Capítulo 2

136 8 0
                                    

Capítulo 2

 -¿No vas a decir nada?- Agatha me hacía señas.

-¡D-Disculpa por haber causado proble...!

-¡Ha ha ha ha!- la risa de Fabricio me interrumpió- Es una chica muy enérgica~

-¡Lo es, lo es!- Agatha se emocionaba hablando de mí.

-¿Y hace mucho que te mudaste aquí?

-N-no... Vine ayer.

-Josué y yo pintamos su cuarto~

-¿En serio? ¿Puedo verlo?- preguntó con una sonrisa.

-¡Claro!- Agatha se me había adelantado- Por mientras, iré a preparar la cena.

Y se fue a la cocina dejándonos atrás... Momento incómodo.

-¿No me vas a enseñar?- preguntaba como un niño curioso.

-E-es por aquí...

Lo guié hasta mi cuarto y abrí la puerta.

-¡Es genial! Mi hermano nunca fue bueno en estas cosas, así que me imagino que Agatha lo hizo todo.

-...

Lo miré rápidamente de arriba abajo, de izquierda a derecha. Nuevamente confirmé que se parecía a mi tío Josué pero muchísimo más joven y, aunque me era molesto admitirlo otra vez, era apuesto. Tal vez no pasaba de los treinta... Quizás hasta tendría 25 años.

-Escúcheme...- sus ojos me atraparon.

-¡...!

-No vuelva a ir a lugares para adultos.

-¿Eh?

-Una niña de tu edad sólo se debe concentrar en el colegio.

-¿Colegio?

-¿No tiene 15 años?

-¡P-Por supuesto que no!

-¿Tiene menos?- se asustó.

-¡Tengo 22 años y estoy en la universidad!

-Ahhhhhh, vaya. Es que parecía de esa edad.- y sonrió.

-En... ¡E-en cualquier caso, puedes dejar de hablarme de manera formal!

-¿Cómo?

-¡Apuesto que me llevas tan sólo unos 3 años!

-Hahahahahaha.- rió de manera muy agradable- No seas generosa con un viejo como yo.

-¿Viejo?

-¡Exacto! Soy mucho mayor que tú- y me dio palmaditas en la cabeza.

De alguna manera, el tacto suave que tenía conmigo me hacía sentir extraña.

-¿P-pero cuántos años tienes?

-¡Eso es un s-e-c-r-e-t-o!- y me guiñó el ojo.

-Pero...

-Oh, seguían aquí- Agatha entraba- ¿Te quedas a cenar, Fabri?

-No quiero causar molestias...

-¡Qué dices! No es ninguna molestia~

-De ser así, estaré encantado.

-¡Bien! Iré a servir entonces. Vayan a lavarse las manos.

-Me sigues tratando como un niño- rió.

¿Cómo podía ser "tan viejo" si irradiaba energía como un joven? Empezaba a sentir que definitivamente ese hombre escondía algo.

Cuando estuve a punto de salir, Fabricio me detuvo del brazo.

-¡...!

-Ni se te ocurra decirle la verdad a Agatha.- susurró.

-¿Eh?- estaba confundida- ¿A-A qué te refieres?

-Le dije que estabas celebrando con tus amigas y que a penas tomaste un poco, te mareaste.

-Pero eso no es...

-Si le decía lo sucedido, ya no te daría permiso para nada.

-Ya veo... G-gracias.

-¡No hay de qué! Estoy salvando tu vida social~ -y volvió a guiñarme un ojo.

No saber su edad me estaba sacando de quicio. En la cena no dejaba de pensar en eso y a veces lo miraba sin que mis tíos se dieran cuenta.

-Hace tiempo que no cenábamos juntos- Josué parecía feliz.

-Es cierto- Agatha también lo estaba- A pesar de que vivimos cerca, no nos visitas.

-Ya, vale. No me estén regañando- bromeaba.

-¿Viven cerca?- decidí interrumpir. Si quería obtener información, éste era el momento.

-Oh, sí- me respondió Josué- Vive a dos cuadras de este complejo de apartamentos, por...

-Por algún lado- interrumpió Fabricio- La curiosidad mató al gato- y sonrió.

-Por cierto, ¿cómo va el trabajo?- Agatha cambió de tema.

-¡Un dolor de cabeza!- se cogió la cara con las manos.

-¿Ocurrió algo malo?

-¡La escritora, la escritora!- Fabricio se quejaba.

-¿Tan mala es?

-Tiene muchas fallas de ortografía y coherencia... ¡No sé cómo puede escribir libros!

-¡¿E-Es un editor?!- me emocioné tanto que golpeé la mesa. Ahora todos me miraban.

-Síp- respondió de manera infantil mientras sonreía.

A ese hombre le encantaba sonreír.

-¿Tú quieres ser editora, Amy?- Agatha me sonrió.

-¡Escritora y mi propia editora! Eso quiero ser...

-Wow~ -Agatha y Josué se maravillaban.

-Interesante- Fabricio me observaba con la cabeza apoyada en sus manos.

-Traeré un poco de vino para celebrar- dijo Agatha y se levantó.

Fabricio seguía mirándome y yo no sabía qué hacer. De repente, vio la hora y se paró de inmediato.

-Disculpa las molestias, Agatha, Josué.

-¿Ya te vas?- respondieron apenados.

-Tengo trabajo que terminar. Podemos tomar en otra ocasión, ¿vale?

-Está bien~

Y se fue, dejando mis dudas pendientes y una agenda pequeña en el piso que, sin que se dieran cuenta, recogí para revisarla cuidadosamente en mi cuarto.

-Acá debe haber algo escrito...

Me dispuse a mirar hoja por hoja de atrás hacia delante pero no veía más que fechas marcadas de eventos y algunos cumpleaños. De repente se me ocurrió buscar el día de mi cumpleaños.

-28 de febrero, 28 de febrero... -De pronto, dejé caer la agenda.

Obviamente era una coincidencia pero igual estaba sorprendida de que ese día estuviera marcado con un corazón dibujado.

-¿A-Acaso será el día de su cumpleaños también? ¿O el de su novia? ¿O el de... su esposa?

Sin duda, estas interrogantes, esta curiosidad y este hombre traerían un caos a mi vida.

El Sr. editor y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora