2. Estúpido es una mala palabra

7 0 0
                                    

Mentiría si les dijera que no me divierte ver a papá ser regañado por mamá, me divierte y mucho.

— La comida esta servida desde hace 15 minutos ¡Podrías dejar ese mugre juego y sentarte a comer!

— Cinco minutitos más

— ¡No Toño! — azotó la mano contra la mesa — ¡Yo parí tres hijos, no cuatro!

Escuche clarito como papá murmuraba "mandona" y me reí  tanto que se me salio un pedo cuando ella le tiro la sopa encima. Angelo me acompaño en las risas pero Cristián lloró porque el caldo cayo sobre su control y se echó a perder.

Luego de bañarse y por fin sentarse a comer, papá le pidió a mamá que lo perdonara, todos veíamos la tele sentados en el sillón.

— Por favor entiende Roxy bebé — la tomo de las manos — estuve practicando durante semanas para vencer a nuestro hijo en ese juego.

— Y aun así no lo logró — agregó Cristian.

— No era necesario tu comentario pero lo ignorare como la persona adulta que soy.

Mama suspiro y acepto las disculpas de mi pobre padre.

— Ya que terminaron de arreglar su problema yo me voy — anuncie tomando mi mochila.

— ¡Epa! Para tu carro — me freno mamá — ¿con permiso de quien?

— Mi papi me dijo que si.

Ella lo miro.

— En mi defensa estaba con la mente en el juego — el hizo un movimiento de basketball.

Mama negó riendo.

— ¿Y a dónde iras?

— A casa del Mario, el profesor barriga nos dio chance de entregar el proyecto mañana.

— Mmm. . . okey, cuidate.

— Adiosito.

Salí casi corriendo de la casa, antes de que cambiará de opinión. Saque mi celular y le marqué a Micaela, me contesto casi en seguida.

Alohawaii.

Que onda ¿ya llegaste?

— Ehh. . . ¿llegar a dónde? — quise darle un sape.

— Al castillo de diamantes — respondí con sarcasmo — ¿A donde mas bruta? A casita de Mario.

— Es broma Lucre, ya estoy aquí, aunque preferiría mil veces estar en el castillo de diamantes.

— ¡Oye! — la voz de mi mejor amigo se escuchó en el fondo — ni podrías invocarlo porque cantas de la chingada.

Silencio ser sin talento.

— Ya estoy afuera, abran — colgué.

La puerta se abrió y Teresa, la mamá de Mario, me saludo con una sonrisa.

— Hola Ariel — entre a la casa — que gustazo verte.

— Lo mismo digo Tere — beso mi mejilla — ¿vas de salida?

— Si, tengo que arreglar unas cosas en el ayuntamiento, te quedas en tu casa.

Se fue tan rápido que ni le pude decir adiós.

Fui a la cocina y de la alacena tome una bolsa de animalitos, Mario era consciente de cuanto me encantaban y tenía como cuatro bolsas en su cocina. Nos conocimos en el kinder, su mama me cuidaba después de la escuela cuando la mía no podía ir a buscarme, y desde siempre hemos sido inseparables, casi nunca peleábamos porque considerábamos que era una perdida de tiempo. Lo amo mucho, no en forma romántica claro, lo amo como un hermano, uno muy gracioso que juega videojuegos y come sopitas ramen conmigo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 02, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Puedes Llamarme ArielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora