11. Acuario y bailes bajo las estrellas

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La decoración en casa de Cindy termino y decidimos que con el dinero de ese trabajo haríamos el viaje de un par de horas a otra ciudad a ver el anhelado acuario de mi lista. Scott había pasado una semana muy cansada entrevistando personas para el puesto, al final contrato a un hombre joven un poco mayor que nosotros, alto y bastante fornido, creía que era el más apto ya que necesitaba tener bastante fuerza para poder bajar a Bill por las escaleras, además, Bill dijo que se sentiría mucho más a gusto si era un hombre ya que lo vería como un amigo.

Al final, se habían vuelto a fines, Bill le cayó de inmediato bien ese chico ya que era alegre y jovial. Scott en cambio no le cayó del todo bien, no porque fuera mala persona, sino porque según él me había mirado mucho, yo solo había virado los ojos y le ignore, no había sido así, pero sus celos así lo habían visto. Ahora mismo estamos en casa de Bill y Scott, habíamos venido a despedirnos y además ver que todo estuviera bien, Scott a mi lado, se veía enfadado mientras el chico, de nombre Tegan, nos explicaba todo lo que harían ese fin de semana Bill y el. Yo pensaba que más que celoso de la mirada de Teagan en mí, cosa que no es real, Scott estaba celoso de que alguien estuviera con su padre, ya que siempre habían sido ellos dos. Y yo.

-bien, el sábado le daré un paseo, uno corto, para que vea la naturaleza- termino de decir Teagan, quien no le despegaba la mirada a Scott. Estaba muy segura de que se había dado cuenta de la mirada desafiante de Scott y el no daría su brazo a torcer en una buena batalla de miradas. Al final fue Teagan quien cedió ya que Bill lo llamo. Ya nos habíamos despedido de Bill y cuando ya nos íbamos él nos intercepto para asegurarnos que todo estaría bien y que cuidaría de Bill como si fuera su padre, eso termino por enfadar a Scott quien se retuvo de darle un buen puñetazo por el llamado del mismo Bill.

-adiós- me despedí y Teagan asintió. Salimos de la casa y caminamos hasta el garaje, entramos en la camioneta de Bill y mire a Scott, un poco enfadada pero también con comprensión. Yo también estaría celosa si mis padres estuvieran vivos y alguien me dijera algo como lo que le dijo Teagan. Ya le bastaba con que tuviera que compartir su padre conmigo.

-oye- este me miro y se veía como en sus ojos intentaba retener sus lágrimas. Ahora, con su camisa negra ceñida al cuerpo y todo lo demás negro, pero sus ojos así no lo hacían ver tan rudos. Si no indefenso -que quiero- le solté y este me miro y me dio un gran abrazo, soltó un par de lágrimas y luego respiro hondo, estaba volviendo a ser el mismo.

-solo necesitaba un minuto de vulnerabilidad- dijo y yo asentí. A veces yo también sentía esa imperativas ganas de llorar. Luego la vida volvía a ser un poco más brillante.

-está bien, puedes llorar y ser vulnerable el tiempo que quieras conmigo- le dije y este me miro agradecido. Me dio un beso y arranco la camioneta. Tomados de la mano emprendimos ese viaje hacia una ciudad vecina por mis ganas de ir a un acuario. Scott y Bill siempre me acostumbraron a complacerme, aunque yo siempre suelo ser reciproca, no me gusta recibir sin dar nada a cambio.

-entonces, veo veo- solté y el rio.

-que ves? - yo comencé a buscar que demonios iba a decirle y vi un lunar hermoso en su mejilla cerca de su nariz, era sexy.

-algo de color crema- dije y este rio, comenzó a buscar y yo supe que jamás lo encontraría a menos que bajara un espejo y se fijara en su rostro, cosa que no haría.

-mm, el tronco de los árboles- yo negué.

-es crema amor, no marrón- dije y este rio, paso su mano por mi cara y luego volvió a mirar el camino.

-eso? -

-que? -

-eso de allí- señalo algo, pero yo no veía nada que no fuera césped y árboles.

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