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Sacó la llave que guardaba dentro del bolsillo delantero de su mochila una vez estuvo frente a la puerta blanca, escrutando esta con detenimiento y llegando a la conclusión de que un color azul cielo se le vería mucho mejor.

De hecho, se le antojaba todo el departamento de su color favorito.

El problema era que no vivía sólo, debía conversarlo con cierta personita molesta que le sacaba de sus casillas cada tanto podía. Y eso era a cada minuto mientras estuvieran juntos en casa.

Caminó hasta la cocina en busca de uno de sus adorados jugos verdes que se esforzaba en preparar cada mañana, agradecía a las deidades que sólo para él eran de agrado pues cierta personita se comía todo lo que hallaba en la nevera y despensa.

No lo hacía tanto desde que Jeongguk colocó laxante en una de sus batidas de fresa y cierta personita se mudó en el baño por todo el día.

Sin embargo le importó poco o se le olvidó rápido porque a la semana siguiente la despensa de casi un mes estaba vacía en una semana.

Rió despacio recordando aquel día mientras se dirigía hasta su habitación para sacar sus pertenencias de la mochila y acomodarlas en su lugar, tan entretenido que pasó de largo por cierta personita en su cama.

Estaba durmiendo en su cam...

¡¿Jimin dormía en su cama?!

Abrió los ojos cuando su garganta se sintió seca, su pecho doliendo y entonces tosió, en busca de oxígeno y para su sorpresa se espantó más por los grandes ojos mirándole fijo, tan cerca de su rostro.

— ¿Qué..? ¡Quítate Jeon!

Jeongguk estaba encima suyo.

Tapando su flujo de aire mientras con dos dedos apretaba su pequeña nariz.

Era... Tierno.

— ¿Qué haces en mi cama? — Jeongguk quitó sus dedos, sentándose sobre sus talones, observándole con el rostro serio.

Demasiado tierno pero...

— ¡Querías matarme! — Jimin se apoyó en sus antebrazos, no pudiendo levantarse gracias al cuerpo encima suyo.

— Ya lo habría hecho hace mucho de haber sido así, idiota.

Jimin cayó nueva vez sobre su espalda, sus brazos relajados a cada costado.

—Te pregunté qué haces en mi cama, tienes la tuya y... Oh Park, si te atreviste a meter a alguien aquí te arrancaré las bo...

— Tranquila fiera, dormía y nada más, sólo yo. Sólo, solín, solito.

Jeongguk rodó los ojos, no le gustaba la idea de que alguien usurpara su espacio sagrado sin su permiso. Aunque, no le desagradaba tanto la idea de oler su perfume esa noche en la almohada.

— ¿Puedes ya salir de mi habitación?

— Lo haría si no estuvieras sentado sobre minimi.

Jeongguk frunció sus cejas más cuando su mente logró descifrar las palabras, sus mejillas se tiñeron ferozmente de un bonito color salmón. Salió de su regazo tan rápido cómo pudo y se encerró en el baño.

¿Qué le pasaba? ¿Por qué reaccionaba así sólo con él?

Lo sabía, siempre lo supo pero aún no lograba entenderse a si mismo. Joder, llevaban mucho viviendo juntos.

— Arréglate, nos iremos a las 8:30 — Jimin le dijo desde su sitio aún en la cama. Eran tan suaves las telas que cubrían aquel colchón, no quería pararse pero, el deber llamaba.
— Aunque no tienes que hacer mucho esfuerzo — murmuró la última frase y con ella salió de allí, cerrando la puerta tras de sí.

Activo... ¡¿Tú?! 🌺Jikook/Kookmin🌺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora