La chica

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La pasajera desconocida era una mujer veinteañera, de pelo y pestañas largas, delgada y de buen porte, como mi mujer.

Despertó asustada, como si hubiera despertado de una pesadilla. Me preguntó quién era, qué quería con ella y qué había pasado. Le pedí que se calmara, que respirara profundo y que me escuchara.

Cuando lo hizo y entendió todo, se echó a reír y hubo un momento en que los dos reíamos sin parar.

- ¡Pero qué bruta soy! -decía entre carcajadas.¡Qué bruta!

Se llamaba Andrea y trabajaba en la misma empresa de mi mujer, aunque dijo no conocerla. Su novio tenía un carro muy parecido al mío y se subió como hacía todos los días, sin fijarse en detalles. También había tenido una semana muy cansada en el trabajo. Su casa me quedaba en el camino, así que decidimos que ya que estábamos en el tráfico yo pasaría dejándola. Resultó ser una mujer simpática. Los dos coincidimos en que la situación era cómica. Llamó a su novio y le dijo que una amiga le había dado jalón y había aprovechado. El novio se molestó porque la estaba esperando frente al edificio de donde yo la había recogido. La había llamado varias veces pero ella no había contestado. Tenía su celular en su bolsa y en vibrador.

La pasajera desconocidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora