Día 1

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Ambos sabían a lo que se enfrentaban cuando decidieron seguir adelante juntos

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Ambos sabían a lo que se enfrentaban cuando decidieron seguir adelante juntos.

Ninguno imaginó que fuera tan difícil.

Pero confiaban ciegamente en el otro, eso era lo importante, el tiempo separados se deshacía como cenizas en el viento cada vez que interactuaban, como si la pantalla sólo fuera una ventana, una delgada cortina que les impedía tocarse.

La voluntad y la perseverancia fueron claves en todo momento para lograrlo.

"Las relaciones a distancia son para valientes" escuchaban decir a sus espaldas.

Y es que nadie te enseña como avanzar con ello.

Cuando el mundo parece ponerse en tu contra, cuando los horarios acaparan todo tu tiempo, cuando el otro está ocupado o quizás durmiendo, cuando la duda te ataca y llena de inseguridades tu mente.

Pero cada nuevo día, era una nueva posibilidad.

Cada mensaje, cada llamada, cada foto, cada anécdota los mantenía unidos.

Casi como si no estuvieran a miles de kilómetros de distancia.

¡Y aunque la vida me cueste, llorona, no dejaré de quererte! —cantaba en español uno de sus mejores amigos casi recostado en la mesa justo antes de volver a tomar otro trago de tequila.

—Así pareces más mexicano que estadounidense Leo —comentó otro de cabello negro, con unas fichas de dominó en la mano, intentando tomar ventaja sobre el mencionado en el juego de mesa.

—Cállate, Jota Jota —replicó el castaño antes de ocultar sus fichas.

—¡Ya deja de hablar en español! 

A veces Otabek se preguntaba si en serio esos chicos que discutían insignificancia, compartían licor y juegos de mesa en la madrugada en realidad eran aquellos rivales con los que competía por una medalla de oro.

Mas sin importar que inmaduros podían parecer en ocasiones, ellos eran los mejores amigos que podría pedir.

Fueron ellos los que le impulsaron a hablarle a Yuri de cualquier modo.

—¡Otabek dile a Leo que se calle! —gritó el canadiense mientras se tapaba los oídos.

—¡No dejaré de quererteeee! —siguió cantando el castaño, ignorándolo.

No negaba que era agotador ser la voz de la razón la mayoría de las veces.

Decidió tomarse un descanso un segundo e ignorar a los otros hasta que dejaran de comportarse como niños.

Tomó su celular y se levantó de la mesa para ir a tomar aire al balcón del departamento.

La noche estaba algo húmeda, la densa niebla se hacía presente, dejando como pequeñas luciérnagas al alumbrado público.

𝐄𝐯𝐞𝐫𝐲 𝐃𝐚𝐲 𝐖𝐢𝐭𝐡 𝐘𝐨𝐮 [Otayuri WEEK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora