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NA. Fanfic por el cumpleaños de Sakumo. Se supone el capítulo 1 debí subirlo ayer, pero no recordaba que ya estaba en la Sakumo Week 2020 xD (De todos modos, no usaré toda la semana, solo 4 días, y tampoco tomé los prompts, así que no sé si cuenta)

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Sakumo se ríe suavemente cuando Kakashi comienza a correr otra vez.

Él grita, escapa por un lado del jardín y da una vuelta alrededor del árbol de naranjas mientras arroja algunas piedras al pequeño niño de cabello negro detrás de él.

Sakumo estira los pies desde su lugar en la entrada de su casa. El sol gira arriba, es cálido, y Sakumo por unos momentos se siente tentado a acercarse a los niños y poder obtener también un poco de calor.

Sus ojos giran de nuevo cuando Kakashi se lanza contra su amigo y le grita algunos insultos. Una sonrisa más larga se escapa y sus labios acartonados se estiran dolorosamente. Él quiere gritarle a Kakashi un regaño suave, decirle que juegue más despacio y también quizá unirse a ellos en algún momento.

Su deseo apenas palpita en su mente desaparece. Recoge las manos sobre su regazo y piensa que su voz se escucharía escurrida y apretada por el desuso, consecuencia de días encerrado en su cuarto y de semanas largas sin que Kakashi apareciera demasiado en la casa más que para comer o dormir.

Se queda en su lugar y mira nuevamente a Kakashi correr entre los árboles. El otro chico lo está retando, con su voz aguda y escandalosa, y lo hace pensar en todo el tiempo que había pasado desde la última vez que se sintió así de vivo, la última vez que vio a Kakashi con las mejillas rojas y el tono agudo en su voz.

Debieron haber pasado años, o al menos así es como lo sintió luego de que su esposa se fuera y luego de que él fallara en la misión.

Ha pasado mucho tiempo.

Entonces, antes de todo eso, quizá no lo habría dudado, invocaría a sus perros y luego palmearía la cabeza de Kakashi y lo perseguiría también.

Ahora solo puede sentir frío en el aire, sobre el porche descuidado de su casa, con la promesa oscura de un pasillo largo detrás de él, lleno de pequeñas telarañas que frecuentemente ignoraba naciendo en las paredes.

Kakashi es fuerte, se ha hecho fuerte, al menos más que él considerando que Sakumo todavía parecía incapaz de asomar las narices afuera de su casa o de reír sin que su corazón doliera un poco.

Recoge las piernas cuando el sol gira lo suficiente para tocarlo, y sus ojos suben de nuevo cuando Kakashi vuelve a girar en el patio y salta a una de las ramas altas.

Por unos momentos el otro niño lo mira, sus ojos moviéndose entre él y Kakashi, frunciendo en un puchero porque no podía usar chakra y argumentaba que Kakashi estaba haciendo trampa.

El recuerdo polvoriento de una risa se atora en su pecho con un gesto burlón. Mueve las manos, sus piernas hacen amago una vez más de levantarse e incluirse, pero Kakashi salta del árbol sobre su amigo y ambos se aplastan, olvidándose rápidamente de él.

La sensación lo hace pensar en lo que dicen todos en la aldea sobre él. Sakumo no los odia, porque probablemente no se equivocan y está seguro de que lo mejor es dejar a su hijo tranquilo. Es joven, y también parece fuerte, capaz de levantarse de todas las cosas. Una... y otra vez.

Sakumo se levanta y les da la espalda. La puerta de su casa se siente dolorosa entre sus dedos cuando la gira y se escurre adentro de su casa.

No puede pensar ahora en unirse a Kakashi a jugar, no sinceramente al menos.

Detrás de él se oyen más gritos y risas, el reloj adentro camina como una oruga y Sakumo puede sentir el peso de su espada haciéndose grande en su costado, como si tuviera un pequeño animal revolviéndose en su interior.

El tiempo lo cura todo, piensa. El tiempo hizo que Kakashi volviera a sonreír y eso lo hace estar seguro de que sería lo suficientemente fuerte para hacerlo también después de que él mismo se fuera, después de que hiciera lo que había estado pensando, la idea que seguía haciéndose grande y espesa como una enorme promesa de poder escapar.

Sus ojos giran al calendario un momento, solo para verificar el día con un interés demasiado apagado e insípido, como ahora lucía todo él.

Primero de septiembre. Lee, sabiendo que faltaba poco para el cumpleaños de ambos, lo que hacía que su pensamiento se sintiera demasiado injusto, o quizá solo cruel.

Aun así, Sakumo acaricia el borde de la espada en su cinturón.

Hoy no. Prometió.

Todavía no.

Detrás de él, la voz de Kakashi suena alta al reírse.

Sólo una buena razón (Sakumo x Dai) [Sakumo Week 2020]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora