1

1K 89 8
                                    

Pov. Narrador:

Tras una larga ausencia Hades había vuelto al infierno después de desparecer por un buen tiempo, lo primero que hizo al volver fue reunir nuevamente a los 108 espectros, cosa difícil ya que al haber sido asesinados en batalla, estos no podían Salir del Inframundo, mas por otra parte Pandora, Los tres jueces y los dioses gemelos podían permanecer fuera del mundo de los muertos, mas sus poderes eran algo limitados por el momento.

Tras volver a la vida a la mayoría de sus sirvientes, el Dios del Inframundo había vuelto para planear la revancha, sin embargo... Al mismo tiempo que planeaba su venganza, en su interior comenzaba a sentir una extraña sensación como si algo le molestara cada vez que pensaba en volver a destruir la tierra, hasta que pudo recordar aquello que le inquietaba...

Se trataba del recuerdo de aquel chico que había detenido a Athena en los campos Elíseos, ya que aún después de haber visto el peligro que representaba, tanto para la diosa por la que luchaba, como para la humanidad. Gracias a ello, comenzó a cuestionarse lo que él mismo había pensado respecto a la humanidad, pues aquel acto tan noble, le había hecho ver, que los humanos muchas veces podían ser seres horribles, capaces de arruinar todo lo que tuviesen a su alcance, pero algunos de ellos podían ser diferentes, algo que le dio la impresión de que podían ser capaces de cambiar...

En ese momento el dios del inframundo sonrió, pues tenía un plan que pondría fin a aquella rivalidad que prevalecía desde la era mitologíca, fue entonces que se puso de pie de su trono, para luego mirar a Pandora.

Hades: - Pandora... -

Dijo con un tono de voz serio que demostraba autoridad.

Pandora: - Diga mi señor... -

Hades: - Llama a los tres  Jueces... Requiero su presencia ahora mismo...

Pandora : - Por su puesto, mi señor... Iré por ello... -

La dama se retiró, volviendo más tarde acompañada por los tres sirvientes más poderosos que poseían.

Pandora: - Listo, mi señor... Tal y como usted me a ordenado... Los jueces están aquí... -

Hades: - Muchas gracias... -

Miró a los presentes, los cuales de arrodillaron ante el.

Hades: - Mis queridos Jueces... Se que a pasado mucho tiempo después de que casi afrontarámos la derrota contra los caballeros de Athenea... Pero hay algo que debo pedirles que hagan... De esa forma finalmente podremos llegar a un acuerdo... -

Minos: - ¿Que es lo que desea, mi  señor?... -

Hades: - Necesito que vayan al santuario y me traigan información sobre lo ocurrido en este, durante el tiempo en el que hemos estado ausentes... -

Los tres asintieron al mismo tiempo que se levantaban.

Aiacos: - Así será... No lo defraudaremos... -

Rathamantys: - Confíe en nosotros... Sabe que no se va a arrepentir... -

Minos: - Nada nos detendrá en esta misión... Téngalo por seguro... -

Cerró los ojos para luego esbozar una leve sonrisa, al oír las respuestas de sus fieles soldados.

Hades: - Muchas gracias... Espero que así sean... Ahora vayan... -

Solamente observó como era que los jueces partían del lugar, rumbo al santuario, esperando con ansias saber que ocurrió en su ausencia y que fue del joven Shun de Andromeda, pues el sabía que las cosas cambiarían a partir de ese momento...

Pasó un mes durante el cual Hades no supo nada de sus jueces, algo que comenzaba a inquietarle, hasta que finalmente estos volvieron a su lugar en el inframundo, al volver inmediatamente informaron a su señor sobre la terrible noticia.

Al parecer durante el tiempo en que estuvieron ausentes, el santuario había cambiado radicalmente, pues la seguridad del santuario había aumentado considerablemente, algo que hizo tardar a los jueces, quienes esperaron pacientemente el momento justo para poder adentrarse en el lugar.

Eso no era todo, pues habían oído el rumor de una traición hacía el santuario, por parte del Santo mas puro de todo el santuario, se decía que aquel chico había sido castigado con toda la irá de Athena, teniendo el mismo destino que una de sus sacerdotisas, otras versiones decían que había sido asesinado por ella, pero la mayoría estaban de acuerdo en algo y era en que aquel santo no había vuelto a ser visto jamas...

Al oír eso Hades sonrió, pues le había dado gracia saber lo crédulos que podían ser algunos de los guardias atenienses.

Hades: - Con que el caballero de Andromeda está muerto... Patético... De ser así su alma se encontraría gozando en este lugar... -

En ese momento los jueces no pudieron evitar sentir temor, al igual que Pandora, pues a pesar de verlo sonriente, ellos sabían que estaba furioso por verlos llegar con las manos vacías, y sin información alguna sobre el paradero del chico.

Hades: - Se que ese muchacho sigue con vida... Y debe estar en alguna parte de ese santuario... -

La chica de cabellera oscura se acercó mirando a su "hermano" con preocupación, para luego tomar sus manos con delicadeza y mirarlo a los ojos.

Pandora: -Pero... Mi señor... Ya a escuchado a los tres jueces... Nadie sería capaz de acercarse lo suficiente al santuario como para averiguarlo... Únicamente los propios santos de Athena serían capaces de adentrarse en ese lugar... -

Al oírla una gran idea vino a su mente, sin embargo, sabía que la cosa no sería tan fácil, pero debía de intentarlo si es que quería volver a ver al caballero de Andromeda nuevamente.

Hades: - Tal vez hay una cosa que podríamos hacer... -

En ese momento el cosmos de Hades comenzó a elevarse de forma descomunal, haciendo temblar la tierra.

Pandora: - Mi señor... ¿Que es lo que hará?... -

Solo notó como era que el mayor esbozaba una sonrisa para luego responderle de forma serena.

Hades: - Ya lo verás Pandora... -

Poco a poco el cosmos de Hades se elevaba mientras poco a poco 12 figuras oscuras comenzaban a formarse a su alrededor.

Por otra parte, en el santuario volvían a sentir el fuerte cosmos del rey del Inframundo, esto alarmó a Saori, quien rápidamente dio la orden de ponerse alerta, pues la revancha de aquella guerra santa estaba por comenzar.

*1: Comienza la revancha*

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora