Un Amor Persuasivo ✦ Yoonnie/Yonnie ✦ Adaptación

Capítulo Once

«Si se te derrite el helado, es porque estás comiendo muy despacio»
—El Diario de Kelly

El lunes era para Jennie como un día de sensaciones encontradas. Por una parte era su día libre (gracias al cielo), por lo que no tenía que pasarse horas de pie y sonriendo. El lado negativo era que se trataba del día que dedicaba a pagar facturas.

Sentada en la mesa del improvisado despacho que se había montado en un dormitorio de la casa que en otro tiempo había sido el de la niñera, podía imaginarse que aquellas eran las cuentas de su propio negocio. Durante una hora a la semana, mientras repasaba la contabilidad, planeaba los menús para la semana y hacía la lista de la compra, se desconectaba por completo del resto del mundo.

Aquel lunes, gracias a Ki Bum, tenía más cosas de las que encargarse una vez que terminó con todo lo relativo a la casa. Debía leer los mensajes y cancelar los encargos. No había tiempo para soñar.

—¿Ki Bum? —contestó la voz de un hombre en la primera llamada que respondió— ¿Dónde te has metido?

—No soy Ki Bum. Me llamo Kim Ruby Jane —empezó explicando Jennie—, y estoy respondiendo a un mensaje que dejaron en su móvil, ¿con quién hablo?

—Seo Changbin. De JYP Ent. —respondió el hombre con impaciencia—. Dígale a Ki Bum que necesito la camioneta para mañana. Tenemos que filmar unas escenas exteriores y hay que aprovechar el tiempo.

—Lo siento, señor Seo. Ki Bum ha tenido que ausentarse y no podrá acudir.

—¿Qué quiere decir eso? ¿Quién es usted?

—Kim Ruby Jane —dijo de nuevo.

—¿Y qué es? ¿Su esposa, su hija...?

—Su sobrina —supuestamente.

—Veamos, Ruby Jane, te lo voy a explicar en pocas palabras. Tu tío firmó un contrato con mi productora. Incluso aceptó un adelanto.

—Pero él no está aquí —insistió Jennie, tratando de mantener la calma.

—¿Se llevó la camioneta?

—No, pero...

—¿Cuál es el problema entonces? Lo que ha contratado la productora ha sido la camioneta, un conductor y los helados. Así que asegúrate de que esté en Upper Haughton mañana a las ocho en punto de la mañana.

—Pero no lo entiende...

—No, guapa, eres tú la que no lo entiende. Si no está allí a esa hora, Ki Bum tendrá que correr con los gastos que ocasione el tener que buscar otra camioneta que la sustituya.

Jennie sintió que se le revolvía el estómago.

—¿Gastos?

—El equipo de la película, los actores y, si cambia el tiempo...

¿Actores? ¿En qué demonios la había metido Ki Bum?

—No se preocupe —se apresuró a decir—. Estaré allí.

—No llegue tarde.

Era la primera llamada y ya había tenido que aguantar que la amenazaran. Y que la llamaran "guapa" cuando ni siquiera la habían visto tampoco le era usual.

Y aún quedaban decenas de mensajes.

Consiguió llegar al baño antes de vomitar, después se sentó en el suelo, con la cabeza apoyada en las rodillas y sin poder dejar de temblar.

—¿Jen...?

Levantó la mirada y, al ver el miedo reflejado en el rostro de su abuela, recuperó la compostura.

—Estoy bien, abuela.

—¿De verdad?

—Sí —aseguró mientras se ponía de pie, incluso logró sonreír—. Creo que me ha sentado mal algo que he comido, pero ya estoy mejor.

Ahora solo estaba enfadada. Muy enfadada.

Enfadada con Yoongi, que la había hipnotizado con sus hermosos ojos. Consigo misma por haberse dejado cautivar y por haberse puesto a darle explicaciones de por qué no confiaba en él, cuando tenía todo el derecho del mundo a dudar; de hecho debería haber confiado en su instinto en lugar de haber dejado que la compasión, o quizá el deseo, ganara la batalla. Debía de ser una debilidad genética.

Estuvo casi una hora devolviendo llamadas y revisando la agenda de los siguientes dos meses. Una vez hubo terminado, se encontró con una lista de fechas, lugares y nombres de más de una docena de personas de las que Ki Bum ya había recibido dinero, personas que habían contratado la camioneta, y con las que no podía cancelar.

Había siete fiestas de cumpleaños, no todas infantiles, unas bodas de plata, una despedida de soltera, una fiesta de empresa, otra de jubilación y la productora de cine.

Muy divertido, sobre todo porque iba a tener que arreglárselas para poder hacer todo aquello sin faltar a trabajar.

Ki Bum lo había planeado todo. Había aceptado todos aquellos adelantos para pagar el boleto de avión y había puesto la camioneta a nombre de su abuela... que era el mismo suyo.

El caso era que, como siempre, Jennie tendría que hacerle frente a todo.