La ansiada vida de Cara

El día.

13 de julio. Son las 5:00 de la madrugada. Oficialmente es mi cumpleaños, oficialmente soy mayor de edad, oficialmente puedo hacer lo que quiera sin que nadie me diga nada. Si, por fin. Aunque hasta octubre no voy a empezar. El día 17 voy a hacer el examen para la beca Erasmus. Si no me la dan, puede que no pueda ser yo. Me lo juego todo en ese examen, por eso me pongo a estudiar rápidamente aunque sean las 5:09 de la mañana y hoy sea mi cumpleaños. "¿Quieres ser tu, no Cara?" me repito todo el rato para no olvidarme de lo que quiero. Son las 5:14 de la madrugada y no es que este despierta del todo, por eso me lo repito una y otra vez.

Las 10:45 de la mañana. Sigo estudiando en mi habitación que gracias a el sol de verano ilumina mi habitación lo suficiente para ver perfectamente todo lo que tengo que estudiar al igual que el resto.

-Hija, para de estudiar un poco.-me dice mi madre.
-No, mamá. No pienso dejar que se me escape esa fantástica oportunidad ni en bromas. Pienso esforzarme al máximo, hasta que no lo consiga no quiero parar.
-Que exagerada eres, por dios, Cara. Haz el favor de parar un poco y ven a desayunar que te he preparado un desayuno especial para ti. Y no me puedes regalar, soy tu madre, Cara.-me dice muy seria mi madre.

Cuando se pone así realmente a veces he llegado a tener un poco miedo de ella. Bueno, eso por lo menos me pasaba cuando era pequeña y tenía que hacer la cama. Me lo decía tan seriamente que de un segundo al otro, me tenía haciendo la cama.

-A sus ordenes señora-digo divertida y mi madre y yo nos reímos al unísono. Nos dirigimos hacía la cocina, donde me espera mi delicioso desayuno.

Me espera mi leche fría de soja con tarta de zanahoria de mi abuela, no hay mayor tesoro que ese en el mundo, para mí.

-Tu abuela, te ha mandado esto por tu cumpleaños, dice que espera que te guste y que ya te hará otro regalo. Deberías llamarla por teléfono, esto es un montón.-me dijo mi madre con su cara seria.

-Lo sé, mamá- me meto un trozo de bizcocho y lo saboreo hasta la última mordida-ummm, es mi deber. Esta demasiado bueno. No entiendo porque todo lo que hacen las abuelas esta bueno, por muy poco que te guste, enserio.
-espero que así sea.

Voy a mi habitación a seguir estudiando. «Concentración, inteligencia y esfuerzo» me repito para no dejar que nada me distraiga y sigo a lo mío. De repente como no entra mi hermano.

-Hey. Cara,¿no tendrás un hueco para mí libre?- pregunta mi hermano con cara de querer un consejo. Lo conozco tan bien que se lo que le pasa en cada momento.
-Quieres un consejo,¿verdad?
Asiente con la cabeza y los dos nos sentamos en mi cama, como dos hermanos que se quieren mucho(en el fondo pero muy fondo es así).
-Hay una chica en el instituto que me ha pedido ser su novio.
-Bueno,¿y para esto me llamas?-le digo.
-Joder, no me dejas hablar. Bueno pues aparte de eso quiere mas que ser novios. Quiere sexo y yo soy virgen y no tengo ninguna gana de dejar de serlo, joder. Pero esto no termina aquí. Luego si le digo qué no ¿que?
-Mira, mocoso. Yo sabes por lo que pasé. Por eso mi único consejo es: deja de ser virgen cuando a ti te apetezca y cuando me entere quien es la tía que quiere sexo contigo, ósea con mi hermano, juro por dios que no le va a quedar ningún pelo en la cabeza. Por cierto ¿quién es?
-Lena Herst.
-¿¡Que!? La alemana te pide sexo. Como cambian los tiempos, por dios. Bueno sabes que mañana tengo el día libre, ósea no voy a estudiar y no voy a hacer nada así que podemos pasar el día juntos y hablamos¿vale? Lo siento, pero necesito terminar esto de una vez.
-Si, tranquila. Por cierto te echaba de menos.-me da un dulce abrazo y se va.