Capítulo 5

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La luna brilla de manera intensa y el viento sopla enredando mi cabello. Desde el cobertizo las luces de la ciudad parecen luciérnagas moribundas fundiéndose entre la espesa niebla. Cuánto más habrá que esperar? Las horas siguen escapándose mientras que el sueño aún no aparece… el frío se adhiere a mi cuerpo y me pregunto si acaso es el reflejo de mi propio interior inerte.

Trato de olvidar que el sol volverá a asomarse en unas cuantas horas para iniciar un día perfectamente idéntico al de ayer y al de antes de ese. Al final todo lo que queda es el tiempo. Un maldito recaudador que toma lo que más aprecias a cambio de un puñado de segundos de vida. Debería mantenerme al margen. Simplemente dejar que el destino tuviese el camino libre para acabar con aquellos que no han tenido tanta suerte. Ese se supone que es el curso natural de las cosas.

Pero cuando no hay mucho que perder… no hay que tener miedo a arriesgar.

- Kris? – Cerró la puerta de la habitación de Peach y me miró con recelo.

- Sólo date prisa y no lo molestes tanto.

No alcancé a responderle. Simplemente siguió su camino sin voltear. Hasta que lo perdí de vista, su paso apresurado nunca dejó de ser elegante y altivo. Esa era una de las cosas que más me llamaba la atención de él. A pesar de ser un dolor en el trasero poseía cualidades que me hacían catalogarlo como un chico con clase y hasta con potencial de chico flor… hasta que ponías en consideración sus malas pulgas.    

-Buenos días! Te traje tu comida… Y un pequeño soborno -susurré- No me delates o tendré problemas luego.

Sus ojos me encontraron desde el fondo de la habitación. La tinta negra escurría por su brazo mientras que pequeñas gotas espesas se deslizaban y caían al suelo. La pared ya no daba abasto para más trazados; sin embargo, él siempre encontraba un lugar en donde seguir garabateando.

Ciertamente desconocía el significado de esos símbolos. Parecían haber sido cuidadosamente plasmados sobre el tapiz mohoso. Pero qué clase de significado podían tener si venían de los más recóndito de la mente de un interno? Tendría sentido?

-Dibujando otra vez? Deberías venir y echarle un vistazo a esto.

Su rostro se iluminó y se acercó con cuidado

-Deberías comer más. Casi no tocas el estofado… y no te culpo, es realmente asqueroso. Por eso te traje algo extra.

Del bolsillo de mi delantal sustraje un paquete de galletas con chispas de chocolate.

- Todas tuyas. Un poco de chocolate te hará feliz.

Él no se movió. Era como si de pronto no me reconociera. -No es como si hubiésemos interactuado mucho-, pero el vacío en ese momento era abismante. Como si se encontrara a mil metros de mí y jamás pudiese alcanzarle. No recordaba haber tenido jamás  la apremiante necesidad de romper el contacto visual con alguien a excepción de ahora. Sus ojos se asemejaban a dos témpanos helados a los que había quedado adherida.

Tan expuesta y vulnerable ante una maraña de pensamientos probablemente sicóticos.

Este no era mi lugar. Lo más sensato sería huir. Pero huir de qué? Hacia dónde? Por qué?

Si no tienes hambre, puedes comer luego… eh… a lo mejor no te gustan las galletas... o si? ...parpadea dos veces si no te gustan -No hubo respuesta por parte de él. Hice un mohin- bueno...tal vez necesites limpiar tu mano en privado… si quieres… en fin... yo ya me voy…- Pasé junto a él y deposité las galletas junto al resto de la comida y salí de allí. Seguir con mi trabajo me ayudaría a disipar las malas vibras y me mantendría más despejada. Detestaba la tensión que me hacía sentir el lugar o quien sabe… tal vez el culpable era el muchacho.

La cara de Yixing en medio de la oscuridad del pasillo me acogió. El alivio fue inmediato. No había mejor bálsamo que su fraternal sonrisa ante situaciones de estrés como las que vivía a diario.

- También tienes asignada esta área?- preguntó frunciendo el entrecejo.

- Sí. Es sólo una habitación asi que no hay mucho problema -sonreí.

- Quién lo diría!… ya eres toda una adulta responsable -me estrechó en una abrazo reconfortante mientras acariciaba mi espalda con una de sus manos.- No me gusta nada que merodees por estos lados pero supongo que harás bien tu trabajo.

- Por supuesto.

- Ah! Casi lo olvido… algo apesta allá atrás. Deberías ir a echar un vistazo –guiñó su ojo- Suerte pequeña.-revolvió mi cabello con dulzura-

Me preparaba para protestar, pero YiXing siguió su camino y entró en la habitación de Peach cerrando la puerta tras él.

De pie en la soledad del corredor me di ánimos para seguir con el resto de mis tareas. Después de todo, trabajo es trabajo.

Efectivamente algo parecía estarse pudriendo.

 A esta hora el hedor que provenía de la habitación 83 se había expandido hasta llegar al pabellón adyacente. Con toda la determinación que me quedaba, abrí la puerta temiendo encontrar algo desagradable. Frente a mí, un anciano se encontraba sobre su cama abrazando sus rodillas contra su pecho. Su condición no era buena en absoluto. Su rostro carecía de color, temblaba y sollozaba en silencio. Me acerqué con intención de socorrerlo, pero él se alejaba de mí.

- No me haga daño! –trataba de protegerse cubriéndose con uno de sus brazos- No tengo lo que necesita… déjeme en paz!

- Jamás le haría daño. Por favor recuéstese. Necesito asearlo –intenté calmarlo, pero fue inútil- Buscaré a Kris para que le traiga su medicina.

- Vete! Vete! -gritaba-... nos atrapará a todos!

- No pierda la calma. –caminé hacia él con la esperanza de que me escuchara- Está seguro… nadie le hará daño. Recuéstese por favor.

-Ya lo tiene! –siguió gritando- nos atrapará a todos! A mí ya me tiene –lloraba-

Lo sujeté por las muñecas, pero siguió forcejeando para que lo liberara.

- Nos atrapará a todos!... está escrito!... huye de él! Huye si puedes! Te engañará!

- De qué habla? Por favor tranquilícese! -El anciano estaba completamente fuera de sí y ya no tenía fuerzas para seguir conteniéndolo.

- Él lo sabe todo! Él lo ve todo! Él lo controla todo! … Su sonrisa… Huye! Es tarde para mí…

La puerta se abrió de par en par y Kris entró al pequeño cuarto. Tomó mi brazo y me jaló sacándome de allí.

Los gritos del anciano seguían adentro.

Qué haces?-traté de soltarme- Él me necesita!

- Yo me encargo de esto. El tipo está loco… Tu vete…- sin decir más, volvió a ingresar a la habitación mientras preparaba una alta dosis de sedante. Su cara seria dejaba en claro que no debía interferir a menos que quisiera problemas. Uno más que añadir a la lista… haría eso la diferencia?

La paranoia de aquel hombre sería contagiosa? Sus ojos reflejaban verdadero terror… como si de verdad estuviese viviendo cada frase que pronunciaba. Verlo luchar con Kris como si tratara de salvar su vida y llorar como si supiera que no tenía como ganar, me hacía valorar cada instante de cordura, porque en el fondo, una parte de mi era consciente de que ocuparía uno de esos cuartos.

Porque tal vez, en un mundo paralelo las palabras de aquel hombre se convertirían en los dichos de mi boca… y al fin y al cabo, en mi realidad.

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⏰ Última actualización: Jan 11, 2015 ⏰

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