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"Opossite"
un frustrado gemido salió de los labios de Raeyim cuando se vio en un espejo con su enorme vestido de novia puesto, las lágrimas estaban acumuladas en sus ojos, pero no quería derramarlas luego de aquellas largas horas sentadas en aquella incómoda silla, diría que se encontraba completamente perfecta. Bien peinada, bien maquillada y vestida como una verdadera princesa, pero lo único malo es que no se casaría con la persona que amaba y eso era lo que la estaba destruyendo internamente, aquel matrimonio con Jung Subin era solamente por convivencia de familia; ninguno de los dos estaba de acuerdo, pero por aquel maltrato psicológico que ambos recibían de sus propias familias era por lo que ambos terminaron aceptando.
La hora pasó rápidamente y Raeyim observaba apenada a toda la gente que la rodeaba al caminar por medio de la iglesia, afirmándose del brazo de su padre y observando a Subin que tenía la misma cara de afligido que ella, observó entre la multitud y se encontró con su grupo de amigos pero el amor de su vida no se encontraba entre medio sobresaliendo como siempre, al observar al otro lado pudo notar al grupo de amigos de Subin pero tampoco encontró a la chica la cual hacía que el futuro novio suspirara; al quedar frente al chico, afirmó su mano para poder subir las escaleras y escuchar todo el discurso que decía aquel padre frente a ellos, la gente diría que las miradas que se daban eran de emoción pura y amor, pero por dentro los dos querían llorar de la rabia y la tristeza al verse frente a sí mismo. Ninguno estaba atento a lo que el hombre mayor les decía, pero al escuchar sus propios nombres decidieron asentir y aceptar.
─el que esté en contra de este matrimonio que hable ahora o calle para siempre─ Raeyim al escucharlo de aquella forma, rogaba con su vida a que alguien fuese con ella.
Pero el sonido de una puerta siendo golpeada hizo que todas las vistas se fueran hacía el sonido, por lo que ambos novios se dieron vuelta para observar a Mingyu disculpándose rápidamente ante aquel ensordecedor sonido de la puerta y Yoona quien era la novia de Subin bastante apenada y avergonzada por la forma en la que habían intentado detener aquella boda.
─Yo me opongo─ dijeron al unísono los dos chicos recién llegados, Raeyim sintió un nudo en su garganta al verlo bien vestido.
Pero se preocupó cuando ambos padres de familia se levantaron de sus asientos, pero Subin sin soltarla de la mano la hizo correr hasta la puerta para poder ambos arrancarse con sus amores, pero al ver que dos autos se encontraban Raeyim y Subin se dieron un enorme pero corto abrazo antes de subirse a sus respectivos autos, marchándose con rapidez de la iglesia y viendo como ambas familias maldecían al cielo al ver como los dos autos desaparecen por caminos diferentes, volvió su vista a su piloto quien soltaba pequeñas risitas que habían conmocionado a la menor. Por lo que se puso a llorar al tener a la persona que mas amaba junto a ella.
Mingyu detuvo el auto en plena carretera para poder abrazar a Raeyim, debía admitir que haber detenido la boda había sido bastante emocionante ya que no quería dejar ir a su chica de aquella forma, pero al verla asustada en aquel estrado hizo que su cuerpo temblara por completo pensando que había llegado tarde, pero al ver a sus amigos empezando a hacer señas para que dejara de disculparse lo hizo salir de aquel trance; dejar pequeños besos en su cabeza para luego tomarla de las mejillas para poder secar aquellas lágrimas acumuladas, Mingyu solo le dejo un beso en los labios que hizo que Raeyim riera.
─ me prometí a mi mismo no dejarte ir, Yoona me ayudo bastante ya que estábamos en la misma situación. ─ la menor rió un poco y se alejó suavemente de él.
