mi esa tal persona. Al final de cuentas, termina noqueando a Ezequiel. Lo único que hice fue escaparme lentamente por la calle hasta la parada próxima.

Detective San Lorenzo:

Era el momento, debíamos llegar lo más rápido posible a su casa, el primer sospechoso. Mi compañero, Matias, y yo nos dirigimos al domicilio del joven Ricardo Castillo Perez, a quien se le encontró sus huellas dactilares en unos objetos raros en la prenda del joven asesinado. Quizás no se le espera, pero tendremos una tensión enorme en este progreso lento.

Para cuando solo faltaba unos metros, dos chicos bajaban de una auto, obviamente, el joven Castillo se encontraba ahí, logrando facilitar su intercepción. Aunque fue difícil que coopere por los alaridos y movimientos estrepitosos, tuvo que calmarse con ayuda del segundo chico presente, quien nos siguió en compañía de sus padres a la comisaría.

Lo peor de todo es que el joven Castillo no se encontraba muy bien, tenía la piel pálida y como si sufría de insomnio, esto no llevará a nada bueno en el caso, mejor estoy mirando el camino hacia la delegación.

¿Es posible que este chico asesinara al joven Solario? Esta pequeña ciudad es más conocida por sus grandes crímenes.

Una sensación de incomodidad esta recorriendo mi cuerpo al saber que, posiblemente, estoy manejando mal esta situacion.

La vida (con) SIN élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora