...Y del tiempo habrá sentencia

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Amalia (Pasado):

Yo, luego de estar varios minutos en la fiesta, estuve a punto de irme, hasta que, ¡oh, casualidad!. Un nuevo mensaje llegó a mi móvil. Al menos dándome a entender que una nueva noticia sería la sensación de la semana. Víctor y Anita, raramente, confirmaron su relación a través de una foto incluyendo un mensaje muy tierno:

"Me rodeé de gente divertida, espontánea y variada. Hasta que conocí a una chica maravillosa, logrando nuevos matices en la paleta de colores de mi vida"

Mientras me encontraba neutral por la noticia, me incorporé más en la fiesta, que las malas vibras se alejen, trate de disfrutar el momento al máximo, despejándome del estrés.

Más tarde, consulte la ubicación del baño, pero aunque me advirtieron de su mal funcionamiento, ascendí por la gran escalera y logré pasar con temor el pasillo oscuro. Lamentablemente no pude reconocer la puerta del baño, o si realmente alguna era una puerta, la paleta monocromática de esta parte de la casa no hacía bien para un pasillo tenebroso.

¡Maldición! No se mi mente está jugando una broma o, ¡¿hay una silueta al final del pasillo?! Siento mi corazón en la boca, pensando en que es, por lo que encendí la linterna del celular, llamándole la atención un sujeto corriendo a una velocidad que no distinguía su rostro, lanzándose a la ventana. Tontamente me acerqué a revisar qué o quién era, pero lo único relevante que logré captar fueron mechones de cabello, algo extraño a mi parecer.

El pasillo se envolvió de una intensa luz blanca emitida por los focos, Marissa lo encendió, sorprendida de su expresión entre pasmada y poco burlona ante mi. Le explique lo sucedido, pero creo que las dos no comprenderemos ni nada de esto, y... ¿Por qué alguien o qué diablos quería con cabello?

Para cuando me encontraba de salida de la fiesta, me encontré con Victoria, quería conversar con alguien acerca del tema sobre la relación de Víctor y Anita, de mujer a mujer, pero su reacción fue de enojo contra mi, y mi móvil, lanzándolo lejos. Demoré treinta minutos para encontrarlo, pero mi sorpresa fue otra, aparte de la pantalla quebrada, como se encontraba una especie de mini-cabaña a unos metros de la casa de Liseth, asome mi cabeza por la ventana. Una luz enfocó mi rostro dándome un gran susto.

-¡Mierda, Amelia! Como lo siento. Discúlpame, por favor -dice, mientras me ayuda a ponerme de pie.- ¿Qué hacías en la ventana?

-No te preocupes, más bien, lo siento yo. ¡Estoy muy tarde!. Eh... te veo mañana, necesito estar en mi casa ahora.

-¿Qué es lo que viste exactamente? Se precisa por favor.

-Oye, me estas lastimando el brazo. ¡Cálmate! -no me gustaba para nada esta situación -Tu nariz, está sangrando.

-Bien, bien. Ahora, por favor, vete.

-¿Qué te ocurre, Víctor? ¿Te sientes bien?-sentía alguna clase de nerviosismo -¡Maldición! ¡Oye, despierta! ¡Ayuda!

No importó cuanto grite, nadie me escuchó por lo alto de la música, nadie se acercó a ayudarme, solo hasta que mi madre vino en su auto. Alze mis manos en pedida de auxilio, por lo que me ayudó a cargarlo, encendiendo el auto en dirección al hospital.

Mi mamá, angustiada por la salud de mi compañero, me preguntó si él consumió alguna sustancia, pues me percate, antes de su desmayo inesperado, que sus pupilas se encontraban algo dilatadas, por fin me sirvió de algo ver series sobre detectives.

En fin, volviendo al tema, al llegar al hospital nos consultaron los números de sus padres, que por suerte su teléfono se encontraba en casa.

Sus padres venían desesperados, a la búsqueda de su hijo, solo para llevarse la sorpresa de que su hijo estaba en esa cama del hospital por consumo de drogas, lamentablemente cuando despertaba recibió un gran regaño, pues aunque era obvio su estado, él ya había sido advertido con anterioridad.

