Epílogo "Hijo"

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Han pasado casi treinta años, y sin embargo, todavía dolía en algún lugar.

En realidad, no podía decir de donde venía el dolor. No dolía como cuando era niño, ni tampoco lloraba como lo hizo el día en el que fue su funeral.

Aun así, todavía dolía de alguna manera, en contra de los recuerdos que se habían hecho borrosos y las risas sofocadas, a pesar del resto de las pérdidas y el tiempo, a pesar de las cosas que también fueron buenas, todavía dolía en algún lugar.

Habían pasado casi treinta años y todavía se sentía como si hubiera sido el día anterior a ese cuando Gai llegó con el rostro enrojecido al campo de entrenamiento y le dijo en un grito que era el cumpleaños de su padre y que lo necesitaba de vuelta en casa para comer.

Entonces hubo un abrazo y una flor. Ahora había flores y una piedra.

El pequeño ramo de las flores silvestres se sacude cuando las deja en la superficie sólida y llena de polvo, enmugrecida por los años, con el pequeño garabato grabado que no dice nada más que unas líneas que fueron alguien alguna vez.

Gai suspira a su lado y baja las manos a los reposabrazos de su silla de ruedas cuando Kakashi acomoda las flores barriendo el nombre de su padre con los pétalos amarillos, del mismo tipo de flor que entonces le dio.

- Ahora nos tomamos un poco más de tiempo, Sakumo - Gai dice a la piedra, mirando el gran puño de flores en contraste con el gris del mármol, porque el día en el que fueron niños corrieron por el parque y solo pudieron recolectar una sola flor.

Las manos de Kakashi están manchadas con el polen de las flores y el verde de las hojas aplastadas como no lo estuvieron entonces. Fue un duro camino hasta ahí, largo, mientras pasaban a cortar con tiempo cada una de esas flores en el borde de la puerta de la aldea.

- Entonces tal vez habríamos podido traer más - sigue y recarga la espalda en la silla, rechinando el plástico detrás de él - Aunque creo que él estaba muy feliz de todos modos, ¡fue la primera vez que lo vi sonriendo!

Kakashi asiente, mirando fijamente el ramo de flores como si todavía pudiera ver la suave caída de los pétalos en el borde del cabello de su padre.

- Fue el último cumpleaños que estuvo con vida - la voz de Kakashi es plana y se arrastra, mirando a Gai.

- Sí - asiente, y sus manos raspan los tubos brillantes de la silla - También fue el último de mi padre.

Kakashi aprieta los labios suavemente, un gesto insignificante que se esconde detrás de su máscara como la única pequeña prueba de dolor.

Sus ojos vuelven a la piedra y el nombre de su padre lo mira en silencio. Es lejano ahora, como la lluvia que se iba lentamente entre los recovecos de la casa que tuvieron, o como el naranjo en el que Sakumo lo cargó y ambos jugaron. Se secó.

Es apenas tangible ese recuerdo ahora, borroso, junto a muchos otros, y Kakashi espera poder sentir la vieja sensación de rabia y dolor, pero las cosas lentamente también se han ido hasta que no queda nada allí que provoque algo más que una sensación nubosa de tranquilidad.

Han pasado tantos años y por primera vez en ese tiempo ha venido a ver la tumba de su padre en su cumpleaños. Tantos años que pasaron a su espalda, que lo hicieron evitar el cementerio cada día, que lo hicieron apartar la mirada porque había creído que estando de pie delante de su nombre no podría hacer más que llorar y sufrir. Pero ahora solo hay paz.

- Fueron buenos tiempos - Gai dice conversacionalmente, con la voz suave, recorriendo el nombre del que una vez fue héroe -. Creo que fue el mejor año año de mi infancia, jugamos tanto, ¡los cuatro!

Sólo una buena razón (Sakumo x Dai) [Sakumo Week 2020]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora