Debiste cerrar la puerta.

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Pensé que esta noche iba a ser especial pues mis padres estaban invitados a una boda e iban a estar fuera, no querían que yo me quedara sola así que le pidieron a mi tía que viniera por mí para que me fuera a dormir a su casa pero yo no quise. No sé cómo los convencí de que me dejaran hacer una pijamada con 7 amigas después de rogarles mucho aceptaron, tal vez fue porque ya querían irse, llevaban prisa o yo que sé pero me sentí tan dichosa.

Todas llegaron puntual a las 8:00 p.m. y mis padres se fueron, me alegre tanto, tenía a mis 7 mejores amigas en mi casa y sin mis papas, es lo que todo adolecente desea.

Paso una hora y todas bailábamos, tres horas después estábamos agotada pero no queríamos dormir solo queríamos aprovechar el momento porque creí que faltaría mucho para que mis padres me volvieran a dejar sola otra vez, que equivocada estaba.

—Catalina, ¿por qué no vemos una película de terror?

Me dijo Marcela.

—Mejor una de amor. Dijo Julieta.

—Mientras que deciden prendo la televisión. Les dije y así lo hice. Siempre se me han hecho aburridos los noticieros pero nunca ninguna noticia me había dejado tan asustada como la que acababa de escuchar, decían que un psicópata había escapado del Hospital psiquiátrico San Luis. Tal vez pensaran porque me asusta tanto, pues resulta ser que el manicomio está a 3 cuadras de mi casa. Entre en pánico y estoy segura de que Nicole, Antonia, Julieta, Marcela, Liliana, Christina y Natalia pudieron darse cuenta por la expresión que había en mi cara.

—¿Que no es ese el manicomio que queda a tres cuadras de aquí?

Dijo Christina.

—Si. Respondí con voz apenas audible.

—¿Y qué es lo peor que nos puede pasar?

—No lo sé, pero hay que cerrar todas las puertas.

Trate de calmarme, ya habíamos asegurado todas las puertas pero no podía dejar de pensar en que algo malo pasaría, era el mismo presentimiento que tuve cuando mi abuela había ido al hospital, horas después había muerto. Pero pensé que esta noche no ganaría nada asustando a mis amigas.

—¿Y bien ya decidieron que película quieren ver?

Les pregunte.

—La de amor. Dijo Liliana.

—¡Si, esa! a ver si así se nos quita un poco el miedo. Dijo Natalia.

Parecía que todas se habían calmado pero yo no podía sacarme la noticia de la mente. Fui a la cocina por un poco de agua hay había una ventana en la que se miraba la calle, la luz era muy escasa, entre lámpara y lámpara había una distancia de unos treinta metros pero a lo lejos se podía ver la silueta de una persona que se acercaba aunque no se sabía si era hombre o mujer. Como deseaba que fuera mujer, se seguía acercando y fue cuando pude ver que era un hombre alto de aproximadamente 1.85 se acercaba cada vez más y más... Traía una camisa de fuerza, no lo podía creer me quede petrificada por unos segundos y el avanzaba más y más, se acercaba a mi casa no sabía qué hacer si decirle a mis amigas o callar.

Decidí decirles, aunque las puertas estaban cerradas no garantizaba que ese psicópata no buscaría la manera de entrar todas nos asomamos por la ventana el ya no traía atada la camisa de fuerza esto estaba mal nos podía hacer daño si lograba entrar. Tenía que hacer algo me decidí para hablar al 911.

—911, ¿cuál es su emergencia?

—El psicópata que salió en las noticias esta fuera de mi casa, tengo mucho miedo.

—Ocupo que te tranquilices y me digas cuál es tu dirección.

—Calle Preston 9501, es a tres cuadras del hospital psiquiátrico.

El psicópata estaba fuera y nos miraba, jamás en la vida había tenido tanto miedo.

—Enviaremos a la policía enseguida. Escuche que decía por último la señorita en el teléfono.

El hombre alto dio la vuelta y pareció que se iba pero yo no iba a estar tranquila hasta que la policía lo detuviera.

Masacre de Viernes por la noche Los LeroxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora