Parte única.

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|Se deben de aprovechar las oportunidades que te da la vida|

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Después de haber terminado sus tareas escolares ese domingo por la tarde, Gohan salió de su habitación para ir por un refrigerio ya que su madre aún no llegaba de las compras; había ido con Goten solamente porque su padre estaba trabajando en el huerto. Cuando estuvo finalmente en la sala, le llamó la atención sentir la presencia de su papá allí, por lo que lo buscó con la mirada por mera inercia. y sí, no tardó casi nada en hallarlo sentado en el piso con la espalda recargada en la parte inferior del sofá, comiendo pockys tranquilamente.


Se quedó unos momentos en su posición, solo observando a su padre comer lentamente aquel dulce, pareciendo casi que lo hacía de forma pausada a propósito. No pudo evitar sonrojarse levemente por lo que presenciaba ya que la escena parecía ser una combinación entre inocente y provocativa, aunque estaba más que consciente de que así él lo interpretaba solamente; Gokú solo comía por comer.

Gohan se sintió enfermo por temer esos pensamientos, empero, solamente sintió: no hizo nada desaparecerlos.

—¿Qué pasa, Gohan? —Preguntó con inocencia Gokú al notar la presencia de su hijo mayor detrás, terminando de darle la última mordida a su botana de la tarde mientras giraba su cabeza hacia la dirección de su primogénito.

—Emm..., n-nada, yo solo..., solo... —balbuceó torpemente el de mechón en la frente, desviando sus luceros a otro punto de la habitación, no pudiendo soportarle la mirada—, vine por agua —completó de manera ahogada al tanto que se dirigía a la cocina de manera tímida, aún sin alzar la vista—. ¿No se supone que debías estar cultivando? —Preguntó para intentar ahuyentar la propia tensión y nerviosismo que sentía.

Porque solamente él la sentía, Gokú estaba de lo más tranquilo.

—¡Ya terminé! —Respondió alegre el pelipalmera, tomando otro pocky de la cajita roja y metiéndoselo a la boca.

Gohan solo lo miró de reojo antes de adentrarse a su destino, sin agregar nada más. Cuando ya estuvo en la cocina, dio un suspiro pesado que denotaba un rotundo alivio, con la vista clavada en el suelo y su mano empuñada mientras notaba su pulso acelerado, demostrando así lo que sentía. Se quedó así unos instantes, hundido en sus pensamientos, regañándose internamente por cómo había visto a su padre; ¡claramente esos no eran pensamientos que un hijo debía tener por su progenitor! ¡Él era su papá, quien aportó para que fuera concebido! Volvió a exhalar aire por su boca para alzar finalmente su mentón, con un sentimiento de culpabilidad en su pecho.

No era la primera vez que le sucedía algo así, ya venía pasándole desde que el mayor se había reincorporado a la familia, tras haber derrotado a Majin Boo y ser revivido, y cada vez le preocupaba más el hecho de que estaba dejando de ver a su padre como eso, como su padre.

Tratando de no darle vueltas a ese asunto e ignorar todo ese tumulto de sensaciones nada puritanas en su ser —como lo hacía desde que inició aquello—, abrió el refrigerador un poco más brusco de lo que hubiera querido y sacó un galón de jugo de naranja, procediendo a servirse en un vaso de cristal de manera un tanto ida, con sus luceros clavados en la pared. Aunque intentara de pensar en eso, siempre terminaba haciéndolo.
Terminó de llenar el pequeño contenedor y guardó el jugo en su lugar, volviendo a sumergirse en sus divagaciones de manera involuntaria: desde que su padre había llegado, nada había sido normal para él; en varias ocasiones, Gokú intentaba acercársele y charlar como antes, como cuando él apenas venía entrenado en la adolescencia, pero Gohan terminaba por encontrar una excusa y huir, dejando confuso a su padre.

𝐏𝐨𝐜𝐤𝐲 |GohɑnxGoku| [Drαɢoɴ Bαll] (Oɴe-ѕнoт)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora