Capítulo Nueve

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«Todo el mundo tiene un precio, el mío es el helado»
—El Diario de Kelly

—Te pareces a tu abuelo.

—¿Yo? —Jennie hizo una mueca— Estoy. segura de que lo has dicho con buena intención, pero si lo hubieras conocido sabrías que no es ningún piropo.

—Lo que quería decir es que eres la responsable de todo, la que se encarga del dinero y cuida de todo y de todos.

Jennie cerró los ojos, recordando el día en que se habían llevado los cuadros de la casa, las joyas de la bisabuela (porque las de su abuela ya se las había llevado Jae Duk), los muebles antiguos, la porcelana y la plata de la familia. Todo lo que tuviera algo de valor, con lo que habrían podido saldar las deudas.

En realidad tenían suerte de haber tenido tantas cosas, pero eso no era lo que habían sentido entonces, cuando todo el mundo dejaba de hablar en el momento en el que entraban en la oficina de correos para recoger la prestación que se les había concedido para la manutención de las niñas, ni cuando su abuela se había metido en la cama y había pasado días hablando sola.

Aquella ayuda del estado era lo único que habían recibido hasta que Jennie renunció a la plaza que tenía en la universidad y había empezado a trabajar en la cocina del Neutral Grounds.

Ahora sabía que los servicios sociales la habrían ayudado, pero entonces no había querido siquiera consultar su caso por miedo a que creyeran que su abuela no estaba capacitada para hacerse cargo de las niñas y se hubieran llevado a Yeeun y a Soyeon.

—Yo no elegí hacerme cargo de todas esas responsabilidades, Yoongi.

—Lo sé —hizo una pausa—. Escucha, olvídate de todo esto —dijo, la apretó contra sí—. Yo me quedaré con Kelly hasta que Ki Bum vuelva y me encargaré de lo del sábado.

Jennie se echó hacia atrás para mirarlo de frente.

—¿Estás diciendo que después de todo no me necesitabas?

No, eso no era lo que estaba diciendo. El tenerla tan cerca le había hecho sentir la necesidad más básica, que no tenía nada que ver con helados y, si no la soltaba de inmediato, ella también se daría cuenta.

Pero Yoongi sabía perfectamente que no era más que una atracción fugaz. Ese era el único tipo de relaciones que él tenía con las mujeres. Sintiera lo que sintiera su cuerpo, su cabeza sabía que Jennie no era el tipo de mujer que mantendría una aventura sin ataduras ni compromiso alguno. Y Yoongi no quería romperle el corazón después de todo lo que había sufrido ya en su corta vida.

—El que te necesita es Ki Bum —dijo—. Pero tienes razón, ¿por qué habrías de hacer semejante favor a un hombre que no conoces? Un hombre nunca ha hecho nada por ti.

—Es un misterio —dijo ella—. Tan inexplicable como que haya decidido pedirnos ayuda después de treinta años de silencio... ¿a ti se te ocurre alguna explicación?

—No, pero no soy ningún especialista en el mundo de la familia.

—Yo tampoco, lo único que sé es que, sea como sea la familia que se tiene, debemos cuidarla, hay que quererlos y velar por ellos hagan lo que hagan.

Y ese era el motivo por el que Yoongi debía alejarse de ella cuanto antes. Nada más verla se había dado cuenta de la importancia que le daba a la familia, a todo lo que él, que no creía en nada ni en nadie, despreciaba.

—Igualita que tu abuelo —insistió mientras su cabeza le decía que apartara las manos de ella.

—Puede ser, ¿qué tal el bichito?

Un Amor Persuasivo ✦ Yoonnie/Yonnie ✦ Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora