Capítulo 1: El encuentro

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No sabía en donde me encontraba. Estaba parado en medio de la nada. A mi alrededor solo había oscuridad. Como esas noches donde no podía dormir y lo único que hacía era observar el techo hasta el amanecer.

Escuche una voz. Una voz femenina. No logre comprender lo que trataba de decirme...

Ayu… me… Fred…

Empecé a caminar. Mis pasos resonaban en el oscuro espacio como si estuviera recorriendo kilómetros y kilómetros sin parar. Me di cuenta de que cada vez, poco a poco, empezaba a escuchar una suave caja de música desconocida para mí, o eso creía. Sentí nostalgia al oír esas melodías, como si me trajeran hermosos recuerdos… pero no la reconocía…

Empecé a correr. La curiosidad me había inundado, debía saber de dónde provenía aquella melodía. Entonces, como un pequeño rayo de esperanza, una tenue luz empezó a emerger de la inmensa oscuridad.

Cuando llegué a mi aparente destino me encontré con una pequeña mesa de cristal. Sobre esta, reposaba un reloj de bolsillo dorado, estaba cerrado, en su cubierta mostraba el relieve de un dibujo, un conejo con un naipe en una mano, una “A” de corazones para ser exactos y un caballero blanco de ajedrez en la otra.

En poco tiempo me di cuenta que de allí provenía la melodía. Se me ocurrió tomar el reloj. Lo abrí instintivamente, las manillas apuntaban a un número tres romano y cuando el segundero llegó al número doce la música se detuvo y una escalofriante voz resonó en todo el espacio.

-Llegas tarde, conejo blanco- Seguida de una tenebrosa risa.

Después todo se volvió oscuro. Y se vio una maniática sonrisa con ojos rojos

***

[Día 0 06:27]

Desperté de golpe con respiración acelerada, miraba desesperado a todos los lados. Paredes blancas, decoradas con fotografías, una ventana a un lado, a mi lado izquierdo había una serie de máquinas, estaba sentado en una silla y frente mío había una cama, sobre ella había una persona. Me quede en silencio unos segundos y lo único que escuchaba era una serie de pitidos, luego me di cuenta, de que estaba en una habitación de hospital.

Mi nombre es Frederick y si mal no recuerdo en esa época tenía 16 años, el sueño que había tenido antes sabía que no era el primero ni último que tuve, ahora que estaba despierto sabía muy bien de quien fue esa voz que me pedía ayuda, fue de la chica que estaba en coma sobre esta cama, Alice, mi hermana. Nos encontrábamos en un hospital especial, para la rehabilitación de ella, el Centro Psicológico Traumático o el CPT. Ella había estado así desde que nuestra casa se incendió, junto con nuestros padres y hermana. Cuando eso sucedió estaba en mi internado. En donde Alicia ingresaría y por lo que estaba estudiando ese verano. Este internado iba desde cuarto grado hacia adelante.

Vengo durante la tarde, después de clases, y por lo que veo por la ventana, ya está amaneciendo. Otra vez me había quedado hasta la madrugada.

Había tomado la temperatura de mi hermana, estaba helada, se notaba por su mal estado, pálida, con labios secos, delgada, parpados hinchados…

3 años atrás en esa época, en verano, ella había desaparecido durante un tiempo y había hablado de cierto país imaginativo según me contaron. La última vez que la vi consciente fue la semana anterior a que ella desapareciera… Si tan solo no me hubiera ido a ese campamento de estudios… Al final de ese mismo verano, cuando iba a volver del campamento, me informaron de que mi casa, nuestra casa, se había incendiado y que la única sobreviviente fue Alice, junto a un reloj y una carta en las manos, ella no despertó. En los 3 años que pasaron.

[Día 0 07:03]

Caminaba al paradero de bus donde se suponía que debía tomar 3 paradas para llegar al internado. Me senté en una banca cerca del paradero que, por la cercana llegada del verano estaba atestado de gente.

Busque dentro de mi bolsillo un objeto, al que le tenía cierto miedo… saque un pequeño bulto de mi bolsillo. Un pañuelo. Algo tembloroso removí las puntas del pañuelo para dejar a la vista un dorado reloj de bolsillo, en la cubierta relucía un dibujo de un conejo.

Sí, Era el reloj del sueño. Y, además, el reloj que Alice rescato del incendio.

Lo sostuve en mi mano libre durante un segundo. Sentí que un extraño sentimiento inundo mi cabeza. Se escuchaba un horrible lamento de una joven pidiendo ayuda y de repente, todo se puso en silencio.

¿Qué vas a hacer? Florero Dijo una voz burlona dentro de mi cabeza. Tire inmediatamente el reloj al pañuelo y acto seguido lo guarde en mi bolsillo.

Cada vez que tomaba el reloj pasaba eso, una misteriosa y burlona voz se me venía a la cabeza acompañada de ese tormentoso grito… A veces me preguntaba que en un día de estos terminaría allí dentro, en el CPT…

Levante la vista mirando el cielo, estaba despejado. Mi vida no valía nada. Sin ningún propósito. Ninguna meta.

Mire hacia arriba mientras observaba mi triste vida de blanco y negro.

-Se te ve algo angustiado, Frederick.

Baje rápidamente la mirada. Era una chica, mirando de hacia al frente sentada a un lado mío.

Así es como empezó todo. Toda aventura tuvo un comienzo. Y este fue en esa banca. En ese paradero. En ese minuto. En ese segundo. En ese verano.

Luego de eso, nada volvió a ser lo mismo.

Alicia en el País de las Pesadillas: Recuerdos olvidadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora