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- ¡Dazai! ¡Levántate! ¡Volverás llegar tarde! - grito el pelirrojo desde la entrada de la habitación, su novio no mostró el más mínimo indicio de querer despertar, simplemente se acurrucó aún más contra la almohada que abrazaba
Chuuya suspiro, a diferencia de Dazai, él siempre fue madrugador, lo cual siempre fue una molestia para Dazai. No pudo evitar recordar sus días como simples subordinados en la Port mafia, antes de que Dazai desertara. Solían discutir sobre que Dazai debía ser menos perezoso y Chuuya más comprensivo
Al final, terminaron con un trato que mantenían hasta el día de hoy, de lunes a viernes Chuuya lo despertaría a la hora que él abriera sus ojos y tenían que mínimo beber un café juntos. Aunque ese café no era suficiente, Dazai nunca comía bien, así que ese simple café solía convertirse en un gran desayuno, lleno de regaños de parte del pelirrojo, murmurando una y otra vez que debía cuidar de su salud y alimentación
Aun así, Chuuya podía quejarse, pero siempre lo dejaba dormir un poco más y en ese tiempo que sobraba, preparaba el desayuno, se arreglaba y a veces, solo cerraba sus ojos, recostándose al lado del castaño, distrayéndose con el suave latido del corazón de su novio
Por otro lado, los sábados y domingos eran distintos, en esos días Chuuya no tenía derecho alguno a despertarlo, siendo parte del trato que Dazai pudiera ser tan perezoso y mimoso como quisiera, así que, esos días el pelirrojo solía salir a correr por la bahía, en el camino siempre compraría el desayuno o cena en algún restaurante, y regresaría. Luego de una ducha, se recostaría al lado de su novio y leería un libro o revisaría documentos para el trabajo. Cuando Dazai despertara siempre fingiría estar enfadado por su flojera, pero terminarla por ceder ante las bromas del castaño por hacerlo sonreír
- Dazai, la última vez te quejaste de que no te desperté - espeto el pelirrojo apoyándose en el marco de la puerta - ¡Maldición! ¡Tengo una reunión con Neesan! ¡No puedo llegar tarde!
Se acercó con toda la intención de despertarlo, pero... en un último segundo de detuvo, Dazai se veía tan tranquilo, las últimas noches no había estado durmiendo muy bien, tenía grandes ojeras aun cuando llevaba horas durmiendo. Se sentó a su lado colocando levemente su mano sobre el cabello castaño, mimándolo mientras esté dormía
- Bien, pero solo por esta vez - susurro con un suspiro, de todos modos, Dazai había puesto la alarma ayer. Sonrojándose, se acercó al rostro de su novio besándolo levemente en los labios - Te amo - termino por susurrar con una pequeña sonrisa
- Te amo, Chuuya - el nombrado se sobresaltó ante eso, sonrojándose por ser descubierto notando en último momento que el castaño seguía dormido y solo hablaba entre sueños
- Hoy te tocará preparar la cena, bastardo - susurro con una leve sonrisa - Y si llegas tarde más te vale no llamarme por teléfono para quejarte, imbécil
Dazai suspiro entre sueños, removiéndose por un segundo, como si quisiera despertar, pero en cambio se abrazo aún más fuerte contra la almohada
