-¡Amy!- gritaba Ágatha desde lejos- ¡Amy! ¿Aún estás durmiendo?
-...
-¿Amy?
La verdad no había dormido nada de nada. Estaba tan impactada que apenas me había movido de la cama.
En mi cabeza giraba esa escena una y otra vez, atormentándome a cada minuto. ¿Por qué no me fui rápido? ¿Por qué entré sin permiso? ¿Por qué tuve que aceptar el favor?
Y mientras más seguía preguntándome, la sensación de sus labios volvía a mí...
-N-No puedo... Debo alejarme de aquí. -Y me alisté tan rápido como pude para ir a la universidad.
-¡Ah! Amy~ -Ágatha se asomó desde la cocina.
-¡T-Tía!
-¿Pasa algo?
-¡N-No! No en realidad...
-Ya veo.- y me lanzó una mirada de arriba hacia abajo- Luces un poco extraña. ¿Segura que no pasa nada?
-¡S-Segurísima!
-Entonces, desayuna.
-H-Hoy tengo que llegar unos minutos más temprano... ¿Puedo llevármelo?
-Vale. -se acercó a mí mientras metía mi emparedado, una manzana y una botellita con yogurt en una bolsa- Que tengas un buen día~
Salí corriendo del apartamento porque todo ahí me hacía recordarlo. Cuando ya había salido de la puerta principal empecé a caminar a paso tortuga mientras sacaba la manzana.
Estaba dura. Me gustaban las manzanas así a diferencia de las cosas suaves como los labios de...
Me detuve y me di una rápida cachetada sin que nadie me viera.
-¡Ahhhhh! -renegaba- ¡Así nunca podré despejar mi mente!- y lancé la manzana tan fuerte... que fue a parar a la cabeza de un hombre.
-¡Oye, niña! ¿Fuiste tú?
-¡...!
-¡Contéstame, niña grosera!- y se acercó a mí tan rápido que no me dejó tiempo de pensar bien.
-Y-Yo... Yo...
-Fue mi culpa- se oía una voz masculina detrás de mí.
-¡¿Y qué?! ¿No se piensa disculpar?
-Lo sentimos mucho- y con su mano empujó suavemente mi cabeza hacia abajo.
-Tsk. Debería cuidar bien a su hermanita.- y se alejó después de unos minutos.
Para ese momento, yo ya sabía de quién se trataba... Mis piernas no se podían mover.
-Estuvo cerca, ¿no?- Fabricio rió.
-¡...!
-Hey, ¿andas por aquí?
-S-Sí -casi susurré.
-Ah, cierto. Gracias por llevarme la comida ayer.
-¡¿L-Lo recuerda?!- giré y me encontré con sus ojos sorprendidos.
-¿Eh? -parecía confundido- Sí, Ágatha me lo dijo.
-¡¿O-O sea que no recuerda n-nada?!
-No realmente... Espera. ¿Pasó algo?
-¡...!
-¿De verdad pasó algo?- cogía su cabeza- No logro recordar...
-N-Nada... ¿No pasó nada...?
ESTÁS LEYENDO
El Sr. editor y yo
RomantizmAmy es una chica de pueblo vivaz y decidida. Con tan sólo 22 años deja atrás a su familia y amigos para seguir sus sueños: ser escritora. Por lo que viaja a la capital para poder estudiar. Allí, Amy comenzará una nueva vida gracias al alojamiento de...