En la media hora en que me encontraba junto a los bancos fuera de la habitación, sus padres me consultaron si que tal vez quería hablar con él antes de que me retirara. Pero, para cuando ya entre al cuarto, luego de acceder amablemente, sentí un ambiente frío, y entonces él me dio su celular, con una mirada fulminante, como si quisiera arrancarme mis ojos. Por un momento desapareció, pero no note que es lo que buscaba con darme esto.

-Por favor, ayúdame. Quiero que cuides este teléfono. Es algo muy, pero muy, valioso lo que se encuentra ahí. -él me sujetó con fuerza mi brazo.

-Espera -dije, pues no entendía nada sobre esto-. ¿Quieres que solo cuide esto? Pero... primero déjame en claro que "tanto" importante es esto.

-Mira, solo te diré esto, no dejes que esto llegue a manos de Ezequiel ni de Victoria y tampoco a Anita -me suelta del brazo muy lento-. Necesito que me prometas, ¿bien?

-Lo juro, nadie tendrá este celular. Pero, ¿tus padres no sospecharan de que no lo tengas a la mano?

-Eso es de lo que yo me voy a encargar...

Ezequiel (Pasado):

No lo se, tal vez está enojado, enojado conmigo. ¿Debería invitarlo a conocernos mejor? Siento que si quiero formar una buena amistad, tal vez, debería ser más amable. ¿Pero como?

Ya me habían aconsejado de que no me obsesionara tanto con conseguir amigos, pero siento que, de alguna manera, yo voluntariamente había esa chispa de amistad. Al fin sentí que yo podía tener un nuevo comienzo, una nueva gran partida, en esto de la "amistad".

Una vez, hace 3 años, le consulté con mi madre si era normal, o algo que explicara qué me ocurre, por lo que tuvimos una charla sobre qué es lo que se familiariza con esto. Todo normal hasta ahí, cuando de repente, mi mente me hizo una mala jugada, tenía un gran estrés por los exámenes de último año, por lo que mi sentimiento de hambre no cesaba y tuve problemas gástricos debidos a esto. Lo peor, no dejaba de gastar mucho, mis padres se enojaron mucho, ocasionando muchos gastos económicos.

Lamentablemente, mi madre murió 2 semanas después, durante las vacaciones, en un accidente, y yo seguía empeorando. Me sentía tan vacío, aún en compañía, sentía como si no fuera nada, pero, tal vez soy algo. Deje de sentirme yo mismo, no sentía que era algo o alguien, hasta que llegue al punto de tener un ataque explosivo frente a mi padre.

-Papá, ¿puedes prestarme algo de dinero? -digo.

-Ya sabes las reglas, nada de dinero hasta que aprendas la lección. Sabes, mañana iremos fuera de la ciudad, nos relajaremos unos días allá.

-Lo se, es la tercera vez que lo dices -entonces fue donde ocurrió, arrojó casualmente la taza favorita de mama-. ¡Mierda! Lo siento.

-Pero... ¡¿eres un imbécil?! Acaso no te das cuenta, ¡¿tienes problemas de vista?!

-Oye, cálmate. Lo arreglaremos y así... -lo empujo contra la pared.

-¡Cállate y vete! -no lo hice intencionalmente-. Oh, no. No, no, no...

-Aléjate, si. Tráeme algo para esto.

Mi padre tuvo que ir al hospital, casi le abro la ceja, le pedí perdón, pero no hacia contacto visual. Ya estaba harto de esto, pero yo no quiero perder a mi padre. Yo ya perdí a mi madre, no quiero que nadie me deje solo...

Solo... y si es mi final, tal vez solo quiero, quiero eso, será... ¿atención? Soy, era, seré, malo o bueno, no encontraré un intermedio, tal vez solo tengo un limite...

Mi reloj está sonando su alarma, ya es hora de tomar mis pastillas. Lo siento, Víctor.




"Aprovecha los instantes de soledad para ser tu gran compañero"

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⏰ Última actualización: Nov 05, 2020 ⏰

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La vida (con) SIN élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora